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8 Diciembre 2010
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FRONTERA CRÓNICA
Campeonato
JRM Ávila

En 1986, tras conseguir el primer campeonato de futbol el equipo de Monterrey, don Mele dijo: “Yo estaba seguro que mi Dios no me llevaría sin antes ver campeones a mis Rayados”; mientras que el Abuelo Cruz, a propósito de que por poco no ganaban el campeonato declaró: “Sentí que le estábamos fallando a Dios”. En 2010, las reacciones de los jugadores y de la afición no son tan diferentes. Por un lado, Jonathan Orozco asegura: "No hay como el sabor del triunfo"; por otro, Basanta tras anotar el segundo tanto, afirma: “Es un gol de la final que nunca voy a olvidar en mi vida”. Y para completar el cuadro, no falta quien proponga a Suazo para gobernador y a Vucetich para presidente.

Por el mismo tenor, Jorge Urdiales, Presidente del Club, no oculta su entusiasmo cuando dice: “Yo siempre pensé que teníamos que lograr campeonatos, pero la verdad nunca me imaginé que se fueran a ganar en este periodo, afortunadamente la primera nos llegó pronto, al año y medio, luego se nos negó sobre la del 2005, por las razones que todos conocen. Lo que queremos es mantener un gran nivel del plantel y del club en la parte comercial y administrativa, en la parte de los jóvenes y Fuerzas Básicas”. No puede negarse que el señor está en lo suyo y habla a partir de los logros deportivos del equipo.

Podemos notar que, aunque las declaraciones de 1986 rayaban en lo religioso, en las de los actuales jugadores, aficionados y directivos se deja entrever que gozan casi de una experiencia religiosa. ¿Qué sigue de esto? Al parecer todos coinciden en que hay que tomar un merecido descanso, aunque una cosa digan y otra hagan. Porque tanto aficionados como institución se aprestan a participar en los festejos por el logro. Pero eso, puedo asegurarlo, es parte del descanso, olvidar la tensión que implica jugar a nivel de campeonato.

Sin embargo, como dice el tango, “el músculo duerme, la ambición trabaja”. Si no me lo creen, basta con escuchar las declaraciones de José González Ornelas: “Esperamos iniciar la construcción del nuevo estadio, esperamos que en dos o tres meses ya podamos iniciarlo. Nos faltan algunos trámites que cubrir y creemos que no habrá motivo por el cual no se pueda iniciar en breve el estadio. Y si Dios quiere, en tres años más estaremos estrenando una nueva casa rayada. Un proyecto como este siempre tiene sus dificultades y más porque lo queremos hacer en un lugar que nos traerá un gran beneficio para toda la ciudad”.

Pero más adelante, el Consejero Delegado del Club Monterrey declara algo digno de Pinocho: “Queremos cuidar toda la parte ecológica, que es parte del entorno que estaría alrededor del estadio, pero creo que finalmente lo podremos sacar adelante. Tenemos que presentar un estudio técnico, de impacto. Ya está listo y estaremos buscando presentarlo en los próximos meses. Ojalá y podamos hacerlo esta misma semana, pero vamos a terminar lo que estamos concluyendo el día de hoy y luego seguimos con el siguiente asunto. Se llama manifiesto impacto ambiental y está especificado, el cual ya lo tenemos terminado y estamos en proceso de entregarlo en los próximos días a las autoridades”.

Después de oír estas declaraciones me inquieta lo siguiente: ¿Ser campeón da derecho a construir un nuevo estadio aunque se pase por encima del ambiente? ¿Ser campeón pone en tu bolsa al Congreso y al Gobierno del Estado o será que tú has puesto algo en su bolsa para que permitan un atropello ecológico llamado estadio rayado? ¿Ser campeón gana la voluntad de Dios para que se haga la voluntad de un grupo que se la ha pasado usufructuando lo ajeno desde que surgió? ¿Ser campeón da argumentos para convencer a la gente de que el pero no está en el estadio, sino en el entorno que se atravesó para construirlo? ¿Ser campeón te faculta para falsear datos en un documento a sabiendas de que las autoridades harán como que lo leen para darle luz verde al fraude de un estadio que todo tiene, menos ser una mejora para la comunidad?

En fin, digamos enhorabuena por un campeonato deportivo bien ganado; pero digamos también enhoramala por la manipulación que la ambición trabaja con este campeonato.

 

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