691 16 Diciembre 2010 |
ANÁLISIS A FONDO ¿Cueva de ladrones? El Vaticano ha negado las acusaciones de lavado de dinero, tituló su despacho del miércoles la BBC de Londres, al dar cuenta de que la “Justicia” italiana ha acusado nuevamente a la banca, conocida como el Instituto para las Obras Religiosas, de violar intencionalmente las regulaciones europeas para prevenir el blanqueo de dinero sucio. El pasado septiembre, las autoridades romanas incautaron alrededor de 23 millones de euros como parte de las investigaciones y centran su atención en dos transacciones específicas en las que, según documentos de la fiscalía, hubo "intención de ocultar la identidad del propietario y el origen del dinero". El escándalo no podía llegar en peor momento para Benedicto XVI, cuyo pontificado se ha visto ensombrecido por las denuncias de abusos sexuales de prominentes jerarcas católicos, y el “estado” del Vaticano ha negado insistentemente las acusaciones sobre lavado de dinero, atribuyendo cualquier "malentendido" a posibles errores contables. Pero la historia ha probado que la “Santa Sede” siempre parece darles el control de sus finanzas a individuos que no son muy capaces o, en todo caso, el banco no parece poner mucha atención a la procedencia o destino del dinero. Como le dijo a la BBC el analista político italiano, Gianfranco Pasquino, no es la primera vez que el banco del Vaticano enfrenta denuncias de este tipo. (Hubo, recuerdo yo, en el pasado broncas en el llamado “Banco del Espíritu Santo). Y Pasquino lo recuerda mejor: En la década de los 80, el banco del Vaticano estuvo involucrado en una serie de escándalos también sobre blanqueo de dinero. Entonces, incluso, un asesor financiero del Vaticano presuntamente se suicidó en prisión y otro apareció ahorcado, colgado del puente de Blackfriars, en Londres. "En general ha habido un respeto por la inmunidad jurídica del Vaticano, pero este año ha habido varios ejemplos de cómo los Estados están respetando mucho menos esa inmunidad y comienzan a investigar a la institución", destacó. La Iglesia Católica parece cada vez más vulnerable. Ahí están las investigaciones de la justicia de Bélgica, que a mediados de año incluyeron el allanamiento policial a la sede del arzobispado en ese país. El problema es que la Iglesia ha perdido credibilidad; se sospecha de ella, y muchos exigen que haya más intervención en sus asuntos. De todas formas, la investigación de la justicia italiana sobre presunto lavado de dinero ha puesto nuevamente en jaque al Vaticano y constituye, además, otro trago amargo para la feligresía, que ve en ésta y otras acusaciones una prueba de que la Iglesia Católica es perseguida. http://analisisafondo.blogspot.com/
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