Alternativas al capitalismo
Alejandro Heredia
Monterrey.- La realidad, al presentarse adversa, nos da una inmejorable oportunidad para escudriñar nuevas o antiguas ideas con las cuales poder salir avante de los apuros contemporáneos. El discurso de la victoria sin ambages del capitalismo de mercado, cada día se pone más en tela de juicio, y da un mayor hálito al libro Producir para vivir –Los caminos de la producción no capitalista– (Fondo de Cultura Económica, 2011), coordinado por el intelectual altermundista Boaventura de Sousa Santos, quien se desempeña como director del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coimbra.
Al encontrarnos en el momento más implosivo del capitalismo ficción (Verdú), en donde la economía real se haya carente de asideros y de ideas, viene muy bien la lectura del libro anteriormente citado, por la clara exposición de cada uno de los casos que en diferentes partes del mundo han demostrado la viabilidad de una globalización contrahegemónica.
Resistencia, la cual advierte Santos, no es nueva y viene manifestándose desde la lucha de los campesinos ingleses contra la reclutación forzosa de trabajadores de las empresas protocapitalistas hasta las más cercanas manifestaciones de los pueblos indígenas y organizaciones obreras, por las perniciosas y especulativas condiciones del mercado global.
Una de las alternativas ante la desigualdad y la sociabilidad empobrecida que deja tras de sí el mercado del capital, es la creación y consolidación de empresas cooperativas. Las primeras de esta estirpe aparecieron en Inglaterra para 1826, como reacción al empobrecimiento del campesinado, mientras tanto en Francia, alrededor de 1823, también se constituyó una cooperativa, influidas por el pensamiento de Charles Fourier y Michel Proudhon.
En Producir para vivir, Paul Singer, de Brasil, nos habla del funcionamiento de la economía solidaria en ese país, y analiza cuatro casos de experiencias cooperativas: “la transformación de una fábrica de zapatos al borde de la bancarrota en una cooperativa de trabajadores en Sao Paolo, la creación de una asociación nacional de cooperativas del sector metalúrgico, la autogestión económica colectiva en los asentamientos del Movimiento de los Sin Tierra (MST), y un conjunto de iniciativas emprendidas por la Iglesia católica brasileña, ONG y universidades; para promover la creación de cooperativas de todo tipo en los sectores populares durante la década de los noventa”.
En cambio Harsh Sethi, examina la forma en cómo las ideas de autonomía e identidad cultural en la India, inspiradas en la filosofía gandhiana de swadeshi, pueden contraponerse a la globalización neoliberal. En el capítulo de Heinz Klug se estudia una institución creada por el gobierno sudafricano en 1996 para permitir que las comunidades rurales marginadas tuviesen acceso a la tierra, y pudieran producir colectivamente, en el contexto de la reforma agraria.
Mientras tanto Zander Navarro, descubre el origen del MST en Brasil, y hace un balance de sus realizaciones a lo largo de dos décadas de existencia. Del mismo modo Horacio Martins de Carvalho, destaca el número de asentamientos efectuados por el MST, y lo atribuye a “la formación de una identidad de valores entre los miembros del movimiento”.
También participan en el libro Joao Marcos Lopes, quien también estudia al MST; César Rodríguez (Colombia), Sharit Bhowmik (India), Teresa Cruz e Silva (Mozambique) y Alberto Melo (Portugal); quienes presentan estudios de caso sobre asociaciones y cooperativas en sus respectivos países.
Santos, Boaventura de Sousa, coord. Producir para vivir. Los caminos de la producción no capitalista /comp. de Boaventura de Sousa Santos; trad. de Eliseo Rosales, Mario Morales. México : FCE, 2011; 406 p.; 23 x 17 cm -( Colec. Sociología). Título original: Produzir para viver; os caminhos da produçao nao capitalista
ISBN 978-607-16-0539-9.
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