ANÁLISIS A FONDO
Falso debate
Francisco Gómez Maza
Nadie votó contra la vida, ni a favor del aborto
Sólo a favor o en contra de la constitucionalidad
Ciudad de México.- Los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) cerraron ayer un nuevo capítulo del cuestionado asunto, no del aborto sino de la facultad de los estados de la federación mexicana para legislar en asuntos que atañen a la nación entera.
El pleno de la máxima instancia del poder judicial no logró los 8 votos requeridos para invalidar la reforma que el Congreso local del estado noroccidental de Baja California le hizo a la Constitución estatal, concretamente al artículo 7.
Ese artículo penaliza el aborto, al “proteger la vida desde el momento de la concepción” y otorgar a no nato todos los derechos de una persona. Por tanto, el mandato seguirá vigente.
Muchos creen que los ministros votaron o a favor y en contra del aborto. No. Votaron la constitucionalidad de la reforma. Es decir, si los diputados del congreso local de una entidad federativa tienen o no facultad para reformar la constitución local.
La constitucionalidad de la reforma obtuvo la minoría de los votos.
En la sesión de ayer de la SCJN, en contra de la propuesta para invalidar la reforma constitucional bajacaliforniana votaron los ministros Salvador Aguirre, Margarita Luna, Guillermo Ortiz y Jorge Mario Pardo.
Por la inconstitucionalidad de la reforma se manifestaron los ministros José Ramón Cossío, Sergio Valls, Arturo Zaldívar, Olga Sánchez Cordero, Luis María Aguilar, Fernando Franco y Juan Silva Meza.
O sea que siete ministros votaron por la inconstitucionalidad y cuatro a favor. Por un pelito de rana flaca ganan los que estiman que un congreso local no está facultado para reformar la constitución.
Para que la reforma fuera rechazada no era suficiente la mayoría. Se necesitaban 8 votos de once que están comprometidos en el pleno de la Suprema Corte, de acuerdo con la normatividad del máximo tribunal de la nación.
Por tanto, el artículo 7 de la Constitución Política del estado de Baja California seguirá vigente. Es decir, que seguirá penalizándose el aborto.
Pero nadie, ningún ministro votó el aborto. Lo aclaró perfectamente el mismo ministro Fernando Franco: “nadie ha estado por el aborto en ninguna de las veces que hemos tocado este tema”.
Lo que fue materia de controversia en el pleno fue la competencia del estado federado para hacerlo en la forma y términos en que lo hizo. No se trata de la penalización o no del aborto, aunque la propuesta de Franco recoja criterios que adoptó el pleno de la SCJN en la acción de inconstitucionalidad respecto de la penalización de la interrupción del embarazo en el Distrito Federal.
El proyecto de Franco no minimiza o desconoce el valor de la vida del no nacido, ni que pueda ser considerado como cosa, o se haya hecho referencia a él en sentido peyorativo, sino que no tiene el reconocimiento de persona en un sentido constitucional estricto.
Otro tanto argumentó el ministro Zaldívar, que votó por la inconstitucionalidad de la reforma: “”todos estamos a favor de la vida. Yo no he escuchado a ninguno de mis compañeros que digan que están en contra de la vida”. Pero el tema divide y polariza a la sociedad en todo el mundo, pues se mezclan ideologías, creencias e insuficiente información científica.
Es obvio que la reforma de Baja California es clara y abiertamente inconstitucional, que no se salva ni siquiera con una interpretación conforme”, como lo aclaró Zaldívar. No por algo siete ministros votaron en contra de ella. La inmensa mayoría. 7 a 4. Los estados son autónomos, no soberanos. Por tanto, tienen que respetar los mandatos que establece la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la cual los obliga en todo momento a respetar los derechos humanos que ella contiene, así como los tratados internacionales.
“Establecer el derecho absoluto a la vida, como lo plantea la reforma, implica avasallar, desconocer, eliminar los derechos humanos de las mujeres, y esto me parece que es algo que un tribunal constitucional no puede avalar”. Así de contundente.
Y más: “Yo estoy a favor de la vida de todos, de la vida digna, de la vida en libertad; también a favor de los derechos de las mujeres y de la dignidad de las mujeres. Criminalizar a la mujer, sobre todo a la mujer más pobre, no es la solución; es profundamente injusto, profundamente inmoral y profundamente inconstitucional”. Así de fuerte. Así de terminante. Difícil argumentar en contra.
Pero que quede claro: los ministros no votaron ni a favor ni en contra del aborto.
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