HABÍA UNA VEZ
Mafias financieras
Everardo Hernández Medrano
atamoros, Tamaulipas.- Ayer comentamos en este espacio cómo algunas poderosas mafias disfrazadas de respetables empresas calificadoras de riesgos se han apoderado de los marcados financieros y son en sí un grave riesgo a las economías mundiales, destruyendo países, monedas, empleos, instituciones y provocando un caos como el que han predicho los escritores de cuentos de ciencia ficción sobre la tentación de crear un gobierno mundial y millones de esclavos.
En México ya lo hemos padecido muchas veces, cada vez que el país está saliendo de alguna crisis y su emergente clase media avanzando en un mejor modo de vida, con empresas sanas, comercio en equilibrio y precios y salarios competitivos, ¡zaz! Llega el golpe certero que anuncia desde Nueva York una devaluación, una baja en la calificación crediticia y otra vez millones de mexicanos pierden sus casas, autos, ahorros y empleos. No es nada nuevo.
Pero desafortunadamente, estamos tan inmersos en nuestros pequeños pleitos domésticos por la “democracia” que nos enviaron de Wall Street, la pequeñez de nuestras elites políticas que ni siquiera saben leer un libro, que seguimos a merced de esos perversos mecanismos financieros que nos endilgaron junto con la globalización de nuestra economía con el TLC salinista, a padecer esas crisis en total indefensión.
Lo más desalentador es que nuestros políticos disfrazados de economistas o viceversa, están tan ocupados en sus pequeñas disputas por el poder que el presidente Calderón ya lleva cinco años con su guerra contra la delincuencia sin mover un ápice su discurso, los legisladores tan ocupados en sus intereses de grupo y de partidos, que no se percatan de la amenaza que se cierne sobre nuestras maltrecha y endeble economía.
La crisis europea que nos amenaza
Marco Tronchetti lo gritó a los cuatro vientos en las televisiones de EE UU al conocerse la noticia: "Podrían haber escogido otro día". La crítica del consejero delegado de Pirelli reflejaba el repudio generalizado hacia el trabajo de Standard & Poor's (S&P), que vuelve a tomar cuerpo con su última amenaza a 15 de los 17 países del euro, incluidos los seis que gozan de la nota triple A. Hace pocos meses, erró su cálculo de la deuda de EE UU en dos billones
La agencia de calificación ya dio la nota hace un mes, cuando "por error" emitió un comunicado en el que anunciaba que privaba la deuda soberana de Francia del máximo grado de solvencia. Fue lo que sí hizo en agosto con EE UU, acción que le colocó en el centro de los ataques políticos, incluido del propio presidente Barack Obama, que no cejó en torpedear su análisis.
Llovía sobre mojado. Standard & Poor's, como Moody's y Fitch, las agencias de calificación más potentes en un negocio capaz de hacer temblar a las mayores economías del mundo, están en el centro de la crisis financiera por haber dado la máxima nota crediticia a activos hipotecarios insolventes. Colapso que tampoco anticiparon en el caso de la eléctrica Enron, del que acaba de cumplirse una década.
Su modelo de trabajo fue cuestionado por las distintas investigaciones que en Estados Unidos examinaron las causas que llevaron a la Gran Recesión. Y ahora, como cuando afloró el fraude contable que arrampló con los inversores de la empresa eléctrica, se les acusó de poner los intereses de la firma y las ganancias por delante del de los inversores; del que arriesga.
Las tres firmas emprendieron cambios, en base a las nuevas reglas que rigen el sistema financiero tras el descalabro de Lehman Brothers, que tampoco anticiparon. Pero los "errores técnicos" en el análisis de Standard & Poor's volvieron a aflorar en su decisión sobre Estados Unidos, en forma de dos billones de dólares en el cálculo de la deuda, lo que llevó al regulador bursátil a examinarla de nuevo.
En plena tempestad por el recorte a EE UU, los propietarios de la agencia de calificación, el conglomerado de información McGraw-Hill, anunció el pasado mes de septiembre que Deven Sharma dejaba la presidencia. En su lugar puso a Douglas Peterson, ex director de operaciones de Citibank, con la misión de intentar recomponer la imagen de la agencia de calificación y las relaciones con Washington.
El error de Standard & Poor's anunciando accidentalmente a algunos de sus clientes que sacaba también a Francia del exclusivo club de triple A fue calificado en Europa de "muy serio" y sirvió para calentar más el debate que busca reforzar las reglas de transparencia que se aplican a estas firmas, pero sobre todo para hacerlas responsable de una concatenación de fallos que no cesa.
Y todo esto sucede mientras, como señaló Marco Tronchetti, el mercado está dominado por una volatilidad extrema y cualquier elemento negativo puede echar al traste el camino avanzado. Es lo que dijo el comisario europeo Michel Barnier al exigir a la agencia de calificación un mayor ejercicio de disciplina y de sentido de la responsabilidad. Barnier habló entonces de sanciones.
A pesar de los fallos que cometieron Standard & Poor's, Moody's y Fitch en el pasado a la hora de manejar los conflictos de interés, el examen del regulador en Estados Unidos a las 10 firmas que se reparten el negocio de la calificación del riesgo no descubrió "deficiencias materiales". Y Washington está teniendo muy difícil probar que cometieron alguna irregularidad al poner nota a las hipotecas basura.
Flagrantes errores y un intenso pulso con los gobiernos a ambas orillas del Atlántico, que podrían acabar por quitar privilegios a las tres firmas que se supone protegen al que arriesga. Hasta el punto de que la Reserva Federal quiere que las agencias de supervisión financiera en Estados Unidos no dependan sólo de su análisis. Pero quitarles poder se está mostrando complicado, por la variedad de reglas existente en las dos orillas del Atlántico.
Criticada por el momento, Standard & Poor's anunció su última amenaza a los países de la zona euro: a pocos días de que comience una cumbre decisiva para salvar la unidad del euro, la agencia de calificación ha procedido a poner también en supervisión negativa (la triple A), que otorga al fondo europeo creado para rescatar a los países en dificultad por la crisis de la deuda soberana.
La extorsión
Es, explica la firma que pone nota al riesgo, la consecución lógica a su advertencia de anoche a 15 países de la eurozona, incluidos Alemania, Francia y otros cuatro países que gozan de la máxima calificación crediticia. En una nota, S&P habla de la posibilidad de una rebaja de uno o dos escalones en la nota que otorga al mecanismo de estabilidad, salvo que se adopten medidas para apuntalar el crédito.
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