A mí nunca me contaron que los niños vienen de París, porque en mi entorno París era una cafetería donde trabajaba el tío Lázaro. Y cuando escuché que las cigüeñas los transportaban, ni siquiera sabía qué diablos era una cigüeña. Conocía las grullas, con sus vuelos geométricos, porque en el otoño surcaban los cielos de Victoria. Ver completa
La primera y única vez que leí una novela de Corín Tellado me quedé muy intrigada y no precisamente por su trama, sino porque no pude leer el final. Yo tendría unos siete años y durante la semana recolectaba periódico viejo de mis vecinos y el sábado por la mañana lo iba a vender con Félix, el señor que atendía el puesto de reciclaje. Ver completa
Le dicen La Flaca, La Chaparra. En el Flamingos ella se dedica a atender las mesas. Trae las cubetas con cerveza Indio bien heladas. Se sienta contigo a charlar de sus penas. A veces sólo escucha y bebe más rápido, como si llevara prisa en cada uno de sus tragos. Ver completa
Sucios del cuerpo, limpios del alma,
van dando traspiés por el mundo
entre la ruina y el llanto. Ver completa
Camino por la calle sin detenerme. Los altos de las esquinas abandonaron la comunidad o nunca existieron, a las faldas del Cerro del Topo y con su magnitud alzada al cielo se encuentran las calles sin pavimentar y las casas sin pintura. Las cuevas donde habitan los refugian del cansancio, resguardan los sueños que no concebirán la realidad. Ver completa
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