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LA CICATRIZ DEL NAIPE,
DE JOSÉ JAIME RUIZ
Eligio Coronado

culturalogoCualquier corriente filosófica o estado de ánimo son válidos para afrontar la realidad: su desgastante inmediatez, su demandante urgencia. La poesía puede ser el vehículo ideal para atemperar la intensidad de su impacto.

         El desencanto como actitud indolente o resignada, con algunos destellos críticos, es la característica de La cicatriz del naipe*, poemario con el que José Jaime Ruiz (Monterrey, N.L., 1963) obtuvo el Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde en 1989: “Suspendidos entre la tierra y el cielo llegamos a ser campanas. Campanas que vuelan y penden de patíbulos” (p. 78).

         Su actitud aparentemente no ha variado si atendemos la orientación de este reciente volumen: “la vida, plena de luz incierta, aún logra sorprender a los incautos” (p. 12), y más adelante determina: “Todo me desengaña” (p. 25).

         Su estilo es preciso, breve y contundente, y se desenvuelve con mucha propiedad en la prosa poética, aunque en ocasiones sea tan cortante que cae en el aforismo: “Atar la vida a la navegación de los días… o a su naufragio” (p. 44).

         Naturalmente que esto no afecta al conjunto de su obra, pues se trata sólo de un asunto de géneros. Lo interesante es la uniformidad que mantiene a través de los diversos apartados de su libro: “la vida es un continuo precipitarse” (p. 75).

         También hay minicuentos en la brevedad de sus páginas. Se trata de algunos textos que, como elocuentes parábolas, develan alguna verdad: “Al huir, el hombre olvida su condición de estatua” (p. 67).

         El lenguaje también es digno de resaltar pues es elegante sin ser hermético, lo que a su vez nos dice que el autor posee una amplia cultura y que quizá sea algo perfeccionista, sin dejar por ello de ser práctico: “Soñaba con un laberinto (…). Al abrir sus ojos, ¿salió o entró a un laberinto?” (p. 45).

         Hay libros que no se entregan a la primera lectura, pues todo texto inteligente requiere de un lector de su mismo calibre. Este puede ser el caso de La cicatriz del naipe, sin embargo es preferible abordar este tipo de textos y no aquellos que de tan anodinos resultan soporíferos.

__________

* José Jaime Ruiz. La cicatriz del naipe. Monterrey, N.L.: Edit. UANL, 2006.   92 pp.  (Colec. Palabra en Poesía).
 

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