|
MOVIMIENTO MANIFIESTO 28 de junio de 2009 Según la Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas, organizada por la Secretaría de Gobernación, apenas un 4 por ciento de la población mexicana confía en los partidos políticos. Estas instituciones han fallado en representar los intereses de la ciudadanía y funcionan como negocios familiares, estructuras de control electoral y sindical, o como burocracias al servicio de los poderes fácticos y de una clase política corrupta y perversa. Para los partidos políticos, los ciudadanos y ciudadanas significamos votos y/o dinero, nada más, pues monopolizan la posibilidad de acceder a posiciones de representación y autoridad. Así, cada tres años, la ciudadanía nos convertimos en apetecibles presas de los partidos políticos. A través de campañas caras, huecas y mentirosas, tratan de convencernos de que sus candidatos y candidatas son verdaderas opciones a la triste realidad de quienes nos gobiernan: no lo son, salvo muy raras excepciones, pues representan los mismos intereses y a los mismos personajes. Gran parte de la ciudadanía observamos y denunciamos el divorcio entre la ética y la política. Se han documentado y expuesto ante la opinión pública graves casos de corrupción en los tres poderes del Estado y en todos los niveles de gobierno. La impunidad con la que un sinnúmero de burladores de la ley continúan lastimando los derechos de hombres y mujeres, ponen de manifiesto la ausencia de principios éticos en el ejercicio de la función pública. En suma, anularemos nuestro voto, porque estamos hartos de las formas en que se conduce la vida pública en México, porque estamos descontentos, hastiados, y desconfiamos absolutamente de la clase política de este país. Pero anularemos nuestro voto además, porque hay que presionar al sistema. Anularemos nuestro voto para empujar cambios en sentido democrático y para no perder ese derecho y poder ejercerlo en total plenitud. Históricamente los cambios se han dado cuando movimientos amplios y de origen ciudadano ponen en jaque a los que están en el poder. El 5 de julio, miles de mexicanos y mexicanas presionaremos al sistema porque en México urgen cambios sustantivos en el régimen democrático. Quienes nos manifestamos anulando nuestro voto, vislumbramos una vida pública mucho más rica que la que ofrecen los partidos actualmente. Sin agotar las exigencias de un movimiento amplio que busca un avance democrático, nuestras exigencias son las siguientes: A los partidos políticos les exigimos: Reducción drástica en su financiamiento. Solo de financiamiento público, se destinó a los partidos políticos en 2008 $2,717, 993, 390.33, y en 2009 $3,633,067,351.64 En cuanto a las campañas políticas exigimos: Para nuestro sistema electoral exigimos: Y por último exigimos la inclusión de los siguientes mecanismos de democracia directa y participativa: Quienes anularemos nuestro voto proponemos que del rechazo individual pasemos a una movilización colectiva. Nos comprometemos a difundir por todos los medios a nuestro alcance el porcentaje de votos nulos en las elecciones, y a establecer una red de contactos con organizaciones e individuos que hayan promovido o simpaticen con la acción de anular el voto, con el afán de impulsar nuestras exigencias. Como primera acción, les convocamos el próximo lunes 6 de julio a las 7:00pm en el Kiosco de la Plaza Zaragoza. En conclusión, el movimiento “Participa votando, protesta anulando“, envía un mensaje de hartazgo a la clase política de México y hace un llamado a la ciudadanía a unirse en la exigencia y construcción de una democracia cada vez más participativa y real.
¿Desea dar su opinión?
|
|
||||
El sistema electoral mexicano se encuentra en crisis. Tras la elección del 2000, que marcó un parte aguas en la historia electoral del país, vino una partidización de las instituciones electorales que culminó con el cuestionado proceso electoral del 2006, oscurecido por la sombra del fraude. A partir de ese año y hasta la fecha, las autoridades electorales han vulnerado los principios de legalidad, certeza e imparcialidad. Han dejado de servir a los ciudadanos, para responder únicamente a los intereses de los partidos políticos.
