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Panel-Foro
VOTAR O NO VOTAR
PERSPECTIVAS CIUDADANAS
Lunes 8 de junio 2009
Memoria
PRESENTACIÓN
El objetivo de este evento es reflexionar juntos, los grupos civiles de Nuevo León, acerca de la participación en los próximos comicios del 5 de julio, la anulación del voto y las formas alternativas para manifestar la postura de los ciudadanos sobre el sistema electoral.
En las últimas semanas en diferentes partes del país se han dado a conocer llamados e iniciativas de grupos diversos en el sentido de acudir a las urnas este 5 de julio, pero no necesariamente para votar por alguno de los candidatos, sino también para considerar la opción de anular el propio voto cuando se juzgue que ninguno de los candidatos vale la pena.
Un punto de coincidencia de todas estas iniciativas es el llamado a votar, a acudir el 5 de julio a la casilla y ejercer el derecho a elegir: ya sea entre los candidatos que se presentan, o bien, a elegir a ninguno.
Por tanto, de fondo, estas iniciativas reconocen y valoran la importancia de los procesos electorales como mecanismo para la toma de decisiones en sociedades complejas. Pero, reivindican el derecho a elegir sin condiciones. Elegir no es necesariamente comprometer el propio voto por uno de los candidatos o partidos que se nos presentan en el menú de la boleta, elegir puede ser también decidir que ninguno merece nuestro voto.
Una elección sin alternativas reales, no es una elección. No hay alternativas reales cuando todas son iguales, o bien, cuando ninguna responde a las necesidades y demandas que también están en juego en una elección.
Ahora bien, un proceso electoral cuyas reglas e instituciones admiten una competencia entre alternativas que en realidad no lo son, no es un buen proceso electoral.
También en Nuevo León se han suscitado diferentes iniciativas en torno al derecho a anular el propio voto, y por eso consideramos importante reunirnos para reflexionar sobre el tema y conocer las distintas propuestas de los grupos ciudadanos acerca de este asunto.
PANEL
En el panel contamos con la participación de:
Jesús Cantú Escalante: Director de la Maestría en Análisis Político y Medios de Información, de la Escuela de Graduados en Administración Pública y Política Pública del Tecnológico de Monterrey; Co-titular de la Cátedra de Investigación “Instituciones y Prácticas de las Democracias Contemporáneas”. Periodista y colaborador de la revista Proceso y de los periódicos El Diario de Yucatán, El Siglo de Torreón, El Siglo de Durango y Noroeste de Sinaloa. Consejero Electoral del Consejo General del Instituto Federal Electoral de 1996 a 2003.
Laura Nelly Medellín Mendoza: Doctora en Ciencias Sociales con Orientación en Desarrollo Sustentable, por el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Maestra adscrita a la Facultad de Derecho y Criminología e investigadora del Centro de Investigación de Tecnología Jurídica y Criminológica de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Consejera Electoral Propietaria del 06 Consejo Distrital del Estado de Nuevo León, Instituto Federal Electoral. Articulista del Periódico El Norte desde el año 2002.
Claudio Tapia Salinas: licenciado en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México, y también tiene la Maestría en Humanidades por la Universidad de Monterrey. Grado obtenido con la tesis “Democracia y Participación Ciudadana, caso N. L.” Profesor del curso “Responsabilidad y Ética Parlamentaria” en el Diplomado en Estudios Parlamentarios de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Coautor de la Iniciativa de Ley de Participación Ciudadana del Estado de Nuevo León, presentada al Congreso del Estado por el Foro Libre y Democrático de México A. C. del que es Vicepresidente.
FORO
Después del panel, se llevó a cabo el foro en el que los grupos que traían alguna propuesta o posicionamiento por escrito acerca del tema de este evento que es “Votar o no votar” la dieron a conocer a los asistentes.
La lista de participantes en el foro es la siguiente:
- Laura Leal, Grupo Avance por los Derechos de México, A. C.
- Joseph Mühlbach, Movimiento Uno.
- Ximena Peredo, Movimiento Ambientalista Ciudadano.
- Abraham Nuncio, Centro de Estudios Parlamentarios.
- José Luis García Krauss, Propuesta Cívica.
- Rodrigo Guardado, Nuevo León Árbol de todas Raíces.
- Lilia González Amaya, Alianza Cívica Nuevo León.
- Aurora Sandoval, Despierta, Cuestiona, Actúa.
- Roberto Benavides y Maricruz Flores.
- Clara Eugenia Flores de la Rosa.
- Esteban Bárcenas y María Elena Padilla, Comisión de Resistencia Civil Pacífica en Nuevo León.
- Manuel Morales Garduño, Pro Salud Sexual y Reproductiva.
- José Luis Berlanga.
A continuación presentamos los textos que los participantes enviaron para la conformación de esta Memoria (algunos participantes no enviaron el texto que se les solicitó para esta publicación).
Movimiento UNO (Joseph Mühlbach Castelán)
Voto blanco cuantificable
El movimiento uno se crea de la creencia que uno es el problema y uno es la solución. Esta en nosotros tomar la decisión de hacer mejor nuestro entorno. A su vez la responsabilidad de uno es la responsabilidad de todos, es por eso que uno también se deriva del verbo unir. Otro punto importante del movimiento reside en que hay que dejar a un lado las ideologías que hasta hoy solo han creado desintegración, buscar y generar una conciencia social. Uno es responsable de uno mismo pero también de su entrono.
En el tema que nos interesa, con respecto a la anulación del voto. Creemos firmemente que el voto debe de ser razonado. Y que se ejerza a conciencia sea cual sea la resolución después del proceso de racionalizar dicha decisión. Una puede ser que para algunas o muchas personas se inclinen por algunos candidatos, pero habremos muchos los cuales no compartiremos eso. Es por eso que fomentamos el voto nulo como una opción más que no se ha tomado en cuenta. No sé a tomado en cuenta por la inmensa maquinaria monopólica que han creado los mismos partidos para auto protegerse.
El mensaje que queremos mandar al momento de anular el voto es muy claro. No somos anti demócratas, ni subversivos. Queremos comunicar que estamos en contra del sistema político actual y que estamos dispuestos a salirnos de nuestra zona de confort para transformar esta realidad que nos incomoda. En pocas palabras, que estamos hartos pero que estamos dispuestos a participar y cambiar de lo que nos quejamos.
Hoy tenemos la necesidad de anular el voto para mandar ese mensaje, pero hay mecanismos ¨legales¨ para hacerlo. Lamentablemente en México dicho mecanismos o figura no existe, por eso proponemos el ¨voto blanco cuantificable¨. Queremos que sea cuantificable en tres niveles, y para ejemplificar esto tomaremos una supuesta votación a diputación local en la que el voto en blanco recibiera un 20% de total de los votos.
En primera instancia, este 20% debe de estar representado en la cámara de diputados. El 20% de los curules destinados a los diputados proporcionales deben de estar vacíos. En segunda instancia se debe de tomar en consideración ese mismo por ciento en la distribución monetaria, que esta figura entre dentro de los votos efectivos que son los que se toman para este fin. Esto significa que el estado se estaría ahorrando un 20% del total del dinero destinado a los partidos políticos. Y finalmente en caso que el voto blanco gane la elección, dicha elección se debe de repetir con distintos candidatos.
Esta figura del voto blanco cuantificable es algo por lo que se esta peleando en distintos países. Existe por ejemplo un partido político en España que se llama ¨ciudadanos en blanco¨ que contiende en las elecciones, pero que lo único que busca es que exista esta figura. También hay distintos grupos en Suramérica, como Argentina, Brasil, Colombia entre otros. Esta es la lucha por la que estamos alzando nuestra voz hoy. Depende da cada quien, depende de uno el escoger un tema y luchar por él, no importa si es la ecología, o la juventud, o la cultura de la legalidad, o el estado de derecho, o la democracia, o cualquier tema que mejore nuestro entorno. El cambio empieza por uno, y es para uno al final de día. Gracias.
Nuevo León, Árbol de Todas Raíces (Rodrigo Guardado)
El asunto de la anulación del voto empieza a convertirse en gran debate nacional. El espectro de las opiniones que hemos escuchado (y que seguiremos escuchando) es amplio y continuará divergiéndose. En uno de sus extremos se apostan aquellos que, rasgándose las vestiduras, ven en la acción del voto nulo una atentado contra la democracia, revelando con ese gesto su desdén por la misma, pues el hecho de asistir a una casilla y marcar una boleta no representa ni a grandes rasgos la extensión de posibilidad que ésta tiene de ejercerse. En el otro colmo se abanderan aquellos que, adjudicándose el sino tristemente heroico de precursores del destino nacional al impulsar esta práctica (el voto nulo) demuestran en el acto uno de los grandes vicios por los que el régimen en el que vivimos no es uno democrático: el protagonismo y su degeneración política en la ambición por individualizar el poder.
Quienes sostienen que la iniciativa por anular el voto es una traición a nuestra historia y a nuestra patria, juzgándola como inútil y tendenciosa, la desaprueban y desprestigian queriendo emparentarla con el deseo perverso de los grandes partidos que se afanan en decepcionar a la ciudadanía, sopesando cubrir su cuota con eso que llaman “el voto duro”. Y decimos que es paradójico porque es precisamente a esos grandes partidos, y a sus subsecuentes (surgidos en el mismo contexto, e incluso con miembros intercambiables entre sus filas) a los que nos interesa manifestar públicamente una desaprobación ciudadana mayor.
Objetan además que perjudicará a los partidos pequeños con una distribución inequitativa y arbitraria. Se olvidan que quienes por años hemos sido víctimas de la más inequitativa y arbitraria distribución somos el resto de los que no formamos de un partido y que, por encima de eso, colaboramos a sostenerlos al votar por ellos. Es probable que, al final, todas estas opiniones tengan un poco de razón, pero de momento ninguno la tiene toda y (lo que es más importante) no tienen nuestra razón, ni nuestra aprobación ni nuestro apoyo. De nosotros, quienes también formamos parte de ese todo al que aspira a representar la democracia. Una verdadera democracia, si lo es, no puede sustraerse del referente que asienta el hecho de nuestra disidencia, el papel que efectivamente juega nuestra abstención activa. (No sólo es nuestro derecho anular el voto; no sólo es nuestro deber ahora que da vergüenza seguir señalando una injusticia tan obscenamente evidente. Se trata además de que es nuestra necesidad: da hambre no tener de veras a quien elegir, sin cometer en el acto la legitimación de aquellos que nos han traicionado. No votar por ellos no traiciona a la patria; no votar por ellos pretende subsanar (mediante el rechazo explícito) el corazón de toda una nación por ellos traicionada.
No podemos formar parte del cáncer cuando pretendemos extirparlo –y es evidente que nuestro país está enfermo. No es fortuito que estemos reunidos todos aquí y, que al mismo tiempo, y sin concertarlo, estén reuniéndose tantos en otras partes del país. Nadie quiere perder su tiempo y, menos en el contexto de una crisis económica mundial. No es fortuito el ejército desplegado en las calles, no es fortuita el alza vertiginosa en los asesinatos y secuestros. Y así como es desaforado y ofensivo a la inteligencia, el tamaño de las promesas huecas de los candidatos… es proporcional al de la incertidumbre que han generado y al de la sed de justicia que (les consta) padecemos. No es posible negar que tenemos sed de justicia y de democracia, es cierto: pero lo nuevo es que confiamos menos en su capacidad para saciarla, que en su facultad para extender esta ignominia –No nos importa quién gane o pierda: ninguno de ellos nos representa.
Por estas y otras razones coincidimos con la iniciativa de anulación. Ya sea votando por “Papanatas” o por “Esperanza Marchita”, dejando la boleta en blanco o cruzándola toda, o cualquier leyenda sobre ella: es igual. Lo que debe resultar realmente importante, no es el acto en sí, sino el proceso reflexivo que nos lleva a tomar una decisión de ese tipo (y los hechos que la preceden): no se trata de formas, se trata de fondos. Así mismo, no habremos de unirnos a los cantos victoriosos manifestados después de contabilizar el grado de abstencionismo o la enorme cantidad de votos nulos calculados al término de la elección. No, ésa no será una victoria nuestra, porque de algún modo representa nuestra derrota. En esos momentos estaremos presenciando, tal vez, el inicio del fin de una de las prácticas democráticas que tanto hemos defendido y por la que muchos de nuestros ancestros dedicaron su vida. Pero es una situación inevitable: traidores seríamos si nada hiciéramos, si no fuéramos responsables ante esta nueva época, donde los ciudadanos debemos ser tomados en cuenta.
Ahora bien, a las voces que se alzarán demandando una crítica constructiva y confrontando el carácter pesimista de nuestra participación, preguntarán: ¿y ustedes qué proponen? Podríamos, al inicio, no responder. Nuestro silencio puede representar nuestra postura, y esto para que comprendan que no gastaremos más tinta ni saliva con quienes nos impugnan. Ni una gota más.
Deseamos que este encuentro constituya un verdadero apoyo, para que, a partir del 6 de julio, nos permita comenzar a trabajar de manera colectiva, solidaria, responsable, disciplinada y ciudadana, en pos de una nueva nación que en realidad nos incluya a todos y todas. Empeñamos nuestra voz y nuestra palabra en ello.
Alianza Cívica Nuevo León (Lilia González)
En este proceso electoral, en diferentes partes del país, han surgido ciudadanos individuales y organizados que convergen en la búsqueda de una forma de expresar su desaprobación a los mecanismos y reglas del actual sistema electoral y de partidos que hacen que la democracia electoral se convierta en una simulación donde realmente no hay alternativas a elegir sino más de lo mismo: falta de propuestas, visiones de la realidad que no van al fondo de los problemas sociales y económicos, funcionarios que abandonan su cargo de elección para ir tras una candidatura, debates de rutina, discursos vacíos.
El llamado es a acudir este 5 de julio a las casillas y expresarnos, ejercer nuestro a derecho a elegir. Si un candidato parece plausible el votante decidirá si le otorga su voto, pero si ninguno es aceptable, hay que elegir a ninguno, anulando el propio voto, no dejando la boleta en blanco, ya que en este sistema electoral que no ha logrado ganarse la confianza de la sociedad, no se puede correr el riesgo de dejar la boleta en blanco.
Aquellos que se abstienen de votar porque ninguno de los candidatos les satisface, deben saber que es muy importante acudir a las casillas este 5 de julio y manifestar de manera activa su desaprobación a los partidos y candidatos mediante el voto nulo. Anular el propio voto cruzando toda la boleta de esquina a esquina, esa es una opción tan válida, legítima y legal como la de decidir votar por algún candidato en particular. Porque pienso, decido anular mi voto.
Si los votos anulados superan los porcentajes históricos de entre el 2 y 3 por ciento, y se acercan al 10 por ciento, significarán un incremento de entre 300 y 400 por ciento, lo que no podrá entonces explicarse como un error o como producto de la ignorancia, sino como un poderoso y masivo llamado de atención a todas las instituciones y actores políticos para que corrijan el rumbo, y pongan en el centro de la acción de gobierno y del trabajo legislativo a los ciudadanos con todos sus derechos, sus obligaciones y sus demandas. Un voto nulo masivo será un reclamo y una exigencia para llevar a cabo una democratización real y profunda de las instituciones, y de las prácticas sociales y políticas.
El día de los comicios, el 5 de julio, las empresas encuestadoras deberían escuchar el llamado que ya les han hecho algunos académicos acerca de realizar un trabajo de compromiso social y cívico efectuando un amplio sondeo a la salida de las casillas en el que se dé voz a los ciudadanos para recabar las razones que cada uno tuvo para elegir a un candidato, o bien, para elegir a ninguno, es decir, para anular su propio voto. Una encuesta de esta naturaleza hará que los votos nulos no se queden en una cifra que se anotará en las actas, y permitirá escudriñar y sacar a la luz las múltiples razones y demandas sociales contenidas en cada uno de los votos anulados.
También queremos hacer la propuesta a los demás grupos ciudadanos a trabajar juntos en la realización de una encuesta de salida en las casillas, donde recabemos las opiniones de los ciudadanos sobre los comicios y las razones de su voto. Es un trabajo arduo pero si lo realizamos juntos podríamos hacer acopio de información muy interesante y real del sentir de la sociedad. Lanzamos esta idea, y quedamos en espera de sus respuestas en la parte que corresponde a los comentarios en este evento, o bien ponernos en contacto en los próximos días con quienes estén interesados en esta propuesta. Gracias.
Despierta, Cuestiona, Actúa (Aurora Sandoval)
A nombre del grupo Despierta, Cuestiona y Actúa, el cual es integrado por la Universidad de Monterrey, la Universidad Regiomontana, el Tecnológico de Monterrey, la Universidad Autónoma de Nuevo León, la Facultad Libre de Derecho, la Universidad Valle de México y la Universidad TecMilenio, así como también por el Parlamento Estatal de la Juventud, el Comité M.J.C de la ANECPAP, Atención México de la Asociación Tendiendo Puentes A.C., Proméxico y el Consejo Mexicano de la Juventud, A.C.
Agradecemos la invitación,
En las democracias modernas han establecido al sufragio como la única forma directa de participación que tienen los ciudadanos en la toma de decisiones, esto debido principalmente a la demografía actual y las formas de organización social. Sin embargo, el sistema político mexicano, ha sido incapaz de satisfacer las necesidades básicas de los individuos: salud, educación, seguridad, vivienda, solo por mencionar algunas. Ante esta problemática, y el deficiente funcionamiento de los partidos políticos en México, ya que estos se han dedicado a enriquecerse y no a representar los intereses de los grupos sociales en México según su ideología.
A partir de esto, hemos visto como han nacido algunas campañas de promoción del votar en blanco, del voto nulo. Sin embargo, consideramos que esta no es la solución a la problemática social, política y económica que vive el país.
Primero que nada, no existe el orden jurídico del voto nulo, es decir, los votos nulos no se contarán y los funcionarios de casilla no tienen la obligación, ni deben, deducir la intención del votante de su sufragio, es decir, si se pretende que la campaña de anulación del voto de un mensaje de hartazgo a la clase política, esto no será posible.
Además, se ha dicho que la anulación del voto hará que los financiamientos hacia los partidos políticos. Según el artículo 51 de la Ley Electoral, aprobada por el Congreso del Estado en julio del 2008; La Comisión Estatal Electoral presupuestará para el financiamiento público de los partidos políticos una cantidad mínima resultante del 20 % del salario mínimo diario vigente en Monterrey por el número de electores inscritos en la lista nominal de electores del Estado, para actividades ordinarias permanentes de los partidos, la que se distribuirá de acuerdo al orden siguiente:
a) El treinta por ciento de la cantidad total aprobada por el Congreso del Estado para el financiamiento público, deberá entregarse, conforme al calendario presupuestal que para el efecto determine la Comisión Estatal Electoral, en ministraciones conformadas en forma igualitaria a los partidos políticos con representación en el mismo.
b) El setenta por ciento restante se distribuirá en proporción al porcentaje de votos que cada uno de los partidos políticos con representación en el Congreso del Estado hubiese obtenido en la anterior elección de diputados locales. Dichas cantidades se indexarán trimestralmente conforme al Índice Nacional de Precios al Consumidor y serán entregadas en ministraciones mensuales, conforme al calendario presupuestal que apruebe la Comisión Estatal Electoral.
Todo esto se debe a que no entendemos bien la democracia, la creemos como el Estado benefactor, paternalista, a lugar de uno social, debe hacer lo que queremos, si no lo hace lo criticamos, mientras nosotros no hacemos nada y dejamos los problemas seguir. Es aquí, desde nuestro punto de vista, donde se debe trabajar, el recalcar que no sólo somos ciudadanos el día de la elección, sino todo el año.
Es lo que llama Alan Touraine, la ciudadanía de baja intensidad, que no comprende que el problema, somos todos y todos debemos solucionarlo, todos podemos aportar a las soluciones, no solo los políticos, ellos dirigen y tratan de solucionar, pero no tienen capacidades mágicas. Es una responsabilidad compartida entre gobernantes y gobernados. Nosotros, vamos de acuerdo a la frase que cada sociedad tiene el gobierno que merece. Como decía John Keane: “Pueblos de ovejas, crean, gobiernos de lobos”.
José Woldenberg que se opone al voto nulo, dice claro, es falsa la premisa que los partidos políticos son todos iguales, que si los que proponen la anulación del voto creen tener la solución, que ellos la promuevan y que los problemas nacionales son más profundos y graves para ser fácilmente solucionables (cosa que todos parecen ignorar).
Es importante resaltar en este punto, que la campaña del voto nulo fortalece indudablemente a las maquinarias corporativistas de los partidos políticos, no sólo haciendo referencia al PRI, sino también al PAN. Hay que ser conscientes que nuestro sistema electoral ha sido secuestrado por la partidocracia, en este escenario, el voto nulo, no es un mecanismo válido de expresión de hartazgo ciudadano, como se maneja en varias campañas.
La gente joven, nosotros la generación de la transición, tal vez hemos olvidado lo mucho que costo lograr el voto libre. Esto representa en sí un gran avance. Esta etapa de hartazgo no se soluciona votando en blanco. Es una práctica banal, sin compromiso; no se asume una postura propositiva, más bien refleja una reaccionaria sin propuestas concretas de solución.
La anulación del voto ofrece una salida fácil para ese gran sector de la sociedad que se conforma con una idea cómoda: “todos son iguales, por eso mejor no voto” Ahora, la frase será: “todos son iguales, por eso voy a anular mi voto”.
De manera que es mucho más importante profundizar en temas verdaderamente relevantes para mejorar nuestra ineficaz democracia. En vez de anular el voto, mejor escuchar propuestas para ampliar el sistema democrático en México, complementando a la llamada democracia representativa con mecanismos participativos. Incluso dentro del sistema representativo sería posible ofrecer mecanismos directos de premio y castigo con base en el desempeño, como la reelección, la revocación del mandato, entre otras.
Nosotros creemos, que hay que buscar organizar una manifestación popular, cívica ordenada y con objetivos bien definidos para encabezar lo que algunos han llamado la Evolución Mexicana, o simplemente la Reforma del Estado. Es necesario, que esta discusión salte hacia temas que tengan como resultado un mandato popular con hechos directos en la forma de actuar de los representantes populares.
Clara Eugenia Flores. Ciudadana
Quisiera encuadrar la discusión de votar o no votar en los siguientes términos: dentro del esquema que tenemos actualmente, la decisión de anular el voto es totalmente incomprensible. Así lo demuestra el exabrupto del Consejero Presidente del IFE: ¿Cómo, teniendo tantas opciones, anulas tu voto? ¿Cómo, con todo lo que cuesta una elección, vas a desperdiciar el poder que tienes?
Ayer mismo escuchamos cómo se le llamaba a este foro, el foro de los abstencionistas. Yo no soy abstencionista, toda mi vida he votado. Estas elecciones voy a votar: y si quiero votar por nadie, por nadie votaré.
Sin embargo, precisamente lo que aquí se cuestiona es el sistema electoral en su conjunto y el sistema de partidos en específico.
La gran mayoría de ciudadanos de este país no participa en un partido político, no cree en los partidos políticos, su percepción es que los partidos son corruptos y sólo ven por sus intereses, mayormente económicos. Los partidos, por su parte, tienen un total desinterés por el ciudadano, el votante, excepto en época de elecciones. Sus decisiones se basan en lo que será conveniente para el partido, para mantener los privilegios, las prerrogativas, como les llaman.
Pero si lo vemos fuera del esquema que hemos mencionado, la decisión de anular el voto es simplemente el rechazo al sistema de partidos, al sistema electoral, a eso a lo que sus defensores llaman “democracia”.
En este momento en que la ciudadanía se está planteando una respuesta al régimen electoral diciendo: tengo todas estas opciones, pero ninguna es buena, por lo tanto, anulo mi voto, en realidad en lo que tenemos que pensar es en cambiar las condiciones en que ahora se nos dice que hay democracia, cuando verdaderamente no la hay. Cuando el ciudadano sin partido decide participar, proponer, se le dice que no, porque no tiene personalidad jurídica para hacerlo. Se invita al ciudadano a aplaudir, pero no a hablar y mucho menos a decidir.
La representatividad de los “servidores públicos” por “elección popular” (qué bonito se oye, ¿verdad?) es mínima. La posición de no votar o de anular el voto no es nueva, hace más de 35 años organismos como el CLETA (Centro Libre de Experimentación Teatral y Artística) llamaban a la ciudadanía al “abstencionismo consciente”. 40% de los votantes en NL se abstiene de votar. El rechazo al sistema de partidos no es nuevo, lo nuevo es que ahora se está haciendo de una manera activa: eso es lo que preocupa a las autoridades electorales. El rechazo inactivo es una cosa, el rechazo activo, consciente, es otra, muy peligrosa para ellos.
No nos deberíamos preguntar a quién beneficia esta posición, a qué partido, a qué postura política, deberíamos todos estar ya moviéndonos para buscar alternativas democráticas, para asegurarnos de que quien nos represente, mande obedeciendo.
Termino con un fragmento de la Parábola del Buda, escrito por Bertolt Brecht en 1939:
“Verdaderamente, amigos, a quien el suelo no le queme en los pies hasta el punto de desear gustosamente cambiarse de sitio, nada tengo que decirle”.
Así hablaba Gautama, el Buda. Pero también nosotros, que ya no cultivamos el arte de la paciencia sino, más bien, el arte de la impaciencia; nosotros, que con consejos de carácter bien terreno incitamos al hombre a sacudirse sus tormentos; nosotros pensamos, asimismo, que a quienes, viendo acercarse ya las escuadrillas de bombarderos del capitalismo (o del ejército mexicano), aún siguen preguntando cómo solucionaremos tal o cual cosa y qué será de sus huchas y de sus pantalones domingueros después de una revolución (o de sus subsidios), a ésos poco tenemos que decirles”.
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