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REFINERÍA MÁS CARA,
CON MENOS PRODUCCIÓN,
RETRASADA*
Antonio Gershenson
Se ratificó que la nueva refinería estaría en Tula, o por lo menos en Hidalgo. También se insistió en que se va a reconfigurar la refinería de Salamanca. Se conserva el precio, para este último proceso, de 3 mil 76 millones de dólares.
Así como en Chicontepec se hacen los mayores derroches y se obtienen las menores cantidades de petróleo, algo similar sucede con la refinería. Los datos mencionados no cambiaron en relación con los que se habían dado a conocer a mediados de abril. Pero sí se perdieron otros cuatro meses, hasta mediados de agosto.
Para las comparaciones que vamos a hacer nos basamos en el Estudio de viabilidad para construir una nueva refinería en México, y en los documentos al respecto del 14 de abril de 2009, todos de Pemex.
El dineral mencionado para la reconfiguración se debe comparar, primero, con el costo total del proyecto, incluyendo la nueva refinería. Y esa cantidad es de 12 mil 198 millones de dólares. La diferencia es el costo de la refinería misma, que es de 9 mil 122 millones. El costo de la reconfiguración, frente al de la refinería, es de 33.7 por ciento, poco más de un tercio.
Y ¿cuánta gasolina más nos va a producir la reconfiguración? El rendimiento en gasolina, de la refinería, incluyendo la reconfiguración, es de 570 mil barriles diarios. Sin esa configuración, la cantidad es de 544 mil. La diferencia, o sea, lo que rinde la reconfiguración, son 26 mil barriles diarios. Esta cantidad, frente a la capacidad de 300 mil barriles diarios de la nueva refinería, es 8.7 por ciento. Gastamos un tercio más, obtenemos menos de una décima parte más de gasolina.
Ya habíamos dicho e insistido en que, según el mencionado estudio, el tamaño de refinería que nos da mayor rendimiento es el de 600 mil barriles diarios, en dos trenes de refinación, y no sólo uno, como en el actual proyecto oficial. En la página 58 del estudio se dice que “el mayor valor se genera cuando se incrementa la capacidad de proceso hasta 600 mbd, en dos trenes de refinación”. Y nos dan las cifras para calcular cuánto ganamos. La producción, obviamente, se va al doble con dos trenes que con uno. El costo, sin embargo, no aumenta al doble, sino 62 por ciento.
Entonces, tenemos una alternativa que, además de refinar más petróleo, aumenta la producción más que la inversión. Pero las autoridades prefirieron lo contrario, una reconfiguración que aumenta más el costo que la producción, en este caso de gasolina.
Podemos comparar el costo unitario por cada mil barriles diarios de gasolina. Y el precio con reconfiguración de Salamanca es 52 por ciento más caro que agregar un segundo tren de refinación.
Ahora, el todavía director general dice que en dos meses tiene el terreno para la refinería. Y muestra que todavía no aprende aritmética. Dice que será a principios de 2011 cuando “estaríamos en posibilidad de licitar lo que corresponde a ingeniería de detalle y la construcción de las nuevas plantas”. O sea, que la obra no empieza en esos “principios”, sino el concurso de esa ingeniería y, sobre la base de la misma, de la construcción.
Sin embargo, se le hizo fácil decir que “estaremos viendo gasolinas” de esa nueva refinería en 2014 o 2015. Al fin que ya será otro gobierno el que responda por ese nuevo incumplimiento.
Recordamos que en el muy citado estudio se dice que “la construcción de la refinería… iniciaría en 2010 y culminaría en 2015” (página 91). Cuando se habla de los beneficios, éstos se cuentan a partir de 2016; o sea, que está implícito que la refinería se terminaría en 2015, pero hacia finales del año.
¿Cómo le hace el director general para, empezando, no la obra sino el concurso, en 2011, y la obra más de un año después de lo supuesto en el estudio, que se complete la refinería antes de lo que dice el documento de Pemex?
La aritmética no checa, ni en los costos de inversión, ni en la futura producción ni en los tiempos.
* La Jornada, 16 de agosto de 2009
gershen@servidor.unam.mx
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