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HEMEROTECA

La Quincena No. 48
Octubre de 2007
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:
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Fórum y ciudadanía

Lídice Ramos Ruiz

 

Han transcurrido ya varios días dentro del Fórum Universal de las Culturas en Monterrey, cuya finalidad explícita ha sido la reflexión sobre algunos temas clave de inicios de siglo, entre los que se encuentran: sustentabilidad, educación, ciudades, paz, derechos humanos, diversidad cultural, ciencia y tecnología. La información para los ciudadanos y ciudadanas está estructurada en diálogos, exposiciones, expresiones culturales y talleres. Y se insiste en que todos los que se encuentran allí están en su carácter de civiles preocupados por la vida actual, aunque a la hora de presentarse en las diversas estructuras, las personas van más allá de su ser ciudadano o ciudadana, hablan de su profesión y ocupación, sus niveles de expertiz y sus compromisos sociales y éticos con las causas que abrazan.

Pese a todas las críticas, a los malos manejos presupuestarios, no comprobados aún, a las alabanzas, análisis y buenos deseos, está en marcha el Fórum. En múltiples sintonías el espacio de la otrora Fundidora intenta albergar un ágora global, donde exactamente se tiene lo público y lo privado a la vez. Un espacio donde los problemas privados se reúnen de manera significativa, es decir, no sólo para provocar placeres narcisistas de los expositores especialistas, ni de procurar una terapia colectiva mediante la exhibición pública de los miedos y desesperanzas personales, sino lo que creo más importante, para buscar palancas que, aplicadas colectivamente, resulten con suficiente poder como para elevar a las y los ciudadanos de sus desdichas personales. Un lugar donde puedan renacer y cobrar forma ideas como sociedad sustentable, valores comunes, humanidad, bien público, tolerancia, apoyo a la diversidad, confianza y apuestas al cambio como rumbo para las mayorías. Aunque con casi cero visión del género. Espacio donde las y los ciudadanos que se han atrevido ha hablar en los diálogos, se preguntan ¿Cómo se va a conservar el espíritu de este Fórum? ¿De qué carece?

Escuchando algunos diálogos de estas semanas, se vislumbra cierta negociación intercultural, alguna fortaleza de la sociedad civil, escaso valor cívico para expresar dudas, incertidumbre sobre cómo y cuándo darle la palabra a las pocas mujeres que la solicitan, se percibe un ambiente de desprotección colectiva que en otras épocas las instituciones ofrecían. Sobre todo, los rangos más claros, son el reclamo a la impotencia de los políticos y la falta de ejecución de programas concretos de los dueños del capital. Se vislumbra con toda claridad lo que expresa con enorme lucidez el sociólogo Zygmunt Bauman en su libro En Busca de la Política , FCE (2001:13), el problema contemporáneo más siniestro y penoso puede expresarse más precisamente por medio del término unsicherheit , la palabra alemana que fusiona otras tres en español: incertidumbre, inseguridad y desprotección. Y más adelante, expresa dicho autor, que hoy en día, se sacrifica la seguridad día tras día, en el afán de una libertad individual en permanente expansión. En pos de cualquier cosa identificable con mayor libertad de elección y expresión individuales, hemos perdido buena parte de aquella seguridad que ofrecía la cultura moderna.

No importa el tema, ciudades, paz, ecología, educación, espiritualidad, las y los ciudadanos se interrogan ¡oh suerte! Se interrogan y plantean preguntas como: ¿cuándo perdimos la confianza en nuestras autoridades?; ¿cuándo dejamos que en Monterrey nos robaran las montañas, su paisaje natural?; ¿cuándo se perdió la urbanidad en los y las citadinas?; ¿por qué estamos obligados siempre a pensar como consumidores?; ¿podemos pensar científicamente?; ¿por qué la violencia de género, sólo se discute como algo jurídico, penar, castigar?

Y agregan: ¿cuándo se ajustará el modelo económico neoliberal tan depredador que tenemos?; ¿quién tiene la osadía de solicitar formas de control de poder del libre mercado financiero mundial que controla los ministerios de economía de los países?; ¿por qué en México nos enfocamos tanto a la relación de la educación con las nuevas tecnologías y no al proceso de pensar y forjar mujeres y hombres de libre conciencia?; ¿es la educación el camino para alcanzar la equidad de género?; ¿cuál tipo de educación?

En algunos momentos, al escuchar las preguntas, lamentamos mucho tiempo perdido colectivamente durante la segunda mitad del siglo XX, porque en México no se ha valorizado la tarea productiva del movimiento de mujeres y, sobre todo, del movimiento feminista, que ha creado sociedad civil y en múltiples casos, presiona por nuevas relaciones con el Estado. Creación que se ha dado por el trabajo reflexivo, crítico y activo sobre el orden cultural patriarcal que subordina a las mujeres y al mismo tiempo encadena a los varones, y que además, han propuesto nuevas formas de relaciones para transformarlos.

La búsqueda de caminos para alcanzar la libertad de las mujeres como sujetos ha significado un enorme esfuerzo teórico y un desgaste político alto. El ambiente político mexicano, a partir de los años setenta, permitió crear espacios colectivos fuera de las luchas partidarias, donde las mujeres reflexionaron sobre su subordinación y necesidad ciudadana, y no sólo ello, sino cómo constituirse como personas libres y útiles para la sociedad. Esta reflexión coincide con la de muchas mujeres en el globo que comenzaban a cuestionarse sobre su injusta situación humana. Condición que proporciona una universalidad al discurso y una serie de relaciones globales por las redes generadas.

En tres semanas del Fórum, se ha tocado la perspectiva de género, por allí perdidos, un taller sobre Género y Educación para estudiantes preparatorianos y un panel sobre la igualdad y equidad de género como prerequisito para el desarrollo sustentable. No cabe duda que seguimos en un sistema que segrega, a pesar de que ciudadanamente se ha avanzado en las ideas de igualdad social y diferencia sexual.

La igualdad ha sido una plataforma que posibilita el ingreso del feminismo al ámbito de la política y de las instituciones, aunque ya no apoyen como se busca. El valor de la igualdad jurídica ha permitido que culturalmente se acepte, cada vez menos, sin términos peyorativos, el feminismo. A pesar de que las mujeres que participan en política han debido adoptar no sólo un rol masculino sino un habla, que por razones biográficas y de socialización es inaccesible a ellas y que, muchas veces, por su contenido les es ajeno. El aporte de la diferencia, constituye un desafío a la cultura política operante, donde todavía hay trabajo pendiente por hacer.

En fin, en este Fórum, no está toda la ciudadanía, no están los tomadores de decisiones económicas y políticas, y sobre todo, es importante recordar que se está forjando una racionalidad colectiva nueva que no incluye la integración de las mujeres a la nueva sociedad, cuyo orden sexual y cultural plantea ser incluyente, en paz y sustentable. Q

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