LAQUINCENA 50

Cincuenta trucos

para perturbar un medio ajeno

 

Cris Villarreal Navarro *

 

Revisando el correo electrónico me encontré con un mensaje de Tania recordándome que éste era el número 50 de la revista y que habría que escribir algo al respecto. Recordé que por ahí tengo guardada la foto, que apareció en un periódico local, donde se hacía la presentación de la revista. Ahí estaba Luis Lauro acompañado de varios candidatos a la gubernatura del estado, y me pareció que el tiempo cada vez se desliza más ligero.

En un medio social tan metalizado como el regiomontano, donde cualquier clasemediero wannabe cree ciegamente que puede convertirse en un Carlos Slim, una revista que llega a su publicación 50 no es sólo un acierto sino un caso que despierta admiración. Como para ponerse a conjeturar el impacto que una revista como La Quincena puede tener en Monterrey, una ciudad que con Foro y con toda su infraestructura de oficinas de promoción cultural ha sido tradicionalmente reacia a proyectos culturizadores. No sabemos si el alcance de una revista como La Quincena puede modelar la capacidad de análisis de un regiomontano, si le aporta un momento de entretenimiento o le despierta la conciencia crítica. Suponemos que su influjo cuando menos sustrae al regio lector del desencanto que le puede crear la aridez de publicaciones con vocación arriesgada.

Para nuestra fortuna, o nuestra desgracia, depende de la óptica con que se le vea, los colaboradores de La Quincena somos personas que nos gusta mucho leer y no concebimos nuestras vidas fuera del circuito de las letras. Otra razón que motiva a afiliarse en estas aventuras magazínicas es entender esta tarea como un puesto de francotiradora a ciertos sectores de la sociedad regiomontana que por su récord nunca me han caído bien. Detesto la gazmoñería, la mediocridad, la patética ramplonería de ese amplio rebaño de regios clasemedieros desclasados del que nada se puede esperar. Y ni qué decir de este otro grupo que se cree dueño de la ciudad, eterno protegido de los gobiernos en turno.

Quienes escribimos para La Quincena somos los mismos que compartimos páginas en otros proyectos de Luis Lauro, en Utopía o Coloquio. Minoría de agitadores profesionales que, gracias al espíritu de la supervivencia pensante, se desprende de la manada y se pierde en el bosque de lo ignoto. Pareciera que las revistas culturales, como válvulas de escape a la confabulación mediática imperante, se retroalimentaran del mismo reducido público lector y no tuvieran posibilidad de penetrar en otras esferas.

Imagino un ejemplar de La Quincena en manos de un mecánico que hace un paréntesis en el taller para comer una torta a la hora del lonche o a una ama de casa que se sienta a leer en la silla del comedor mientras sale una carga de la lavadora. Eso no lo han visto nuestros ojos. Estos no son sino sueños guajiros, basándonos en las estadísticas que nos señalan que mientras los ciudadanos de Noruega leen un promedio de 47 libros al año, en Alemania 42 y en Estados Unidos 33, en nuestro México de nuestros resabios, de acuerdo a las ventas de libros y de registros de bibliotecas, nuestros paisanos leen un promedio de 2.9 libros al año y esta cifra me resulta exagerada. Por ello, no importa de qué conjuros, trucos o malabarismos se valga, la permanencia de revistas como La Quincena es un imperativo ético para así armar a los habitantes del Regiomonte de pensamientos y opiniones que los vuelvan menos manipulables.  

Un proyecto como La Quincena , en este país en el que resido, sería una metáfora del fracaso, imposible de cristalizar. En el reino del time is money nadie regala su tiempo, escribiendo textos, a cambio del cariño y la amistad de un grupo de amigos inmunizados contra el mercantilismo neoliberal de esta época que nos tocó vivir. Con ellos, me vacuno contra el pesimismo que despierta la banalidad de la adocenada mass media regiomontana, descubro en cada número de La Quincena una vía nueva de entender la vida, de abordar la cultura local y una forma fresca de contar las cosas. Saludo su publicación cincuenta y le deseo una larga vida. Brindo por ella.Q

* acrosstheglobea@yahoo.com

 

INDICE

HEMEROTECA

 

La Quincena No. 50
Diciembre de 2007
laquincena@gmail.com


Director:
Luis Lauro Garza

Subdirector:
Mario Valencia

Mesa de Redacción:
Tania Acedo, Luis Valdez

Asesor de la Dirección:
Gilberto Trejo

Relaciones Institucionales:
Abraham Nuncio

Coordinador de Cultura:
Adolfo Torres

Comunicación e Imagen:
Irgla Guzmán

Asesor Legal:
Luis Frías Teneyuque

Diseño:
Rogelio Ojeda

Fotografía:
Erick Estrada y Rogelio Ojeda

Ilustraciones
:
Chava

Distribución:
Carlos Ramírez

Internet: