Sociedad dormida

Santiago González Soto

 

La Quincena llega a los 50 números filosofando, denunciando, cuestionando y criticando gobernantes, pero ¿sabe qué?, ¿Queeeeeeeeeé? Que en México la libertad de expresión es un cero a la izquierda, al centro y a la derecha, porque los llamados servidores públicos se han vuelto inmunes a la opinión pública “publicada”.

No les importa que les critiquen, que les señalen de corruptos, ineptos o ladrones. Mientras la sociedad siga dormida, el trabajo de reporteros que cuestionan, periodistas que escriben, articulistas que analizan, comentaristas que opinan, no sirve de nada porque ninguna denuncia procede contra los malos funcionarios.

Ninguna tormenta periodística puede tocar con su feroz naturaleza al más humilde de los servidores públicos. La impunidad es el sello de los gobiernos. No importa si se trata de verdes, amarillos, azules o rojos.

Gobiernos como el de Felipe Calderón ya son cuestionados por supuestos actos de corrupción y falta de transparencia. Basta recordar cómo un grupo de empresarios, respaldados por Banamex, se hizo del control de Aeroméxico, tras anunciar que pagaron 249.1 millones de dólares por la aerolínea.

De igual manera, a José Natividad González Parás se le ha cuestionado por el supuesto uso indebido de recursos en múltiples obras públicas, entre ellas las del Paseo Santa Lucía, el Metro y hasta la misma organización del Fórum, pero al mandatario estatal no parece inmutarle, impresionarle o perturbarle ninguna denuncia pública, al igual que al presidente panista (de Fox, diría que hasta Salinas parece ser honesto frente al “gobernante de la democracia”). Nati, como le gusta que le digan, está ante la gran oportunidad de sentar un precedente en su gobierno con el caso de la ex directora del Instituto Estatal de la Juventud, Kena Yáñez Martínez ¿Se atreverá a proceder contra su ex colaboradora? Por salud política y el bien de su partido, debería.

Los municipios metropolitanos están por las mismas, los casos de decenas de policías involucrados en actos de corrupción, y peor aún, coludidos con el narcotráfico, pone de manifiesto la incapacidad y opacidad de los alcaldes, a los que les ha quedado grande, pero muy, muy grande, el puesto que ocupan.

Monterrey es el más claro ejemplo de múltiples casos de corrupción, algunos de ellos comprobados, y el alcalde, Adalberto Madero, ni se inmuta, prefiere sacarle la vuelta, a pesar de los grandes rumores de que él es presuntamente el principal beneficiado con los “moches” de los que son objeto todos los negocios que se dedican a la venta de alcohol las 24 horas del día. En tiempos de Felipillo de Jesús Cantú por lo menos la despistaban, diciéndole a los ciudadanos que los “antros” estaban amparados. Ahora mejor hacen silencio. Dice el dicho: “El que calla otorga”.

Estos 50 números de La Quincena deben ser de reconocimiento a su labor quijotesca, a su aportación intelectual, a su contribución literaria, y a su valor moral y ético de continuar con el periodismo de denuncia. Lástima que, como dije al principio, los gobernantes se han hecho inmunes a los “periodicazos”. La sociedad dormida es el mejor alimento para que los feroces servidores sigan siendo los depredadores del presupuesto.Q