Elba Esther Gordillo, a quien se le conoce como la “Maestra” empezó muy joven a trabajar como maestra empírica en su natal Chiapas; tiempo después egresaría del Instituto Federal de Capacitación del Magisterio.
Su negra historia está documentada en diversos libros de actualidad y en un sinfín de artículos publicados en diarios y revistas.
Nadie le puede escatimar su inmensa fortuna y poderío político. Su fortuna obviamente no puede explicarse con base en salarios magisteriales; y el poderío político le viene de sus buenos maestros y sus enormes dotes personales.
Dudo que haya en la historia del magisterio una maestra que haya alcanzado tanta influencia como ella en las grandes decisiones educativas. Ella estuvo directamente involucrada en el fin del cacicazgo de Jongitud, en la firma del Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica, y ella es quien conduce realmente las decisiones educativas actuales a través de instrumentos como La Alianza por la Calidad de la Educación.
La maestra, con ese inmenso poderío que le da la Presidencia del SNTE y un gobierno que come de su mano, ha presentado al Presidente y a la Secretaria de Educación la propuesta con sabor a mandato de que cierren las Escuelas Normales y las conviertan en escuelas técnicas de turismo o cualquier otro destino más productivo. .
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