Google Buscador
 
 
logo
portada 53
     

chava

Ricardo Martínez

A la carta

Grito de los Pobres, Grito de la Tierra

Asael Sepúlveda

José Luis Apodaca

La Rosa Blanca

Niño Fidencio:

de Roma a Espinazo .


HEMEROTECAS

llamado

llamado


llamado

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

 

A la maestra con amor

Ricardo Martínez Espinosa

  • ¿Hasta cuándo seguirá el maridaje entre el presidente y Elba Esther
  • Nuestra economía es un reflejo de la educación que tenemos
  • Que todos los recursos petroleros se destinen íntegramente a la educación

En su columna del martes 15 de abril, Sergio Elías Gutiérrez sostiene que la reforma energética no debería ser nuestra prioridad, especialmente cuando la prueba ENLACE ha puesto en la mesa de discusión la reforma educativa. Pero, ¿en qué consiste esta reforma? Tendría que pasar por varias aristas, especialmente aquella que más le dolería al gobierno federal: pelearse con quien el mismo lunes estaba abrazándose y posando para la foto: la lideresa del SNTE, y la representante de uno de los principales cuellos de botella para la mejora del sistema educativo en México. Elba Esther Gordillo ha sabido congraciarse con el poder desde que Salinas de Gortari la pusiera en ese puesto. Como bien describe el reciente libro de Ricardo Raphael*, su amistad con Salinas, su desencuentro con Zedillo que la puso en riesgo, pero especialmente su amistad con la pareja presidencial durante la administración de Vicente Fox, fueron los mejores incentivos para la consolidación en el poder. Cuando se habla que si a alguien Calderón le debe la presidencia, no existe duda que la maestra tiene esa responsabilidad. No es casualidad que aparezca a unos días de haberse refrendado el contrato colectivo en el Snte, sonriendo como aquella campeona que ha ganado una más de las batallas. Tampoco es casualidad que cada vez sea más evidente el disgusto de la secretaria de educación pública, Josefina Vázquez Mota, frente al romance de Calderón con Gordillo.

Lo que está en juego no es sólo la carrera política de Vázquez Mota, quien pasará a la historia como una más de los incontables secretarios de educación grises que han tenido que vivir a la sombra del sindicato de maestros. También está en juego esta misma reforma que significaría para nuestro país la diferencia entre seguir creciendo mediocremente, seguir viviendo con la culpa de ver a una quinta parte de nuestra población migrar a Estados Unidos sin otra alternativa, ver cómo seguimos siendo un país de empleados y no de empresarios. La diferencia entre la calidad en la educación que recibimos y la calidad que deberíamos recibir se puede medir porcentualmente en nuestra economía. Es exactamente proporcional a la diferencia en nuestro triste crecimiento económico y nula innovación científica, y aquella que en otros países como India y España se está dando.

La pregunta que me surgió mientras miraba a Calderón aplicar la prueba de la mano de Elba Esther Gordillo, es: ¿hasta cuándo seguirá este maridaje de conveniencia?; ¿hasta cuándo será nuestra niñez y juventud la que pague las facturas de nuestro sistema político que sigue enraizado en las peores prácticas de corrupción? Pero la pregunta más importante tendría que ser: ¿hasta cuándo lo vamos a seguir permitiendo? El cambio, aunque parezca que no, es mucho más sencillo de lo que pensamos. Consiste en ir y tomar control de las escuelas donde nuestros hijos se educan, estar al pendiente de lo que los profesores hacen, exigir al sindicato clases de calidad, presionar a los directivos de las escuelas por indicadores de desempeño para los profesores, aceptar y no cuestionar cuando a nuestros hijos se les recrimina su falta de calidad (no ser los primeros en la oficina de la directora exigiendo que se despida al profesor que le dijo a nuestro hijo que tenía que volver a hacer la tarea porque estaba mal hecha). Tendríamos suficientes aliados dentro del gobierno y en las mismas escuelas, no todos miran a la educación con los mismos ojos convenencieros que nuestro señor presidente. Hay grandes héroes y heroínas en esas filas, es cosa de aprender a escucharlos. Una de ellos, indudablemente, es la actual secretaria de educación. Profesores que llegan con grandes ilusiones, pero que terminan hundidos por el peso del sistema educativo que les exige lealtad a la maestra, antes que educación de calidad, presentarse en mítines y marchas sin sentido, antes que estar en el salón de clases, sumisión y silencio, antes que iniciativa y desempeño. Mal está nuestro país si es que sigue poniendo sus esperanzas en las manos de un sindicato corrupto y convenenciero, coludido con las peores partes del gobierno y con el triste silencio de los padres de familia que no pueden o no quieren exigir cuentas.

La reforma energética es y debe ser de importancia, pero existen otros asuntos de prioridad. Qué mejor oportunidad que el tema de la educación, pues ello se ha insertado en la agenda, aunque sea de manera coyuntural. Proponía Sergio Elías que todos los recursos petroleros se usaran para la educación, íntegramente. Algo así, comenta, se hizo en Chad. Y eso, sinceramente, no suena tan descabellado.

* Raphael, Ricardo (2007) Los socios de Elba Esther. Editorial Planeta. México D.F.

¿Desea dar su opinión?

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :