Lo que pudiera haber pasado como una mera opinión de Carlos Slim ha encontrado resonancias enormes en todo el país, gracias, precisamente, a quienes dolieron las palabras del segundo  hombre más rico del mundo.

Curándose en salud, “no quiero ser catastrofista”, Slim anticipó que lo peor de la crisis está por venir y recomendó tomar medidas a tiempo para no estar llorando después.

Las palabras del empresario calaron hondo y merecieron la primera página de la gran mayoría de los periódicos de la Ciudad de México, mal llamados “de circulación nacional”. Más primeras planas, por cierto, que las que mereció el mismo Slim el 9 de diciembre del 2008, en ocasión de haber criticado con dureza las altas tasas de interés de la banca mexicana. No tocaba de oído al enunciar su crítica, pues Slim mismo es propietario de un banco. En aquella ocasión, sus palabras merecieron la primera plana de bastante menos periódicos y no fueron objeto de grandes controversias. Los banqueros callaron, quizá porque ante la rudeza de los hechos, hay poco que se pueda argumentar.

Esta semana, las palabras del magnate han ganado un revuelo inusitado, alimentado por la torpe actuación del Secretario del Trabajo, quien en un solo día chocó de frente con el Poder Legislativo y con Slim, dando una clara idea de las escasas dotes del Ejecutivo para conciliar voluntades. En efecto, Javier Lozano dijo que la administración de Calderón no enviará nuevas iniciativas laborales al Legislativo, pues hay 264 de ellas pendientes en la Cámara. El deslenguado Secretario del Trabajo no tuvo que esperar mucho por la respuesta: el líder de los legisladores priístas le dijo que debería acercarse a ver de cerca el trabajo legislativo, en el cual no hay avances si no hay consensos.

Por lo que toca a las palabras de Carlos Slim, Javier Lozano le criticó, entre otras cosas, que ofrece los servicios de telefonía más caros del mundo. Sobre el particular, ayer mismo Raymundo Riva Palacio publica en El Universal un memorándum que el propio Javier Lozano, cuando era funcionario de la COFETEL, le dirigó a Slim señalándole que las tarifas de Telmex en ese entonces estaban 15 por ciento debajo de las de la competencia y le instaba a subirlas, para equilibrar el mercado. Y sí, es el mismo Javier Lozano que esta semana dijo que las tarifas de Telmex eran las más caras del mundo.

Dos datos saltan a la vista en todo esto. Uno, que es más fácil bordar con críticas al gobierno, como las de estas semana, que con críticas a los banqueros, como las que hizo Slim en diciembre pasado y que no merecieron tanto revuelo.

Como nota al calce, anotamos que este martes, diputados del PRD, Convergencia, PSD y PT dieron a conocer una iniciativa de ley que establece que ante el problema de la cartera vencida, el Gobierno absorba hasta el 40 por ciento de la deuda y otro tanto hagan los bancos, además de que se amplíen los plazos de pago para los desempleados y para las empresas en paro técnico. Adicionalmente, los bancos se abstendrían de vender la cartera vencida a despachos jurídicos que hacen de la cobranza judicial su modus vivendi.

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