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OTRA VEZ EL FUTBOL

David González Cantú

 

No entendía por qué los jóvenes son tan ágiles en eso de mandar mensajes por celular, hasta que me sorprendí manejando el control de la tele con tal destreza buscando información entre los diferentes noticiarios, ya vez, al fin para algo sirve la televisión abierta, quizás de esa práctica resulten buenos pianistas o guitarristas.

 

En ese paseo o viaje de búsqueda de una programación alejada de payasos conductores, payasos degradados haciendo su rutina insultando a su público, de programas del glamour de los artistas creados para llenar centros de espectáculos, donde los chismes sobre sus vidas personales los glorifican más allá de su posible talento artístico, te digo, sometiéndome a soportar la programación de la televisión local, como si me mereciera un castigo por haber abandonado el libro que empecé esta semana, caí en manos de unos expertos, que digo expertos, eruditos en el mundo del futbol, que se la pasan hablando a gritos y tratan de convencer de esa manera que sus opiniones son válidas (le pregunte a un licenciado en comunicación que es locutor, por qué hablaban siempre a gritos los comentaristas de deportes, y me dijo que es porque deben ser animadores; yo me pregunto por qué en los “tables dances“ ahí el respetable no necesita muchos gritos para animarse), lo mismo hacen en el Mesón Estrella para decirnos que los tomates que ahí venden son los mejores y los más baratos.

 

En medio de ese mar de cultura futbolera me entero de la polémica de la construcción de un estadio de futbol para uno de los equipos locales (¿habrá dos para dividir a la perrada?); ese sería un buen tema de estudio para los que se dedican a la sociología, creo. La noticia se centra entre lo conveniente, ecológico, afectación de vecinos, beneficio para la mejor afición, y blablablablá. Palabras más palabras menos, eso qué importa, como dirías tú, lo que importa es, y repito, ciertas suposiciones, por qué nadie ha querido soltar información: quién es el propietario de los terrenos donde se quiere hacer el estadio. La historia va más o menos así: hace años unos empresarios colocaron en la directiva del patronato de la Ciudad de los Niños a empleados a su servicio, esos empleados servirían para vender unos terrenos que por estupidez histórica, habían donado a esta institución otros empresarios que les “bajó” un buen cura.

 

Estos terrenos les fueron vendidos a bajo costo, sobre todo por la ubicación y extensión. Estos empresarios, pusieron a un presidente municipal de Guadalupe, socio del mismo despacho de empresarios-políticos-abogados, el Lic. y maestro Rivera Bedolla, que rescataría la inversión en esos terrenos y propuso la construcción de un funicular. Nunca se presentó el proyecto, no fue accesible a los de a pie, los estudios que se hicieron, según tradición oral, incluían la construcción de un hotel y un desarrollo turístico que sería beneficiado directamente con la inversión que se haría con pago de recursos del estado, tal y como se hacen los negocios en la actualidad. Desgraciadamente para ellos, este proyecto se topó con la aguerrida pelea de defensores ecologistas, y también con los intereses de Multimedios, que tiene su parque de diversiones justo al lado. Por suerte no pudieron lograrlo.

 

Ahora nos vienen a vender otro proyecto parecido, pero financiado por ellos mismos y, claro, un poquitín de terreno que les pueda dar el gobierno del estado. Al final, después de vender sus empresas, para tener liquidez creyendo que el presidente que pusieron les daría en bandeja de plata el petróleo y todo sería pura miel que escurre, están como ellos dicen perdiendo dinero, lo correcto sería están perdiendo de ganar dinero.

 

A estos empresarios no les interesa la gente, les interesa el negocio, para eso viven y han colocado a sus empleados en el Gobierno del Estado; ya lo han logrado en otras ocasiones, recuerden las torres de alta tensión que lograron poner en San Nicolás, pasando por sobre los habitantes de la zona en aras del progreso de IMMSA e HYLSA, para poder venderlas. Lo que sí se sabe, son algunos nombres de estos empresarios que se sacrifican por la afición, son de apellido decente y ahora cuentan con dinero que no saben en qué invertir; son…, no importa de qué partido, militan en todos o tienen sus empleados en todos: Clariond y socios.

 

Al final todos perdemos. No sé a estas alturas si son más peligrosos los narcos en el gobierno, o los empresarios en el gobierno, o si son de los mismos. Son, eso sí, empresarios y comerciantes. Y su interés es hacer dinero por sobre todas las cosas.

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