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| 491 8 de marzo de 2010 |
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ANÁLISIS A FONDO De la economía a la econobulia Francisco Gómez Maza
Mujeres, tabernáculos de la Fuerza creadora
Nunca como en estos tiempos, los mexicanos, cada uno de ellos, que engrosan las filas de los pobres, de los millones de desempleados, de los millones más de subempleados, que no tienen parte en el convite de los poderosos privilegiados por la política económica, habían sufrido tanto. Sufrido de sufrir., de sufferre: aguantar, soportar, aceptar sin queja, protesta o lucha dolores o molestias físicos o morales, particularmente la inseguridad social, la económica, la emocional (si los ricos se deprimen, tienen al siquiatra, a quien gustosamente le pagan dos mil o tres mil pesos por hora de terapia y gastan las millonadas en ansiolíticos y antidepresivos, pero los pobres qué: viven en permanente ansiedad y depresión) que generan la incertidumbre, la desesperanza; el saberse que acaba un día amargo en modestísima vivienda, y comienza otro, también amargo, aunque menos amargo que el siguiente. Y los mexicanos pobres parecen atrapados sin salidas. Están en una ratonera, de donde no les importa no salir, sino que les pongan un pequeño trozo de queso para medio engañar al estómago y que las tripas no se les enjuten por falta de material que procesar.
Pues mi amigo y maestro, Bañuelos Chanona (no confundir con el poeta, también maestro mío que, por cierto, anda medio desaparecidón, entre sus viajes y sus quehaceres creadores, y yo nos preguntamos qué estamos haciendo los mexicanos por nosotros, por nuestro lar, por nuestra casa, porque ya sabemos lo que están haciendo los encargados de cuidarla en nuestra representación, nuestros empleados, equívocamente llamados gobernantes, que en lugar de cuidarla la están entregando a los poderosos del norte, de sur, del oriente, del occidente, en detrimento inclusive de los empresarios de mediana estatura, que, aunque usted no lo crea, están padeciendo (las empresas, no los empresarios) las de Caín, porque no ven la manera de incrementar su producción (aunque muchos empresarios prefieran la riqueza en sus cuentas de banco, como aquello de aquel “último presidente de la Revolución” que dijo que en México las empresas son pobres, pero los empresarios ricos), y por tanto no pueden crear puestos de trabajo para la clase “omega”; es decir la que vive en el más bajo escalón de la condición (in) humana.
Sabemos ya, mi amigo y yo, que la eco–nomía (la ley de la casa, el cuidado o administración de la casa) la han subvertido los gobernantes. Lo que los encargados de administrar la casa, los asuntos de la res pública, el justo y equitativo reparto de los bienes de la naturaleza, la riqueza, las oportunidades etcoetera (eco-nomía), están llevando a la práxis es un perverso, dia–bólico, invento inventado por mi maestro y yo. En vez de ejercitar la “Eco-nomía”, lo que están haciendo los gobernantes es exactamente todo lo contrario. Han puesto en práctica lo que mi amaestro y yo hemos bautizado, por puro ejercicio epistemológico; puro ocio, pues, jajajaja, la "Eco-bulia" (oikos: casa. Abulia: falta de voluntad o disminución de energía), o la "Eco-aneria" (oikos: casa. Anaerobio; descuido). En lenguaje cristiano, los “gobernantes” (nuestros empleados) de este triste por sufrido país han armado, y lo siguen y seguirán armando, porque no oyen ni ven, el "caos”, el desorden, en contraposición con el “cosmos”, el orden ordenado en la libertad – la ley al servicio del hombre y no al revés volteado -; el orden de Porfirio Díaz, de Hitler o Mussolini, o del PRI octogenario, o del PAN yunqueado, o el de los Chicago Boys, o el de los reaganianos, o el de los neoliberales, y lo han armado en todos los asuntos de la vida de los ciudadanos: la educación, la cultura, las actividades productivas, el comercio, los servicios, la política –Ah, la política. Nunca en la historia del país, la política había sido tan sinónimo, aunque no existan los sinónimos, pero en este caso, sí, de corrupción.
En éstas estamos, querido lector. Alguien, quizá no usted, podrá asegurar que somos irredentos; que sólo nos fijamos en lo negativo; que somos sensacionalistas; que a todo le ponemos “peros”, amarillistas, y que debíamos estar participando en todos los beneméritos y espléndidos actos de la conmemoración del Bicentenario y del Centenario, porque, como dicen en la spotiza mediática, somos México…
http://analisisafondo.blogspot.com/ http://lacomunidad.elpais.com/analisisafondo/2010/3/7/analisis-fondo-la-economia-la-ecobobulia
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Mi maestro y amigo, Ernesto Bañuelos Chanona, y un servidor estuvimos analizando el otro día cuáles podrían ser las razones de este desmadre de país: inseguridad, violencia, asesinatos, asesinatos de mujeres o feminicidios, secuestros, pederastia, trata de niños, niñas y mujeres para explotación sexual, expropiación constante de los ciudadanos mediante alzas de precios de los productos de primera necesidad e incrementos desmesurados de cargas impositivas, que han hecho trizas los ingresos de los ejecutivos medios; cinismo y desvergüenza de los dirigentes de los partidos políticos, de autoridades gubernamentales; corrupción, subrogaciones amañadas y ventajosas de las guarderías del Seguro Social – la muerte de los 49 bebés en la guardería ABC, por la cual nadie ha sido ni siquiera apercibido, comenzando por el ex director del IMSS, Juan Molinar Horcasitas -; impunidad, desvergüenza; pobreza - y ya no me refiero a la pobreza extrema y menos a la indigencia, que éstas nunca acabarán, salvo que las autoridades tramen un tsunami como en Haití, la nación más pobre del mundo (“A los pobres siempre los tendréis con vosotros”, Magister dixit); millones de mexicanos están ya acostumbrados a ella y a morir de cualquier enfermedad curable - , de las clases medias, cuyas amas de casa cuentan chiles para ver cuánto les alcanza para el “supercito”, o la adquisición de lo más indispensable para subsistir.
