LA TABERNA DE BUKOWSKI

Emanuel Carballo en Comunicación

Mejor mejora la literatura

Una delicia de conferencia en torno a la novelística de la Revolución Mexicana, brindó el crítico literario Emanuel Carballo, quien también se dio tiempo para contestar las preguntas de maestros y estudiantes en la Facultad de Ciencias de la Comunicación. Aquí una muestra de su ingenio.

La literatura no se da en la abundancia. Se da en la escasez. Se da en el momento es que es difícil conseguir los frijoles.

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Para todos los dolores

Más que mejor mejora moral

Mejor mejora la literatura

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Antes se decía, fuera de México todo es Cuautitlán

Ahora todo es Cuautitlán

Ya no hay México

Andamos muy mal en economía y política

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Hay que decir las cosas como son. Las cosas no se dan por receta. Se sienten por necesidad. Cada enfermo encuentra su necesidad.

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Después de Santa Ana, Maciel (el fundador de los Legionarios de Cristo) es el personaje más fregón de México. Y está pidiendo a gritos un novelista fregón. Y si hablamos de novela histórica, ¿por qué no hablamos de novela sexual, novela pornográfica? La inmundicia por la inmundicia es atroz. Estamos hablando de un enfermo excepcional. Es como para un congreso de sicoanalistas y no tanto de sacerdotes. En ese sentido admiro la maldad, porque está bien hecho.

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La literatura después de Homero es un plagio. Cambian los estilos, pero no el tema.

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La buena literatura es tomarle el pulso al momento y reflejarlo literariamente.

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Nosotros podríamos darles recetas a los escritores norteamericanos. Ante la frivolidad de lo que estamos padeciendo, como esos jóvenes que nomás porque comieron calcetose, ya pueden levantar un brazo para tomar una foto y ya… ahí está la pinche nota. Mejor léanse a la generación del Panteón, ¿A ver quién la conoce? Son de aquí: Parra, Toscana, Hugo Valdés. Su obra se ha traducido a otros idiomas.

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La novela de la Revolución tuvo la virtud de estar contra Porfirio Díaz, contra Madero y Carranza. Y exaltó a Villa y Zapata. La literatura siempre pierde… pero siempre gana. Porque el lector, lo mismo que al descubrir Los Miserables, de Víctor Hugo, observa cómo es la vida. Se indigna y fortifica. Llega a cambiar las estructuras y evoluciona. Y a los 30 años hay que volver a cambiarlas otra vez.

Roberto Guillén

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