503 24 de marzo de 2010 |
Antología de la crónica en Nuevo León, de Arnulfo Vigil Eligio Coronado La crónica es un puente entre la literatura y el periodismo por el que transitan escritores, periodistas, historiadores y todos aquellos que desean dar cuenta inmediata de algún hecho que consideren relevante. Su objetivo es documentar el orden en que transcurre ese hecho. En el ejercicio de este género no hay límite o censura: desde descubrimientos geográficos, aniquilaciones en el nombre de Dios y sangrientas campañas evangelizadoras hasta visitas a antros, espectáculos de lucha libre y conciertos musicales. Arnulfo Vigil (Montemorelos, N.L., 1956), personaje indispensable de nuestra cultura donde ha descollado como escritor, periodista, editor, promotor e investigador, que ha realizado ya diversas antologías sobre temas vitales como poesía gay, poesía cristiana, rock, lucha libre y personajes entrañables como Janis Joplin, Marilyn Monroe y el Che Guevara, nos ofrece ahora otra selección fundamental: El ojo de vidrio. Antología de la crónica en Nuevo León*. Cuarenta y dos autores, nacidos entre 1877 (Encarnación Brondo Whitt) y 1982 (Liz Gutiérrez) recuperan para nosotros el perdido brillo de la actualidad antigua del siglo XX que ya se ha ido. Su habilidad para captar los ambientes y reconstruir los estados de ánimo, así como destacar la trascendencia que en su momento tuvieron las figuras, los eventos y los lugares de su entorno inmediato, convalidan estos textos escritos, generalmente, de primera intención. Calles (Morelos, Hidalgo), Personajes (Gloria Trevi, Carlos Monsiváis, el Niño Fidencio, Armando Alanís Pulido), instituciones (El Colegio de México), artistas (Tongolele), giras de políticos (Raúl Rangel Frías, José López Portillo), viajes (Tampico, La Habana), problemas sociales (Isssteleón, Fundidora, el EZNL, el movimiento anarko punk), industrias (Cervecería Cuauhtémoc), deportes y deportistas (futbol, Radamés Treviño), oficios (luchadores, carteros, periodistas), lugares (Monterrey, la Torre Eiffel, la Expo), conciertos (Queen, Roger Waters, ópera, música clásica), leyendas, autopsias, el comercio informal en los cruceros, la vida en Estados Unidos, visitas a antros gay y tables dances, escaramuzas revolucionarias en nuestra ciudad, delincuentes, romances, familias, eventos literarios y hasta una nota en verso sobre el periodismo desembocan en el puerto seguro de estas páginas. María Luisa Garza (“Loreley”), Adriana García Roel, Cris Villarreal Navarro y Liz Gutiérrez intercambian plumadas de vuelo firme con figuras de prestigio histórico como Héctor González, Porfirio Barba Jacob, Nemesio García Naranjo, José Alvarado, Israel Cavazos Garza y Celso Garza Guajardo, mientras junto a ellas sobrevuelan bulliciosos Margarito Cuéllar, Guillermo Berrones, Gabriel Contreras, Joaquín Hurtado, Romualdo Gallegos, Gerson Gómez y José Garza Acuña, entre otros. En el prólogo, Arnulfo Vigil legitima esta selección con una apretada bibliografía de los años 80 hasta nuestros días y un breve resumen cronológico de este género en nuestro estado, siendo la primer crónica la de Luis Carvajal y de la Cueva (“Autodefensa”, de 1582): “pudiera ser crónica al referir lugares, situaciones, personajes, en un tiempo preciso” (p. 45). Crucemos el puente hacia la crónica que este libro dignifica para comprobar que lo que hemos considerado efímero se ha ido convirtiendo en parte esencial de nuestras vidas.
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