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28 de mayo de 2010
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Semana de aniversarios

Andrés Vela

 “Bienvenidos ciudadanos y ciudadanas de Nuevo León”, fue la expresión que inauguró la “Sesión solemne” con que se celebran los 25 años del recinto que hoy sirve para las funciones del Poder Legislativo, que antes ocupara una de las áreas del Palacio de Gobierno. El diputado panista Hernán Salinas Wolberg recordó ese momento con cierto dolo, pues acentuando la voz, rememoró los tiempos en que su partido era una oposición minoritaria, recordando también las palabras de Alfonso Martínez Domínguez, quien decía que “no me gusta el pan porque engorda, en alusión a las siglas de Acción Nacional”. Según la vieja guardia del periodismo, falla la precisión del diputado pues la frase correcta era “el pan enferma porque deforma”.

Desfilaron los líderes de bancada conmemorando el día, haciendo elogio a los primeros constituyentes, recordando los 186 años de trabajo ininterrumpido, buscando semejanzas y anhelando equipararse con esos primeros legisladores entre quienes destaca Fray Servando Teresa de Mier, a quien se le reconoce como el primer legislador, prototipo de dicha función, y cuyo reconocimiento quedó inmortalizado en letras áureas, en un flanco de la Sala de Sesiones. Algunos de los textos que estaban predestinados para pronunciarse en el pleno fueron modificados sobre la marcha por los mismos legisladores. Quizá por eso en la redacción del documento priista se lee, al principio: “Nuestro León (quizá fuese Nuevo León) siempre ha estado en constante transformación, buscando prosperidad y liderazgo, esto no es producto de la casualidad, sino de su gente, de sus tradiciones y valores y sobre todo, de esa reciedumbre norteña que nos carateriza y nos saca adelante”.

velaimgDespués de repetidas aseveraciones sobre la obligación de los legisladores en defensa de la transparencia, de la injusticia social, de la miseria, se definió dicho recinto como la “Casa del pueblo”, definición que fue echada por tierra cuando elementos de seguridad bloquearon la presencia de ciudadanos a la entrada de la sesión. Un grupo de manifestantes que al grito de ¡vendidos!, entre otros, reclamaron a los legisladores aprobar la entrega en comodato de los terrenos de la Pastora a Cervecería, hoy Heineken. Ante el apabullamiento de la protesta, los manifestantes dejaron un cartel sobre el borde superior de las escaleras que dan a Zaragoza, de modo que quedara frente a la gente y automovilistas que transitaban por Matamoros; el texto hecho con recortes de periódico decía: “Se regalan terrenos públicos, informes aquí en el Congreso”.

Y es que al evento acudieron funcionarios de alto nivel en los distintos poderes del Estado en Nuevo León, sólo hubo una ausencia, muy resonante, en el caso del Ejecutivo, pues Rodrigo Medina partió a la capital texana, Austin, para encontrarse con su homólogo de ese estado: presuntamente a fortalecer relaciones académicas, económicas y tecnológicas. No estuvo Medina de la Cruz para el festejo del Congreso, pero si llegó un día antes a la biblioteca Fray Servando Teresa de Mier, para inaugurar una sala que tiene por nombre “Aula Digital Telmex”, y cuyas paredes recién pintadas de blanco ostentan letreros con el lema: “Por la Educación Digital en México”.

El gobierno de Medina acaba de firmar un convenio con Telmex para llevar Internet inalámbrico a 200 sitios públicos en el estado, acuerdo que fue firmado en el lobby de la biblioteca, la cual, cabe mencionar, cuenta con una trayectoria larga e importante como educadora y detonadora de movimientos organizados. El convenio entre Medina y Telmex, le cual, parece subscribirse en un poco olvidado proyecto de “Ciudad del Conocimiento”, que suplantó a todo el equipo que tenían anteriormente, es un paso más en un camino iniciado en el sexenio de Fernando Canales. 

A través de un decreto promulgado por el entonces gobernador y aprobado por la entonces mayoría panista en el Congreso, se creó Vinculación Social, la cual estuvo bajo la dirección de Federica Sada, fue ella quien inicio la remodelación de la biblioteca, que llevó años y ni siquiera alcanzó a ver concluida. El primer paso fue traer una cantidad numerosa de computadoras para integrar una sala que poco a poco ha ido dejando obsoletas las enciclopedias: modificó severamente la esencia de los usuarios y la manera de acercarse al acervo de este edificio. Hoy, esa sala representa una transgresión fundamental en la infraestructura de esta y, por añadidura, de las demás bibliotecas públicas. Esperemos que en el plan de Gobierno, su impulso a la cultura digital y la “Ciudad del Conocimiento”, estén integradas las bibliotecas públicas y no terminen como meros cibercafés.

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