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574 6 de julio de 2010 |
APUNTES DE UN HINCHA Anaximandro Gerson Gómez La vez que lo sacaron de cambio en el equipo de Villa Toledo, en la liga cristiana de futbol soccer, ubicado en los campos de la colonia burócratas municipales, se enojó muchísimo, que hasta pensó en rayarle la madre al entrenador.
Anaximandro, dechado de virtudes para cobrar los tiros libres, con gran maestría coloca el balón en el ángulo. Pone el ojo plus sobre la barrera, calcula la velocidad del aire, restándole la fuerza del balón, dividida entre el deseo de triunfo, en lo que menos esperas, la pelota está en el fondo.
Su limitación, estar permanentemente parado el restante tiempo. Sólo camina por la cancha, sus compañeros hacen burla de tomarle el pulso para saber si aún sigue con vida.
Correr le implica esfuerzo a Anaximandro, y eso lo hace sudar; si transpira ensucia el uniforme; si llega con la ropa enterregada, porque la casaca es de color blanco con vivos rojo negro y azul, su esposa lo pone a lavarla. Y no quiere hacer sobreesfuerzo, no vaya a ser que derive en una hernia o en un golpe de calor, que para violencia, sólo la que hacen los integrantes del crimen organizado y a veces, el cuerpo colegiado que viene a impartir justicia en los partidos de futbol.
Anaximandro al ver su número en la pizarra de cambio, sale muy enojado. Va directo con el dt, le dice por qué me sacaste. El dt contesta: que no ves que es una avenida, el delantero no baja, tú como medio no cubres, y el defensa se quedó arriba y ya ni defiende ni ataca.
Anaximandro, en pleno uso de sus facultades mentales, más no físicas, camina a la banda. Grita: hey hey, denme mi balón, porque ya me voy.
En el minuto 33 del primer tiempo, el árbitro detiene el juego. Ya no hay balón para continuar con las acciones.
Anaximandro, orondo toma la intersección rumbo a la carretera nacional. En casa, su esposa lo espera con la noticia que en 8 meses, será papá.
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