19 de julio de 2010
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SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO Estrategias de reconstrucción Edilberto Cervantes Galván
El impacto del huracán Alex en Nuevo León provocó daños materiales de gran magnitud. Las cifras que se manejan son impresionantes: 100 mil familias damnificadas; al menos 49 municipios afectados; 20 mil 500 viviendas destruidas total o parcialmente; 4 mil vehículos dañados, más innumerables puentes y carreteras afectadas.
La destrucción provocada por Alex es mucho mayor que la del huracán Gilberto, el cual azotó la zona hace poco más de veinte años. Los pronósticos van en el sentido de que estos fenómenos meteorológicos serán cada vez más violentos. ¿Qué lecciones estamos aprendiendo los nuevoleoneses de estas experiencias con los huracanes?
Desde la perspectiva de la calidad total una organización inteligente es la que aprende de sí misma, de sus errores, de sus fallas y de sus aciertos, para crecer, para mejorar. Aplicando esa filosofía al ámbito de la sociedad podría decirse que una comunidad inteligente es la que aprende de sí misma para ser mejor.
¿En qué medida la construcción urbana en la zona metropolitana se ha sujetado a criterios de riesgo, movilidad y calidad de vida? La pregunta pertinente es si vamos a reconstruir el Monterrey o el Nuevo León del siglo pasado o si aprovechamos esta oportunidad para perfilar el Monterrey del siglo XXI: una ciudad mejor trazada, con atención y respeto a la hidrología y la orografía de la zona, evitando los riesgos y estableciendo normas estrictas en materia de desarrollo urbano.
Las tareas de reconstrucción frente a este tipo de tragedias son complejas. Se pone a prueba la capacidad de reacción de las instituciones, se despiertan apetitos de oportunismo político y son ocasión para la emergencia de liderazgos.
En la respuesta inmediata es usual que las necesidades rebasen a las capacidades y recursos disponibles. (En el caso de Luisiana, y el huracán Katrina, la reacción del presidente Bush fue muy lenta, además de que la gobernadora no tenía simpatías por el alcalde y éste, sin mayores apoyos, se vio rebasado por la magnitud de la emergencia). Para quienes se quedaron sin hogar, sin agua, sin electricidad, cada día, cada hora que pasa, tiene un muy alto costo y riesgo.
Conviene echar una mirada a las estrategias de reconstrucción que se están empleando en otros países: en Brasil, ante una inundación en un amplio territorio; en Chile, por la enorme destrucción del terremoto de hace unos meses; y la reconstrucción total de la capital Puerto Príncipe, en Haití, por el terremoto de principios de año.
En Brasil el Presidente Lula (a punto de concluir su mandato) dio instrucciones a sus ministros para tomar medidas y actuar más rápido de lo que permiten las leyes y reglamentos. Mandó dejar los burocratismos a un lado. Para reconstruir las ciudades que se inundaron, las autoridades locales, señaló Lula, tienen que buscar sitios seguros, lejos de las zonas de riesgo. No se reconstruirá en zonas expuestas a inundaciones. Para impulsar la recuperación de la industria y las actividades productivas (acciones que deben ser simultáneas al salvamento humano) el gobierno brasileño liberó 555 millones de dólares.
En Chile, la reconstrucción consiste en recuperar total o parcialmente cerca de mil pueblos y ciudades. Allí se incluye a cuatro capitales regionales con más de cien mil habitantes. ¿Cuál es la estrategia de reconstrucción en Chile? La propuesta consiste en apegar las acciones al menos a 10 principios: (por razones de espacio vamos a hacer referencia sólo a cinco):
Como se aprecia, podemos aprender de las experiencias que actualmente, también en medio de la emergencia, están experimentando países de América Latina.
Para la Zona Metropolitana de Monterrey no hay más que cerrar con una pregunta: ¿regresar al pasado o mirar hacia el futuro?
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