600 11 de agosto de 2010 |
FRONTERA CRÓNICA Glo-glo-glo JRM Ávila
Con perdón de Juan Sebastián Tallón
Nadie sabe dónde vive. Aquí no hay narco. Si lo hay es porque viene de otros lados. La gente de aquí es buena, pura, trabajadora. Si hay quien pertenezca al narco, no sabemos dónde pueda estar viviendo. Pregunte usted donde quiera: nadie le dará razón de dónde encontrarlo. En este estado no hay narco. El narco viene de fuera.
Nadie en la casa lo vio. Dicen que el narco promueve bloqueos. Las policías no lo saben de cierto, lo suponen. Por eso llegan tarde o no llegan. Se rumora que hay tiroteos en las avenidas y en algunas residencias pero se trata de enfrentamientos entre bandos del narco que ni son de aquí, por eso las policías hacen como que no se dan cuenta: dejad que los narcos se ultimen entre sí, así nos ahorramos trabajo.
Pero todos escuchamos al sapito: Glo-glo-glo. Sin embargo, aunque se diga que el narco viene de otros lugares, aunque se diga que los enfrentamientos son pocos y se dan entre bandos del narco, no dejamos de escuchar tiroteos, no dejamos de estar envueltos en congestionamientos de tránsito, no dejamos de ver y oír noticias sobre un narco que se le escabulle siempre a las policías: el narco no existe, es sólo un fantasma que recorre estas tierras.
¿Vivirá en la chimenea? Hay quienes aseguran que el narco es encubierto por las altas clases políticas y/o sociales. Se dice que vive en los lugares más selectos del estado. Se dice que goza de privilegios y protecciones provenientes de grandes alturas políticas. Hay quien afirma que esto es mentira, que es política-ficción, que es narco-ficción, pero nadie cree que el narco viva en un tejabán, retirado de los placeres terrenales.
¿Dónde diablos se escondió? Aunque las policías afirman siempre que están siguiendo varias líneas de investigación, parece que cuando el narco es perseguido se esconde en el aire; o que se abre el pavimento, lo abriga amigablemente y se cierra para que las policías no lo encuentren. Y uno pregunta por los resultados de la investigación y encuentra que son una farsa. Parece que estuvieran investigando sobre ovnis, aparecidos o chupacabras.
¿Dónde canta cuando llueve, el sapito Glo-glo-glo? Nadie sabe dónde opera el narco cuando todo parece estar en calma, pero todos sabemos que llueva, truene o relampaguee, ni el músculo duerme ni la ambición descansa. Para desesperación de los medios, hay una calma chicha que no les genera sangre fresca de la que se alimentan como vampiros. Pero de que el narco opera, ni duda.
¿Vive acaso en la azotea? Busquemos entre las dirigencias políticas, busquemos entre los partidos políticos de cualquier tendencia, busquemos entre los altos mandos de las policías en sentido amplio, busquemos entre las iglesias y las sectas religiosas, busquemos entre las organizaciones de clubes deportivos, busquemos por doquier, pero tengamos miedo, tengamos mucho miedo.
¿Se ha metido en un rincón? El narco no está arrinconado. El narco no se oculta, no teme a nada ni a nadie. Las policías saben que el narco empieza donde lo hallan por vez primera y les sale al encuentro por todas partes. Que no nos quepa duda. El narco no se mete en los rincones. Las policías lo saben, porque si lo hiciera, no quedarían rincones para ellas.
¿Está bajo de la cama? Se esconde quien tiene miedo. El narco, todos lo sabemos, no ha nacido para el miedo; no se tiene miedo ni a sí mismo, y con eso está dicho todo. Si las policías lo buscan escondido, es porque saben que no lo encontrarán. Todos sabemos que hacen como que lo buscan, para cubrirse ellas mismas. Lo buscan, lo buscan, y no lo buscan (como dirían en Mérida).
¿Vive oculto en una flor? Busquemos en los concursos de belleza, busquemos entre las porristas de clubes deportivos, busquemos entre las artistas, busquemos en los paraísos residenciales de las principales ciudades, busquemos en las casas más fastuosas de los lugares apartados. Busquemos, busquemos, busquemos la verdad, pero sigamos teniendo miedo de encontrar respuestas, porque esta verdad no nos hará libres.
Nadie sabe dónde vive. Esto es falso de toda falsedad. Las altas esferas saben del narco más que lo que pueden decir. Lo saben con santo y seña. Tal vez hasta tengan un directorio preciso. Yo diría que saben demasiado. Pero saben también que es preferible mantenerse mudas porque más vale el silencio elegido que el silencio impuesto.
Nadie en la casa lo vio. Por eso es mejor hacerse de la vista gorda. Por eso es mejor simular ser ciegos. Por eso es mejor fingir que nada pasa. Total, el narco no es de éste, sino de otro lugar. Ya se irá en el momento que él mismo lo decida. Pero eso sí, las policías no permitirán que permanezca aquí ni un minuto más.
Pero todos escuchamos cuando llueve: Glo-glo-glo. Aunque callen prensa, televisión y radio, sabemos que siguen pasando cosas porque oímos tiroteos y sirenas, porque vemos pasar patrullas persiguiendo sombras; y porque, de repente, como si se hubiera abierto una fosa en la Alemania nazi, en lugar de cadáveres judíos se encuentran cadáveres que, al parecer, sí son de aquí.
http://fronteracronica.blogspot.com/
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