608 23 de agosto de 2010 |
LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO Espionaje y privacidad Edilberto Cervantes Galván
A lo largo del primer semestre de 2010 se desarrolló un conflicto entre el Gobierno de China y la empresa de servicios de búsqueda de información Google. El interés del gobierno chino era restringir el acceso de los internautas de ese país, censurando temas, términos, palabras y localizar a través de la Red a disidentes políticos u opositores al régimen.
La postura inicial de Google fue la de buscar un modo de operar que se acomodara a los intereses comerciales de la empresa; era obvio que no querían abandonar el enorme mercado chino. Pero someterse a la censura del gobierno tampoco resultaba aceptable. Después de un fuerte forcejeo, en el que Google recibió el respaldo del gobierno norteamericano, Google decidió no establecer ningún esquema de censura y ubicó sus servidores fuera del territorio chino desde dónde ahora brinda sus servicios. Es seguro que esa historia no terminará allí.
El conflicto ahora es entre los gobiernos de la India, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, por un lado y el fabricante y operador de los aparatos multimedia Blackberry, por el otro (estos aparatos han alcanzado celebridad por la extrema seguridad que ofrecen a sus clientes). Los gobiernos de esos tres países, aduciendo motivos de seguridad nacional, están exigiendo acceso a los servidores de la empresa para identificar y dar seguimiento a sospechosos de terrorismo.
Es interesante comentar que el Presidente Barack Obama es un usuario convencido del Blackberry y tuvo que disputar su derecho a seguirlo utilizando cuando llegó a la Casa Blanca. La empresa fabricante de Blackberry (Research in Motion) es canadiense y el Servicio Secreto del gobierno de Estados Unidos consideraba que habría riesgos a la seguridad nacional de ese país si el Presidente usaba ese aparato. Después de revisar la Ley de libertad de la Información y otras consideraciones (el Blackberry tiene uno de los sistemas más seguros de codificación de mensajes) Obama logró imponer su criterio, con la condición de que todos sus mensajes cifrados se conserven en unos servidores de los que serán recuperados y publicados después de que termine su periodo de gobierno.
El gobierno de la India alega que los atentados terroristas de 2008 en la Ciudad de Bombay, en los que murieron 173 personas, fueron coordinados desde Pakistán por criminales que usaron el Blackberry. Después de esos hechos el gobierno hindú modificó sus leyes y ahora tiene la capacidad legal para interceptar cualquier comunicación electrónica si sospecha que existe riesgo para su seguridad nacional. Los hindúes dieron plazo hasta el 31 de agosto para que la empresa de Blackberry resuelva sobre su exigencia: acceso a la información codificada bajo ciertas circunstancias.
Por su cuenta, los gobiernos de Arabia Saudita y de los Emiratos Árabes Unidos han planteado la posibilidad de prohibir el uso del correo electrónico, la mensajería instantánea y la navegación por Internet, en los Blackberrys que se encuentren en su territorio utilizando su red.
Ante estas maniobras, que significan restricción en el uso de la Red y acceso de los gobiernos a las comunicaciones privadas, ya se han levantado quejas y reclamos de las agrupaciones de internautas y de defensa de las libertades civiles.
El procesamiento de las comunicaciones vía el Blackberry se realiza de manera centralizada en dispositivos ubicados en territorio canadiense. De allí que habría que ver hasta dónde son aplicables las leyes de la India o de Arabia Saudita.
Al parecer la empresa buscará acuerdos país por país para no perder un mercado tan grande como el de la India o enemistarse con los árabes. La forma de acomodarse a las leyes locales pasaría por la ubicación de servidores en los territorios de cada país. El asunto está en proceso.
En el caso del gobierno norteamericano, la Agencia de Seguridad Nacional puede pedir las claves de cualquier comunicación electrónica en ese país cuando detecte riesgos para su seguridad, siempre con una orden judicial de por medio. Aunque se reconoce que estos procedimientos no siempre fueron observados en la época Bush.
Las razones de la seguridad nacional resultan poderosas para tratar de justificar la invasión de la privacidad.
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