608 23 de agosto de 2010 |
ANÁLISIS A FONDO Secuestros, tan productivos como la droga Francisco Gómez Maza
Proliferan por la mala administración de la justicia Su solución, muy lejana por la superioridad criminal
En los últimos años, dicen los expertos, el secuestro se ha convertido en uno de los más grandes temores de los mexicanos secuestrables. Los cambios en las costumbres y la creación de nuevas situaciones han mantenido una evolución en este delito. La acción de secuestrar a alguien rompe con dos de las garantías individuales que reconoce la Constitución: la libertad de tránsito y la protección de las leyes frente a los castigos, aceptando sólo los impuestos por las autoridades.
El delito de secuestro se encuentra ampliamente tipificado, de manera que el Código Penal contempla diferentes penas en relación con las posibles variantes del crimen. El problema de la proliferación en México no es culpa de la legislación; la seguridad social se ve comprometida pero por aspectos externos como la posible mala administración de la justicia o la inefectividad deseada en los cuerpos policíacos.
La República Mexicana no es el único país que sufre esta situación. De hecho, Colombia mantiene un estado de inseguridad peor al nuestro, lo cual no es orgullo para ninguna de las dos naciones. La posible solución a esta ola delictiva se ve muy lejana, analizando que, aunque los esfuerzos se han realizado, las bandas criminales han demostrado su superioridad, por lo que no se observa práctica la baja significativa de este delito en nuestro país.
Esta reflexión viene ad hoc porque ayer domingo se cumplieron cien días de la desaparición y seguro secuestro del ex senador y ex candidato presidencial Diego Fernández de Cevallos, perpetrado por una banda de la delincuencia organizada que "se hace pasar por un grupo guerrillero y en la que hay policías y ex policías", como lo ha asegurado el experto Max Morales. Este especialista, que medió en casos perpetrados por el sanguinario Daniel Arizmendi, "El Mochaorejas", dijo que el plagio de Fernández de Cevallos se inscribe en los secuestros de "alto impacto", como lo ha registrado La Opinión de Los Angeles, en su edición dominical.
Esta modalidad de plagio se caracteriza porque los secuestradores prolongan el cautiverio más de un año; no tienen prisa y cuidan de su víctima hasta obtener lo que quieren: mucho dinero. Fernández de Cevallos desapareció el pasado 14 de mayo y su coche fue hallado con restos de sangre a la entrada de un rancho suyo en el central estado de Querétaro, próximo a la capital. Tras el suceso, manejado por las autoridades como una desaparición, su familia pidió suspender las investigaciones policiales para poder negociar con los secuestradores.
Hasta ahora se sabe públicamente de dos mensajes o pruebas de vida, enviados por los secuestradores con sendas fotografías en las que aparece el llamado "Jefe Diego" con los ojos vendados; el más reciente, acompañado por un manuscrito de la víctima, escrito el pasado 10 de junio. "No puedo describirte el infierno que vive tu padre y no sé cuánto aguante más. Por ello te pido que hagas lo más rápido que puedas tu mayor esfuerzo. Ellos tienen todo el tiempo del mundo, no les corre ninguna prisa", señala la carta del ex candidato presidencial a su hijo Diego.
Max Morales narró al periódico angelino que hace 20 años se registró en México el primer secuestro prolongado contra un empresario mexicano que estuvo nueve meses en cautiverio, y hace dos años este récord fue superado, primero con un plagio que duró un año y tres meses, y después con otro que llegó al año, ocho meses y doce días. Quienes secuestraron a Fernández de Cevallos, uno de los políticos mexicanos más influyentes y cuestionables y cuestionados por su manera sucia y fraudulenta de hacer “política”, forman parte de un grupo de la delincuencia organizada, en la que hay policías y ex policías, “profesionales” que planearon muy bien la captura del ex senador, ya que nadie los vio cuando ejecutaron el plan y han cuidado las comunicaciones con la familia, incluso recurriendo al silencio.
Algunos investigadores han dicho que detrás del secuestro estarían grupos subversivos porque el operativo de plagio tiene parecido con los que realizaron en décadas pasadas grupos guerrilleros, pero Morales asegura que esta banda se esconde bajo esa fachada, y que la integran policías y ex policías. El 90% de las bandas de secuestradores en México tienen como miembro al menos a un policía, lo que hace difícil perseguirlas. Sobre la versión de que las dificultades de entregar una alta suma de dinero en efectivo estaría retrasando la liberación, de acuerdo con el experto, eso no sería un obstáculo porque estos grupos ya han cobrado grandes cantidades, como en el caso de un ex banquero por cuyo rescate fueron entregados 37 millones de dólares en cajas de huevo, puestas dentro de una camioneta.
El secuestro de Fernández de Cevallos se da en el marco de un clima de violencia que afecta a México desde hace cuatro años. En ese período, el combate a los carteles de las drogas y la guerra que éstos libran entre sí, ha dejado una estela de muerte, con alrededor de 30,000 asesinatos. Hace dos años, la muerte de un adolescente a manos de sus secuestradores levantó una ola de indignación social que empujó a una inédita reunión de autoridades federales, encabezada por el presidente Felipe Calderón; estatales, municipales, judiciales y legislativas y representantes sociales para buscar una solución. Esa reunión concluyó con un acuerdo nacional de 75 compromisos para combatir la delincuencia organizada, que no se han cumplido.
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