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| 609 24 de agosto de 2010 |
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ANÁLISIS A FONDO El horror como rutina Francisco Gómez Maza
La militarización, el mayor detonador de la violencia Chihuahua, de ser país, sería el cuarto en homicidios
La guerra contra el crimen y el narco del presidente Felipe Calderón Hinojosa fue y sigue siendo el detonador de una escalada violenta que ha producido ya alrededor de 30 mil muertos, por la respuesta aún más violenta de las bandas de sicarios, que no están dispuestas a que el “Estado” atente contra su “Estado”, que se lo han ganado a pulso de metralla, de asesinatos, de decapitaciones, de ahorcamientos, de feminicidios, de muertes de inocentes.
Y seamos honestos: la militarización acabó llevando al terrorismo de Estado: las fuerzas armadas colombianas están en el punto de mira de organizaciones como Human Right Watch y la ONU por ejecuciones extrajudiciales (los llamados falsos positivos) y el ejército mexicano ha sido repetidamente acusado de proceder contrariamente a las convenciones de derechos humanos. No sorprende que, en las últimas ediciones del Latino-barómetro, la inseguridad ciudadana se sitúe como la principal preocupación de los ciudadanos: más de un 70% de los ciudadanos tiene miedo a ser víctima de un delito violento.
Si el estado meridional mexicano de Chihuahua fuera un país, sería el cuarto con mayor tasa de homicidios de una lista de 115 naciones, por encima de Colombia. Sinaloa, entidad situada al noroeste, en el litoral del Pacífico mexicano, ocuparía la séptima posición, y Guerrero, al suroriente, la octava, arriba de Rusia y Paraguay, según el Índice de Incidencia Delictiva y Violencia 2009.
Catorce estados de la federación mexicana, de acuerdo con el CIDAC (Centro de Investigación para el Desarrollo) sobrepasan la tasa promedio internacional de homicidios intencionales, que es de 6.5 por cada 100 mil habitantes, mientras que nueve, entre ellos Yucatán, Hidalgo y Zacatecas, se mantienen por debajo de la tasa promedio de homicidios entre las naciones desarrolladas, que es de 4. 5 por cada 100 mil habitantes. El promedio mundial de la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes es de 6.50. Diez estados de la república mexicana sobrepasan este porcentaje. Chihuahua, en donde se realizaron una de cada tres ejecuciones en el país, en 2009, alcanza 47.1; seguido por Sinaloa, con un 29.5; Guerrero, con 22.8, y Durango, que llega a 21.6. Continúan Baja California, con 20.5; Oaxaca, que tiene 17.8; el estado de México, con 16.8; Sonora, con 14.2; Michoacán, 12.30, y Nayarit, con una tasa de 12. Algunos estados como Chihuahua sobrepasan a naciones como Colombia, cuya tasa es de 37.3; Belice, con 32.67, y Jamaica, que alcanza un 32.40.
Sin embargo, 18 estados se mantienen por debajo de la tasa promedio internacional de homicidios intencionales, que es de un 6.5 por cada 100 mil habitantes: Tabasco y Veracruz con 6.4, Coahuila, 6.1; el Distrito Federal, con un 6.0; Jalisco y Aguascalientes, cuya tasa es de 5.4; Nuevo León y Colima, con 5.0, y Baja California Sur con 4.7. Esta lista también incluye a Guanajuato con 4.2, Zacatecas, con cuatro; Campeche, que tiene 3.8; Puebla, con una tasa de 3.6; Tlaxcala, con 3.1; Hidalgo alcanza 2.9 y Querétaro 2.6, así como San Luis Potosí y Yucatán, que tienen 2.5 y 2.1, respectivamente.
Los últimos nueve estados están por debajo de la tasa promedio de homicidios entre las naciones desarrolladas. México, como país, tiene una tasa promedio de 10. 6 por cada 100 mil habitantes en cuestión de homicidios intencionales, de acuerdo con el Sistema Nacional de Seguridad Pública. En este sentido, el CIDAC apunta que, no obstante que esta incidencia es muy inferior en comparación con países como El Salvador, que tiene una tasa de 61, o Sudáfrica, con 49.60, también es cierto que México se mantiene entre los países con más altos niveles de violencia.
El comparativo internacional de la institución apunta que en una lista de 115 naciones, tomando el lugar número uno como el de más alta tasa, México ocupa el puesto 16 en el indicador de homicidios por cada 100 mil habitantes, por arriba de Nicaragua, que tiene un 8.41; los territorios ocupados de Palestina, con un 3.85, además de India, Siria y Líbano, por ejemplo. Ciudad Juárez es la ciudad más violenta del mundo, con una incidencia en 2008 de 130 homicidios por cada 100 mil habitantes, seguida de Caracas, con 96, y Nueva Orleáns con 95, mientras que Tijuana ocupa el cuarto lugar con 73, en opinión del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública. Bagdad, donde se vive una situación de guerra, ocupa el décimo lugar con 40 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes. Si se mantiene la tendencia de muertes violentas observada entre el 1 de enero y el 21 de agosto del 2009, en Ciudad Juárez se habrán cometido dos mil 293 homicidios sobre una base de 1.4 millones de habitantes.
México se ubica en el lugar 107 de los países más violentos en materia de homicidios, según el Índice de Paz Global 2010 (GPI). En general, precisa el GPI, "el mundo es ahora un poco menos pacífico que el año pasado, lo que puede atribuirse en parte a la crisis económica, que ha dado lugar a un crecimiento de la violencia y a la inestabilidad en muchos países". La violencia cobra siete billones de dólares anuales a la economía mundial.
De acuerdo con el cuarto Índice de Paz Global (GPI) la economía global se sigue tambaleando y los datos de 2009 muestran una intensificación de los conflictos y una creciente inestabilidad vinculada con el revés que comenzó en el 2008, donde numerosos países presenciaron notorios incrementos en las tasas de homicidios, manifestaciones violentas y de temor a ser víctimas de delitos.
El aumento de la violencia está privando a la economía global de activos cuando éstos son más necesarios. Un 25 por ciento de reducción en la violencia global liberaría hasta mil 800 millones de dólares anuales, suficiente para cancelar la deuda de Grecia, financiar el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (MDG) y cumplir los objetivos 20-20-20 de la UE en el ámbito del clima y la energía.
http://analisisafondo.blogspot.com/ http://lacomunidad.elpais.com/analisisafondo/2010/8/23/analisis-fondo-horror-como-rutina analisisafondo@cablevision.net.mx
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Desde las barriadas de Río de Janeiro, las olvidadas “favelas”, pasando por los territorios de las Maras Salvatruchas, las tierras colombianas y los territorios del crimen organizado y el narcotráfico en México, el miedo, la inseguridad es el pan nuestro de cada día; el horror se ha hecho rutina. El mítico Estado ha decidido por el camino más difícil y menos productivo, más injusto, más aterrador, como la militarización, que ha detonado con mayor fuerza la violencia y la muerte. 
