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| 612 27 de agosto de 2010 |
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MUROS Y PUENTES Tales resultados llegan luego de una temporada de mantener a los electores con el sonsonete en contra de los inmigrantes indocumentados. Fueron meses de un debate que pone contra las cuerdas a la Constitución misma de este país, un discurso duro de parte de los republicanos que han terminado por hacer trastabillar a sus representantes tradicionales, incluso a quienes como John McCain que se llegó a autonombrar “rebelde” (por salirse del huacal de la extrema derecha para ganar en su momento la postulación presidencial) y que incluso llegó a proponer una amplia reforma migratoria —al lado del recordado Edward Kennedy— de la que al final renegó. A las primarias que el martes se efectuaron en cuatro estados para definir candidaturas al Senado y gubernaturas (Alaska, Florida, Vermont y Arizona) se llegó con la bandera antiinmigrante permeando hasta las urnas. En Alaska la nominación republicana al Senado la ganó Lisa Murkowski, actual titular, dejando en el camino al congresista estatal Joe Miller, quien era respaldado por Sarah Palin y por el Partido del Té; uno más, otra menos pero ambos con la misma línea de hacer de la actual realidad de la inmigración indocumentada un sucio argumento de campaña. En tanto que en Florida, el republicano Marco Rubio, la nueva cara conservadora, ganó la postulación al Senado; asimismo los electores republicanos decidieron la nominación a gobernador al respaldar al millonario Rick Scott, por encima del procurador estatal Bill McCollum, de acuerdo a los despachos de prensa; ambos se enfrentaron con el mismo discurso de oposición a los indocumentados y apoyando leyes similares a la SB1070 de Arizona para Florida. Los demócratas floridanos eligieron candidato por un escaño al Senado en la figura del actual congresista Kendrick Meek, quien descarriló una millonaria campaña del empresario Jeff Greene, según los reportes leídos; así, Meek peleará en noviembre por el asiento que deja el republicano Mel Martínez. Pero la contienda que más llama la atención es la de Arizona, ya que ahí se ha gestado el agrio debate que el país soporta. En pos de repetir en sus respectivos puestos, tanto McCain como su colega en la gubernatura, Jan Brewer, han luchado denodadamente por la candidatura del Partido Republicano, impulsados por un frío e inflexible discurso contra los indocumentados. A Brewer su temeraria postura con la ley SB1070 (y su promulgación en curso) la posicionó de manera tan tajante que sus dos más cercanos oponentes se hicieron a un lado, sólo Matt Jette se quedó en la contienda para hacerle cosquillas; a McCain le salió al paso el ex congresista John David Hayworth (respaldado por el Partido del Té) y mire lo que pasó; para ganar McCain dio un viraje total y modificó hasta sus principios, se lanzó contra los indocumentados y gastó millones de dólares en una campaña que al final hizo que se recuperara, resurgió en los sondeos previos a la primaria y finalmente está postulado para disputar su quinta reelección. Arizona ha sido el epicentro antiinmigrate. El discurso de la xenofobia ha sido el caballo de batalla ahora y lo será hacia las intermedias de noviembre. Cuando ocurran esas elecciones acaso se conviertan en unos comicios paradigmáticos en donde se dirimirá el resto de la gestión de Barack Obama y no sólo eso, sino la directriz por la que se enfilará el país hacia un futuro que puede ser de lo más incierto para los inmigrantes y la comunidad latina. El horno no está para bollos: la comunidad latina resultará la más afectada —dada la invulnerabilidad de los indocumentados— si el país toma el rumbo que los republicanos quieren imprimirle; precisamos votar para que ellos no retomen el poder. Raúl Caballero, director editorial de La Estrella en Casa y La Estrella Digital de Dallas-Fort Worth, escritor y periodista mexicano.
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