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19 de agosto de 2010
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TRANSICIONES

Persona non grata                                                            

Víctor Alejandro Espinoza 

La alternancia es una característica de todo régimen democrático. El cambio de partido en el gobierno es positivo porque renueva las esperanzas de la población en la solución de sus problemas y permite valorar tanto a ganadores como a perdedores que la expresión ciudadana en las urnas es una apuesta por el futuro o la factura porque algo no se hizo bien o se dejó de hacer. Esto lo digo, porque en Baja California el pasado 4 de julio, el PAN en el poder desde hace ya 21 años, tuvo su derrota más significativa.

 

Muchos son los factores que pueden explicar la debacle panista. Me refiero a uno simplemente: los efectos de la política federal sobre las actividades económicas de la entidad. Tanto el SIAVE (Sistema de Supervisión y Control Vehicular), como el control de dólares o las restricciones a la importación de autos, por mencionar algunos de los desatinos, han sido medidas centralistas que los empresarios grandes, medianos y pequeños han venido denunciando. Antes de las elecciones, el gobierno del estado simplemente manifestó que era una disposición central que debía acatarse; pero no abanderó ninguna postura firme frente a tan absurdas medidas.

 

Las derrotas sirven; a partir del 5 de julio, la posición de nuestras autoridades cambió. Por primera vez el gobernador hizo pública su decisión de apoyar firmemente a los afectados y demandar a las autoridades centrales un cambio en las políticas. Una diferencia verdaderamente aplaudible. Sabe el señor gobernador que seguir acatando y convertirse en simple correa de transmisión de las decisiones centralistas se ve bien en el DF pero en la entidad se pierden votos. El 2012 y el 2013 se encuentran a la vuelta de la esquina y se deberá gobernar del lado de la ciudadanía, si se quiere tener posibilidades de aspirar a ganar los comicios; esto es válido para los que se alzaron con la victoria y para los perdedores actuales.

 

Sin embargo, pese a la incorporación del Poder Ejecutivo estatal a las demandas empresariales, las autoridades centrales han prestado oídos sordos. Apenas la semana pasada, el jueves 12, representantes de las diversas organizaciones patronales se reunieron en la Ciudad de México con el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, para explicarle las consecuencias desastrosas de la política de control de cambios en dólares en la frontera y pedirle dar marcha atrás en tan absurdas disposiciones. La respuesta fue negativa; los empresarios regresaron con las manos vacías. Es tan tensa la relación que el presidente del Consejo Consultivo Económico de Ensenada (Consulten), Andrés Armenta González, declaró este martes 17: “Los empresarios ya nos encontramos hartos de que cada vez que se tenga un problema en Baja California siempre nos tenga que atender un funcionario de tercer nivel y al final no nos resuelvan nada, lo que demuestra que no está dando resultados el presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa y por ello buscamos juntar todos los elementos para nombrarlo persona Non Grata en el Estado” (El Mexicano, 17 de julio).

 

Como se puede observar, es evidente que hay un hartazgo en ciertos sectores de la sociedad fronteriza. La identificación de los gobiernos estatal y municipal con las medidas centralistas o al menos sus posiciones tibias frente a los problemas que aquejan a los ciudadanos, se han traducido en votos de castigo. Lo interesante será saber qué actitud asumirá el gobierno del estado y en particular el gobernador frente a la cerrazón del centro. Si los empresarios no ven acciones y posiciones claras, romperán la precaria alianza que han mantenido con el ejecutivo posterior al 4 de julio.

 

El gobernador y los funcionarios de primer nivel en Baja California saben que gobernar sin ningún tipo de apoyo social en el segundo tramo conducirá a una nueva derrota panista en 2012 y 2013. Sobre todo distanciado de los empresarios, muchos identificados con las políticas panistas de los últimos años, que son un sector estratégico. Sin contar con ningún alcalde del PAN, en franca minoría en el Congreso y con un presidente de la república abrumado en su guerra contra el narcotráfico, no queda otra más que colocarse del lado de la sociedad y de sus demandas; digo, si se quiere conservar algo de lo que dejó en pie el terremoto.

 

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