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19 de agosto de 2010
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Cursi y ridículo

Carlos Manuel Sabines

 

Al cierre del viernes, se dieron un cúmulo de malas noticias. Los combustibles se elevaron por octava vez en lo que va del año; la Magna a 8.44, el Diesel a 8.80 y la Premium a 9.94 pesos por litro, con el beneplácito de toda la población.

 

Calderón fue a Zacatecas a inaugurar dos hospitales y presentar los avances en el sector salud y ahí aprovechó la ocasión para condolerse de que la pobreza aún marque la diferencia entre los mexicanos. Pronunció unas palabras en las que hizo patente su "tristeza y dolor" por ese sector, omitiendo decir dos cosas: que hay algo así como 86 millones de pobres en pobreza de los tres niveles y que durante el panismo de Fox y el suyo, la cifra de pobres ha aumentado de manera exponencial.

 

Sólo en los dos últimos años la pobreza alimentaria ha acrecentado su número en 6 millones de mexicanos, para llegar a 26 millones que sobreviven con mil pesos al mes. Las palabras y las lágrimas para dar de comer, no sirven para nada.

 

El INEGI informó que el empleo informal llegó a su máximo histórico en 6 años: ya existen 12 millones 850 mil, que representan el 28.8% de la población ocupada; y la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo nos dice que hay 2 millones 486 mil desempleados, al 30 de junio de 2010, que equivale al 5.27% de la PEA.

 

El mercado interno está en la depresión, derivado de los bajos niveles de financiamiento, de la caída de las remesas, el aumento del desempleo y la falta de generación de empleo, aunado a los bajos salarios de los pocos trabajos que existen. Lo anterior hace que la situación económica mexicana dependa aún más de la estadounidense, que no pasa por un buen momento.

 

La agenda de trabajo de Ferrari, titular de Economía, fue presentada al CCE, ofreciendo que no hará cambios sin antes consultarlos. La dependencia del sujeto señalado, a los intereses del gran capital, es palmario. Debe preguntarse a Ferrari, ¿quién le paga por su trabajo? ¿Los empresarios o los mexicanos?

Los secretarios de educación y de salud, Lujambio y Córdova, dieron marcha atrás en sus anteriores determinaciones acerca de los productos chatarra en las escuelas públicas. Que siempre no son nocivos las papas fritas, charritos, pepsis, gansitos y demás porquerías que los niños compran en las escuelas. Seguramente Servitje y los demás empresarios piadosos pusieron el alto a los funcionarios y éstos, modositos, doblaron las manos en beneficio de los barones del dinero y en detrimento de la salud de los educandos.

 

A veces uno llega a pensar que los funcionarios de alto nivel están vacunados contra ese mal denominado patrioterismo, fanatismo y similares que aqueja a un segmento importante de la población, sobre todo los que a la menor provocación van al Ángel a descargar su coraje, su resentimiento social y se lleva uno la sorpresa de que no es así. Tal es el caso de Calderón, que se enredó en el lábaro nacional, se sintió niño héroe, ahora que está próximo el 13 de septiembre, y gritó: ¡La patria se defiende con la vida y hasta con la muerte!

 

Más cursi y ridículo, imposible. 

 

carlos@carlosabines.com.mx

cartas@carlosabines.com.mx

http://www.carlosabines.com.mx

 

 

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