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2 septiembre 2010
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Encuentro Nacional Feminista
Lídice Ramos Ruiz

Los días 27, 28 y 29 de agosto, sí, el fin de semana con todo y domingo, así se tienen que organizar  casi todos los eventos de mujeres, estuvimos en el estado de Zacatecas, cerca de 2 mil mujeres representantes de este nuestro México, complejo, contradictorio, plural , desigual, otrora alegre y atrabancado. Representando un mosaico de edades, gustos, culturas, inclinaciones artísticas, por tratar de abarcar algo de la multiplicidad de mujeres allí presentes.

Un encuentro que no ser realizaba desde hace 18 años por razones variadas. Así que la intención expresada en el lema estaba centrada en: “Feminismos articulados: fuerza política renovada”.

El espíritu de articulación se sintió en los días de trabajo. Costo mucho, las provocaciones y las directas políticas fueron fuertes. Sin embargo la cordura se dejaba ver en frases como: Iguales pero divergentes. Buscando ser incluyentes, se escuchaba a pesar de resentimientos y viejas heridas entre varios de los grupos  o de las personas allí representadas;  a todas nos une la crisis y sus efectos de exclusión social.

Desde mis cálculos un 35 % de las asistentes eran mujeres jóvenes con sus temas de sexualidad, autonomías, lucha de clases, los colectivos se llaman Las Autónomas, Pan y rosas, Mujeres socialistas, las Rosa chillantes, etc.  Otras, un 10%, resultaron. Las históricas, otras, un  30% del espacio de la diversidad sexual; un 15 %  indígenas, con sus coloridos trajes, sus formas de hablar y de decirse feministas y las restantes de la academia y la política. ¡Una buena sorpresa!: ya no éramos las mismas, entre las feministas se incluyen muchas y variadas personas y otras más que no pudieron estar presentes.

La gobernadora Amalia García, fue una mujer más en la apertura, estuvo presente sin tener la mínima actitud de ocupar un espacio de poder. Inevitable, sin embargo, fue el gran aplauso que se le brindo por su asistencia y desde mi punto de vista, un momento poco aprovechado por  la comisión organizadora  del evento para haber puesto ante los medios  allí reunidos, algunas líneas de esta fuerza política renovada que se esta construyendo. A las más, de la línea del frente,  les ganó la emoción y la alegría de estar tantas personas que nos reconocemos feministas,allí presentes.

En los esfuerzos por una democracia incluyente se presentó un programa general muy ambicioso. Actividades culturales, talleres, conversatorios, paneles y tres grandes plenarias en cinco salas simultáneas. Primer día. ¿Quiénes somos? ¿Dónde estamos, segundo día, Encuentros y desencuentros: una mirada crítica a nuestros feminismos. Tercer día, Nuevos caminos para los feminismos en México.

Las preguntas guía del primer día fueron: ¿Cuáles son los problemas económicos, políticos, sociales más agudos de este momento mexicano? ¿Cuáles los actores, los sectores que representan en mayor obstáculo para las mujeres? ¿Cómo las acciones de los diversos actores impactan en los derechos humanos de las mujeres? ¿Qué estamos haciendo las feministas ante el modelo neoliberal? ¿Existe incidencia y dónde?¿ Qué actrices  nuevos aparecen en el escenario y cuales son sus propuestas?

De inmediato saltaron en las mesas que me tocó participar, como la pérdida de sentido del estado laico, la falta de orientación a la educación mexicana, los contenidos huecos y de baja calidad de los programas de los medios, la militarización del país y en especial de algunos estados del norte. Porque,  al menos en Zacatecas, los militares no están en las calles de manera visible, y muchas compañeras dicen que en sus estados es igual! Sorpresa para las de Nuevo León. El aborto y las leyes que lo penalizan, los feminicidios, las y los jóvenes “Nini”, las demandas de las indígenas por saber leer, trabajar y poder hablar de sus temores y necesidades, el país que las niñas están sufriendo, etc.

 

El segundo día estuvo cargado de tensiones, sensaciones, emociones y tironeos, que si las institucionales, que las autónomas, que las académicas y sus escaladas temáticas, que las indígenas que no nos entienden y que no las entendemos, que las jóvenes y su radicalización; mas todas conscientes que no nos han expropiado la esperanza  ni la posibilidad de manejar un nuevo pensamiento, de apalear a caminos diferentes al patriarcado donde la justicia de género este en el centro del desarrollo social.

Como los feminismos son siempre múltiples, el dilema de conjuntar voluntades fue álgido. La cena ofrecida el viernes y la taquiza en plena plaza del bicentenario, del sábado, amortiguaron pulsiones y enojos y permitieron entre música, canciones, bailes, reflexiones y alegrías capitalizar ciertas diferencias. En suma, el perdón  y el deseo de no leer las divergencias e incompatibilidades con temor, permitió arribar a un tercer día productivo y con conclusiones propositivas.

Los temas colocados como más aglutinadores y unificadores del movimiento de mujeres  resultaron ser entre otros: las viejas y nuevas formas de violencia hacia las mujeres, y sobre todo el ocultamiento de los feminicidios;  el estado laico y su re-estructuración y derechización que lo contradice, el respeto a la diversidad sexual, la ética feminista, el reconocimiento a las ancestras, la afirmación del principio de igualdad como postura ideológica para colocar los temas de los derechos humanos de las mujeres y las niñas.

Finalmente ante el reconocimiento de un contexto adverso, que ha acentuado la precariedad y la vulnerabilidad de las mujeres, la articulación de los feminismos en aras de una democratización en que se puedan ejercer a plenitud los derechos humanos, busca alientos, ideas relevantes, deliberaciones genuinas, para salir de la parálisis política en que nos encontramos las y los mexicanos con ciudadanía y si ella ya que los y las migrantes están relegados de los derechos.

Las tareas para los dos próximos años, en que nos volvamos a encontrar,  son amplias y difíciles, más estamos seguras que las pautas para el estudio  de  las nuevas formas de exclusión y dominación hacia las mujeres ya están en las alforjas lilas que recibimos desde el primer día del encuentro.

 La rearticulación esta en marcha, las voluntades están puestas, el estado de ánimo cargó pilas y en sororidad regresamos a los lugares de origen agradeciendo a las zacatecanas y al comité nacional impulsor, sus esfuerzos por la organización, su hospitalidad, repletas de bellos colores, de sabores del pipían, pinole, y otros dulces y licores que las artesanas rurales vendieron en los estantes del espacioso Palacio de las Convenciones que nos cobijo esos días.

Aquí le paramos, mas la glosa pueden ampliarse.

 

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