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| 625 15 septiembre 2010 |
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Una derrota no es para siempre Desde el viernes a media tarde, antes de subir al autobús, el calor se mitiga con cerveza. Somos cuarenta. Varones, damas e infantes. Destino la ciudad de México. Preocupación real: instalarse en el hotel antes de las 19 horas. Tigres de la UANL vs Club de Futbol Monterrey. La dirigencia de la expresión nos divide en cuatro grupos. Misma cantidad de hoteles. Dos por Viaducto. Otro más en Tacubaya. El más lejano de todos hasta Santa Fe. Desde el interior, escuchamos cinco discursos, el último de labios de René Bejarano. Rescato su frase al hablar de los avances en contra de la discriminación a las preferencias sexuales: “las personas, jóvenes, adultos, mujeres y hombres, de conductas nuevas”. Nos integramos a la mesa de Cultura y las Artes. Performance de corte indigenista. Sentados a un lado de la entrada principal. Bajo el toldo blanco, respirando el copal que se consume en su invocación. Hay tiempo, para no preocuparse. Conforme pasan las horas, esos mismos danzantes de despojan de sus paños y ahora son un grupo de death metal. Ellos sí están en la onda de la globalización. La propuesta de Arte y Cultura se remite sólo al folder con 12 copias de artículos sobre la vida de Carlos Monsiváis. Sonrío. Una a una, las 30 mesas van cerrando y entregan conclusiones. Los más, esperamos marcharnos en breve. El clásico no es un partido, es la guerra civil, entre los regiomontanos. Nos llevan en el camión a nuestros destinos. Del primero al segundo intercambian el trayecto y nos trasladan en dos vans. Hay consejo nacional, dicen. Van a buscar terminar el periodo de la dirigencia de Jesús Ortega Martínez y que se convoque a elección en diciembre. Aunque hay una corriente que buscara que las elecciones sean en marzo. Todo es un rumor. Nosotros asentimos. Al llegar al Hotel Aranjuez, estación Viaducto, Claudia me señala: abusado, en esta calle las sexoservidoras están a toda hora. Tiene razón. Ya desde antes, en la reunión, el compañero Meléndez, vicepresidente de la IUSY, nos lo había mencionado. Después de la ducha nos vamos a cenar. Vips menú: pozole y enchiladas divorciadas. En los televisores transmiten el partido de Querétaro-Santos. Marcador final 5-2. Los previos del partido Tigres vs. Rayados. De aquí no me muevo hasta que termine. Esta noche será Garibaldi, Salón Corona y demás cantinas y bares del Centro Histórico. A las siete en punto de la noche, el gerente ordena cambio de canal. Los norteños nos quedamos con ganas. A pocos les importa lo que sucede en el norte. Ellos son felices viendo Pachuca vs. Guadalajara. Aun en los puestos de carnitas y tacos, todos ven al Pachuca. Importa poco, nada, el clásico norteño. Corremos a la habitación. Aburrido primer tiempo. Destellante inicio del segundo. Gol de Suazo. Nos perdemos los guantes blancos regalados a los asistentes y la bronca posterior entre los inconformes felinos. Dicen que ese estadio no pesa. Yo creo que, todo el norte del país, para quienes viven al centro y al sur, les pasa de noche.
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