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9 Noviembre 2010
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Volver al futuro mexicano
Luis Valdez

Noviembre de 1985: Martín Macflai da un beso a su novia cuando reaparece el Dr. Emeterio Brown y le dice con su estilo mímico: ¡Martín, vamos pronto al futuro! ¡Tus hijos tienen problemas! ¡Están a punto de votar por Peña Nieto!

¿Cómo fue que Martín llegó hasta ese punto? Apenas había regresado a su amado 1985, el año en que México disfrutaba del conformismo presidencial de un Miguel de la Madrid con su estrategia política del “mejor no hago nada, pa no echar a perder más las cosas”. Pero tuvo que trabajar de asistente para este científico del tercer mundo y así pagarse el semestre del Conalep. Además la leche de la Conasupo no es gratis. Debe llevar su tarjeta para que la sellen y así poder comprar leche todos los días en punto de las seis de la mañana.

El cuarto de kilo de bofe que cada día el Dr. Emeterio Brown sirve a su perro Chihuahua Calzontzin, ya se pudre sobre el sartén abollado del suelo. Suena el teléfono: ¡Martín, estamos en el estacionamiento de Astra Tecnológico! ¡Debes venir con la cámara!

Antes regresa a su casa donde la familia ve El Chavo del Ocho mientras cena Pollo Supremo. La hermana estudia para maestra (porque así consigues una plaza y ya no te quedas sin chamba) y el hermano tiene el turno de tarde (del cual se ha escapado para ver la tv) en un Burger Boy. Una típica familia mexicana ochentera.

El padre de Martín Macflai sufre del maltrato del vecino que desde joven no deja de molerle la vida. La madre es afecta a prepararse margaritas de tequila con limón. Bebe una antes y después de cada comida, y antes y después de cada telenovela. Los domingos, luego de desayunar barbacoa, van a misa para escuchar al Padre Tapia en la iglesia de la Purísima.

El sueño del Dr. Emeterio se ha realizado en un vocho al que le agrega material de alta seguridad. Unos seguidores del Ayatolla lo descubren y sueltan ráfagas que cimbran todo el estacionamiento de Astra Tecnológico y la avenida Garza Sada. Martín debe abordar el vocho y entre le persecución desaparece y reaparece en el año 1955.

El presidente de México es Adolfo Ruiz Cortines. En 1950, el Columbia College de Chicago, había solicitado a un joven Enrique Camarena la fabricación de un sistema de televisión, y se exportaron al vecino país del norte, televisiones fabricadas en México. En 1951 fue comisionado por Radio Panamericana, S.A., para localizar y ubicar a la primera estación repetidora de la televisión mexicana, eligiendo un punto entre el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl.

A mediados de la década hubo un boom en la compra de televisiones. Camarena se alió con el Canal 2 y fue nombrado asesor técnico de Telesistema Mexicano. Sería hasta 1960 cuando realizaría las primeras pruebas de la imagen a color.

El caso es que nuestro amigo Martin Macflai se las debe ver con el vecino que le joroba la vida a su padre y ahora no es más que un jovenzuelo bravucón. Descubre que el motivo es que su madre era un premio codiciado. ¿Cómo es que su madre terminó haciéndole caso al inseguro y cobarde (gallina) que siempre ha sido su padre? Simple: lo arrollaron con un automóvil Falcon frente a la casa donde espiaba a la joven estudiante. La mujer ve en el joven voyeurista a un frágil desprotegido y le cae el fenómeno de Ubertragungsliebe, o Amor de Transferencia.

El problemón es que por andar siguiendo al cobarde de su padre, es a Martín a quien arrollan. Despierta en la habitación de la joven enfermera que le llama Teycon, “porque es el nombre que tienes en tus trusas”.

Hasta aquí nuestra recreación de la película Back to the future, reestrenada este viernes 5 de noviembre del 2010 (25 años después de su estreno original). Creo entender la manera de pensar de un adolescente gringo que no hace más que beber Pepsi Light o Tab y pasársela en patineta, soñando con ser guitarrista de Heavy Metal como su ídolo Van Halen. ¿Pero por qué rayos un mexicano que se ha logrado escabullir a un ingenuo 1955 querría regresar a 1985, sabiendo que un presidente no pudo defender al peso mexicano como un perro? Que a final de cuentas Miguel de la Madrid sólo estaba apaciguando la escena política para Carlos Salinas de Gortari y su publicidad de que México ya era un país en vías de desarrollo. Podría aportar más si se queda y advierte sobre las represiones en Tlatelolco, el negociazo en las películas de ficheras, los tabledances, y comprar y vender dólares.

¡Sería genial! ¿Qué clase de mexicano descuidado procuraría regresar al futuro de este país? Y en caso de que regrese a su futuro/presente 1985, pobre… le esperaría algo peor: ir todavía más hacia el futuro, porque ya se acerca Peña Nieto.

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