Los chicos están bien
Gerson Gómez

Siempre existe morbo cuando la temática aborda familias homoparentales. De dos padres o dos madres.

Parejas estables que han decidido compartir su vida, que cuentan con sueños y ambiciones comunes, no sólo la alcoba, sino vacaciones, proyectos mediano largo plazo y hasta, lo antes inimaginado, no con adopción, sino hijos naturales, emergentes de donaciones de esperma y del óvulo.

Contamos aun hoy, con demasiados prejuicios sociales, fundamentados en la extraña combinación poco piadosa de amor odio, a la diversidad. Aún no estamos acostumbrados para permitir a dos seres del mismo sexo, prodigarse amor mutuo.

Los Chicos están bien es una película que se centra en una relación lésbica entre Nic (Annette Benning) y Jules (Julianne Moore).

La pareja protagonista tiene dos hijos: Joni (Mia Wasikowska) y Laser (Josh Hutcherson), quienes nacieron por inseminación artificial.

Joni está a punto de graduarse de secundaria y pasa por todos los problemas propios de la adolescencia, el alcoholismo y las ganas de ser popular.

Pero hay una sola cosa que ambos hijos quieren saber, y es conocer al hombre que donó su esperma (Mark Ruffalo).

Ellos por azares del destino, lo encuentran y lo integran como parte de su vida, el problema es que sus madres no están de acuerdo con eso, provocando algunas situaciones confusas.

Vale la pena ver esta película, su resolución es exitosa. Nos demuestra que en la vida heterosexual, homosexual o abstemia, las relaciones sentimentales son complejas, pues siempre hay momentos altos y otros en oscuridad.

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