676 25 Noviembre 2010 |
Las encuestas del siglo XXI Introducción Algunos Estadísticos como el Profesor Donald B. Owen, han querido resaltar la diferente naturaleza de la estadística moderna refiriéndose a ella como La Ciencia Estadística. Es claro sin embargo que esta sutileza conceptual se da entre los especialistas y no entre los legos, de ahí que se generen, en relación a esta ciencia, una serie de contrasentidos que por lo común se expresan en descalificaciones. La primera, y quizá la más famosa, es de la autoría de Benjamín Disraeli (1804-1881), quien fuera primer ministro del Reino Unido y favorito de la Reina Victoria. Este connotado personaje, que a más de su carrera política fue un notable escritor, se despachó con la cuchara grande cuando sentenció lo siguiente: “Hay tres tipos de mentiras: Las mentiras, las malditas mentiras y la estadística”. La jerarquía intelectual del autor de tal descalificación y la escasa cultura estadística que se ha podido desarrollar en el mundo, han determinado que tal expresión se siga utilizando como una de las formas predilectas de agresión a una ciencia por demás noble como la que nos ocupa, que sustenta y da sentido a tantas actividades fundamentales del quehacer cotidiano de la humanidad, como es el caso de las Encuestas, sobre las cuales habremos de concentrar nuestra atención. Ante esta situación tan singular (que ni siquiera los más instruidos en otras disciplinas tengan una adecuada cultura estadística, a pesar de ser usuarios de ella), se ha formado un entramado de mitos y fantasías respecto de la Ciencia Estadística y sus diferentes ramas y aplicaciones específicas. Las más de las veces por descalificarla, pero en no pocas ocasiones por sobrevalorar sus bondades. Ante esto nos vemos obligados a iniciar el desarrollo de esta aportación planteando algunas consideraciones sobre la forma en que debemos relacionar algunos juicios sobre las Encuestas con los valores de verdad (verdadero o falso); de esto se derivará el tema de las limitaciones actuales de las encuestas, después abordaremos las dificultades que tienen los actuales profesionales para atender el problema demoscópico del siglo XXI, para concluir presentando nuestra alternativa de solución (Las Cartas de Navegación Política) y el rol futuro que podrían desarrollar en este campo los ingenieros. Estadística vs ciencia estadística En esta aplicación se sigue en la actualidad el mismo propósito original de la estadística, que es simplemente cuantificar y si acaso ordenar la información recabada con fines comparativos simples. Cada diez años se realizan los censos en los tiempos modernos. Sin embargo no todo se puede registrar en un censo, y puede entonces surgir la necesidad de conocer algo que de pronto emerja como importante, como por ejemplo la proporción de niños que no hubieran recibido la protección de una vacuna. Si la motivación para conocer lo anterior fuera tomar providencias ante un grave riesgo para la niñez, realizar un censo para tener la cuantificación exacta sería un contrasentido. Surge entonces la opción de estimar la proporción de niños sin la cobertura sanitaria deseada, en el menor tiempo posible. Una opción es efectuar una estimación con base en los resultados obtenidos de una parte del total de niños en la población, esto es, con base en una muestra de niños. Es claro que al basar nuestra estimación no en la población completa sino en una parte de ella que llamamos muestra, no tendremos la certeza de que esa proporción resultante sea efectivamente la proporción verdadera. Esto es, surge la incertidumbre, y con ella la necesidad de abordar el problema con el enfoque moderno de la estadística. Es entonces cuando la Ciencia Estadística nos ofrece, a condición ineludible de que la muestra sea aleatoria, resultados de la forma siguiente: La proporción de niños sin la vacuna se estima en 20%, con un margen de error al 95% de confianza de 3%. ¿Qué significa el anterior embrollo?: Que ante la incertidumbre nunca tendremos la absoluta certeza sobre cuál es la proporción verdadera que deseamos conocer, pero que tenemos una confianza elevada en que esa proporción deberá ser un valor entre 17% y 23%, que son los valores resultantes al restar y luego sumar a la estimación de 20% el margen de error de 3%. Esto es lo que puede ofrecer la Ciencia Estadística, y en este caso las encuestas, ante la incertidumbre. Esperar más es pedirle peras al olmo, pero además nadie ofrece más que esto, sin mentir. Es aquí donde surgen la mayor cantidad de confusiones, porque si alguien tiene la expectativa de que los valores que arroja un trabajo estadístico sean siempre de la naturaleza de los censos, entonces generará la convicción de que el porcentaje de niños sin la cobertura de la vacuna sea exactamente 20%. Si de algún modo se comprueba que el valor exacto es 22%, pensará equivocadamente que la estadística miente. Encuestas y valores de verdad Los aspectos que pensamos vale la pena considerar, son los siguientes: ¿Tiene la Estadística algún sustento científico? Cuando se realizan aplicaciones de la estadística, ¿lo que resulta es verdadero? Sobre las estimaciones Sobre la opinión pública respecto de personajes Al respecto debemos resaltar que las encuestas evalúan percepciones, no realidades. Es común observar imágenes públicas muy desgastadas, que no corresponden a la calidad moral elevada de las personas evaluadas, y es común también observar lo opuesto. Sin embargo es importante destacar que en el ámbito público tiene una importancia capital la imagen pública. Por ello en esos contextos se escucha con frecuencia la siguiente frase: percepción es realidad. Es claro que estamos aquí ante un juego de palabras que también genera confusiones. Sobre las conductas futuras de las poblaciones encuestadas Esto ha generado mucha desconfianza en las encuestas, y es tan crucial el tema que hemos dejado el siguiente punto para abordarlo con mayor detalle. Por lo pronto sólo precisamos que es ésta una forma equivocada de juzgar el trabajo de un encuestador. Ni una encuesta que falla en sus predicciones es necesariamente una encuesta mal realizada, ni una encuesta que acierta en sus predicciones es necesariamente una encuesta bien realizada. Limitaciones de la encuesta actual En el caso de las Encuestas, a pesar de las deficiencias que más adelante precisaremos, se había conseguido una relativa credibilidad como consecuencia de predicciones electorales acertadas, particularmente durante la segunda parte del siglo XX, pero este nuevo siglo ha traído una cauda de suspicacias respecto de las encuestas, a grado de que cada nuevo proceso electoral es un viacrucis para los otrora orgullosos Encuestólogos, que llegaron incluso a fantasear con la infalibilidad. Limitaciones en la manera de realizar encuestas Los galimatías que aparecen en las fichas metodológicas de nuestros Encuestólogos, no aparecen en ningún libro de muestreo. Los márgenes de error al 95% de confianza son otra deficiencia. En principio porque la condición exigida para estar en capacidad de calcularlos es la aleatorización. Por otra parte se tiene la idea equivocada de que el margen de error corresponde a la encuesta toda, y por ende a todas y cada una de las estimaciones, cuando en verdad tenemos tantos márgenes de error como estimaciones. Esto es, si en una pregunta las respuestas son: Sí, No y No sé, entonces tendremos tres estimaciones y tres márgenes de error. Si el cuestionario de la encuesta constara de 10 preguntas con tres opciones de respuesta cada una, tendríamos 30 estimaciones y 30 márgenes de error. http://www.youtube.com/watch?v=CzLZDZjQtac Fantasías como el too close to call. Las deficiencias estadísticas de nuestros Encuestólogos los llevan a postular conceptos curiosos tales como el referido. Por too close to call ellos quieren decir que la diferencia entre las estimaciones para dos candidatos es tan pequeña que no se puede afirmar de manera razonable cuál de ellos tiene más posibilidades de triunfar. Esta graciosa forma de presentar los resultados los exime de confrontar sus predicciones con los resultados electorales. Los encuestadores deben siempre publicar sus predicciones junto con sus márgenes de error. Si en el contraste de una predicción con el resultado electoral observamos una discrepancia menor al margen de error correspondiente, entonces esa predicción será acertada, si la discrepancia es mayor entonces será una predicción errónea. En la ilustración del caso de Durango un Encuestólogo distraído podría declarar un too close to call. Nosotros publicamos nuestras estimaciones con sus márgenes de error y los intervalos de confianza correspondientes. En consecuencia, con independencia del resultado de la elección, se puede evaluar si las predicciones fueron acertadas o no. Dicho de otro modo: La Ciencia Estadística no dice quien va a ganar o quien va a perder, se limita simplemente a ofrecer dos estimaciones con sus respectivos márgenes de error al 95% de confianza. En consecuencia siempre serán evaluables sus estimaciones. Naturaleza metodológica y dinamismo social del siglo XXI La explicación de este fenómeno es el creciente dinamismo de la opinión pública, como consecuencia de los avances en la comunicación interpersonal. La red de internet y los teléfonos celulares, permiten ahora la comunicación con múltiples personas a la vez, y esto trae como consecuencia que las opiniones individuales se puedan convertir ahora en opiniones colectivas en tiempos tan breves que no tienen antecedente en el devenir histórico de la humanidad. El estallido de bombas en la estación de Atocha en Madrid el miércoles previo a la elección presidencial española de 2004, y el intento inmoral del presidente Aznar de utilizar la tragedia con fines electorales, generó un proceso de indignación con efectos electorales que no alcanzaron a registrar las encuestas. Ante esto nos encontramos con un problema estructural de las encuestas: Son parsimoniosas, y en consecuencia ofrecen evaluaciones de la opinión pública que llevan un gran riesgo de ser imprecisas, ya no tanto por defectos en su realización, sino por ofrecernos estimaciones que corresponden a realidades sociales que recién han perdido su vigencia. Dificultades de los actuales encuestólogos para atender el problema demoscópico del siglo XXI Las Cartas de Navegación Política: primera alternativa metodológica para atender el creciente dinamismo social del siglo XXI A estos reportes gráficos de nuestros análisis estadísticos, los registramos con nuestro derecho de autor (Número de Registro: 03-2004-070114242900-01) bajo el nombre de Cartas de Navegación Política. Los interesados en profundizar en este tema pueden hacerlo en la siguiente liga: http://www.sabaconsultores.com/?art=5 La demoscopia, área de oportunidad para los ingenieros del siglo XXI De modo que lo que se avizora es que, como de hecho ya se empieza a hacer en algunos corporativos, se busque aprovechar el nivel estadístico de los ingenieros capacitándolos en los aspectos no estadísticos de la encuesta, pues ello resulta más prometedor que tratar de capacitar a los actuales Encuestólogos en los temas estadísticos que ahora cobran relevancia. De modo que no nos extrañe que en el futuro sean ingenieros, especialmente los del área de Ingeniería Industrial, los encargados de realizar las encuestas en el siglo XXI. Esto significará un avance, pero lo deseable es que los Estadísticos cubran estos espacios, como integrantes de equipos multidisciplinarios, que atiendan con propiedad el cada vez más complejo problema demoscópico.
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