25 Noviembre 2010
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ANÁLISIS A FONDO Patéticos, los casos de las líneas aéreas
El panismo fue realmente un movimiento de oposición, de denuncia, de testimonio, que no aspiró al poder. Éste le cayó como “bendición” cuando la mayoría de los votantes se hartaron de la “dictadura perfecta” (acuñada por Mario Vargas Llosa) y votaron por Vicente Fox Quesada por abrumadora mayoría, seguido en la silla presidencial por Calderón, quien llegó al poder en una elecciones muy cerradas y cuestionadas. Y ni Fox ni Calderón volvieron a acordarse de las estrategias partidarias. Un ejemplo de ello son los casos de los servicios públicos como el que prestan las aerolíneas como Aviacsa (originalmente, razón social nacida en Chiapas – Aviación de Chiapas – y la muy longeva Mexicana de Aviación. Primero Aviacsa. Fue prácticamente desmantelada por las autoridades gubernamentales con el pretexto de problemas técnicos en sus equipos de transporte y deudas millonarias por combustible. Luego, Mexicana, quebrada por la irresponsabilidad de sus dueños. Sin embargo, el gobierno estaba listo (lo está) a mantener con vida ambas compañías, no sólo por lo que su desaparición significó en desempleo, sino por ser prioritarias; un servicio público que constitucionalmente tiene que ser protegido por el gobierno. Con la más absoluta indiferencia, sin el más mínimo recato, el gobierno panista se desentendió del asunto, yendo inclusive en contra de las propias leyes del capitalismo. (En el 2008, el gobierno de Estados Unidos de Norteamérica rescató a las instituciones financieras y bancarias que provocaron la más desgraciada crisis financiera y la más perversa recesión económica de la historia del mundo y las sacaron a flote). Si el maestro Gómez Morín lo viera volvería a morirse. Bueno, por algo, antes de renunciar al partido que ideó, concretó y fundó, calificaría a sus ex correligionarios de “meones de agua bendita”. Ahora, a lo más que han llegado las autoridades es a concertar salvadores de la propia iniciativa “privada” (el término correcto es “particular”), por lo que se refiere a Mexicana. A Aviacsa la dejaron morir sola. Pero el salvamento de la línea aérea insignia de México representará un encogimiento importante de su personal, entre pilotos, azafatas y personal de tierra. Los sindicatos estaban en posibilidad este miércoles de poder firmar un contrato colectivo de trabajo con el nuevo dueño de la aerolínea - PC Capital -. El plan de negocios presentado por la empresa que obtuvo el derecho a rescatar la línea aérea incluye el despido del 70 por ciento de los trabajadores y la liquidación del ciento por ciento de las indemnizaciones. La oferta de otro candidato, TG Group, propuso mantener 85 por ciento de la plantilla laboral y volar 52 aviones en México, Estados Unidos, Canadá y Centroamérica. A pesar de posiciones encontradas y desacuerdos con la propuesta calificada de "más viable", los tres sindicatos de Mexicana de Aviación acordaron aceptar la oferta de PC Capital. La participación de Ángel Losada Moreno, presidente de Grupo Gigante (controladora de una cadena de tiendas departamentales), en la compra de Mexicana de Aviación, estaba siendo ocultada por su propio equipo para evitar que la operación con la aerolínea se complicara. Losada fue dueño de 21 por ciento del capital de la anterior administración de Mexicana, y los líderes sindicales lo acusan de malos manejos de la compañía que indujeron a la quiebra. La aerolínea solicitó la protección legal de un juez ante la figura del Concurso Mercantil (similar a Ley de Quiebras) para tratar de llegar a una reestructuración con sus acreedores en forma ordenada, sin demandas en los tribunales. Desde que se solicitó este recurso, a Losada lo asociaron con los grupos de inversionistas interesados en tomar el control de Mexicana de Aviación a cambio de una inyección de capital. En el Senado exigieron investigar la participación de Losada en PC Capital. La empresa PC Capital, seleccionada para rescatar de la bancarrota a Mexicana de Aviación, tomará el 30 por ciento de los trabajadores y dejará sin empleo a unos seis mil. El acuerdo incluye retornar paulatinamente a las operaciones a mediados de diciembre, con 30 aviones Airbus-320, que iniciarían vuelos a Estados Unidos y algunas rutas nacionales. El nuevo dueño inyectará mil 600 millones de pesos (más de 128 millones de dólares). En opinión de los responsables de las negociaciones de remate de la empresa, el plan de negocios permitirá alcanzar eficiencias operativas y considerables ahorros en mantenimiento, repuestos, capacitación y flexibilidad de planeación de los vuelos, lo que otorga mayor solidez, viabilidad y sustentabilidad a la aerolínea. Sin embargo, Miguel Ángel Yúdico, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de Transportes, Transformación, Aviación, Servicios y Similares, opina que la decisión de la aerolínea no fue la mejor. Mario Alberto Di Costanzo, diputado del Partido del Trabajo que integra la comisión del caso Mexicana, aseguró que PC Capital es una decisión totalmente adversa al sector, a los trabajadores y tendrá un costo fiscal altísimo para el Gobierno. Pero todo es producto del abandono panista de los principios doctrinales. El “bien común” plasmado en los documentos partidarios se quedó en el basurero. http://analisisafondo.blogspot.com/
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Los panistas (los dirigentes del Partido de Acción Nacional, el partido del presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa) olvidaron los principios doctrinales que les legaron los fundadores, encabezados por Manuel Gómez Morín, legendario integrante del grupo Los Siete Sabios de México, en el cual figuraron, además: Alberto Vázquez del Mercado, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; Antonio Castro Leal, literato; Vicente Lombardo Toledano, estudiante y combativo ideólogo del socialismo; Alfonso Caso, filósofo e investigador; Teófilo Olea, que fue excelente ministro de la Corte y, fugazmente, don Jesús Moreno Baca. El “bien común” fue el objetivo fundamental del panismo, cuyos fundadores no podrían haber sido ubicados a la derecha de la geometría política, sino como una reacción ante el poderoso y monopólico partido único, que después se llamó PRI (Partido Revolucionario Institucional). 
