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Por celos
Irma Alma Ochoa
Realizar el registro de las mujeres asesinadas en el estado de Nuevo León a partir de los reportes periodísticos es desgastante, no es ninguna tarea fácil; menos cuando su número se incrementa, como es el caso de 2010, año en que se han registrado 66 casos, la mitad de ellos por violencia familiar; aunque las denuncias por este delito hayan disminuido según la página de la Procuraduría de Justicia Estatal.
¿Por qué habrán disminuido las denuncias?, ¿acaso bajó la incidencia de la violencia familiar?, y, si es así, cómo es que aumentaron los asesinatos de mujeres por su cónyuge, amasio, expareja, novio o amigo.
Al discutirse en el Congreso local la iniciativa sobre la violencia contra las mujeres, las y los diputados descartaron la celotipia de la Ley; quizá por desconocimiento del tema.
Antier en Santa Catarina se cometió el asesinato de otra mujer por motivo de celos. La víctima estaba ante la computadora, en su casa, cuando su esposo llegó, discutió y le quitó la vida. Una situación de esta naturaleza no es única, de acuerdo con información de estudiosas en la materia, la violencia familiar aumenta el grado de intensidad y daño, va en espiral ascendente, dicen.
Esta tragedia afecta a la sociedad en su conjunto: una de las partes involucradas pierde la vida; otra pierde su libertad, niñas y niños quedan en el desamparo de la familia nuclear y la familia extensa sufre también las consecuencias de estos actos.
¿Qué hacer para que se respeten los derechos humanos de mujeres, niñas y niños?, ¿cómo atajar el grave problema que representa la violencia familiar?, ¿qué políticas públicas deben implementarse para eliminar, al menos, este problema social, de salud, de justicia?
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