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30 Diciembre 2010
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ANÁLISIS A FONDO
Qué hacemos con la libertad de prensa
Francisco Gómez Maza

Difícil hacerla de reportero en México, en tiempo de la ira
Y las agresiones vienen del sector público, en buena parte

mPara los trabajadores de prensa y muchas empresas periodísticas, el recuento de 2010 no es nada halagador. Es más bien, desalentador. Ha ocasionado que varios reporteros hayan tenido que solicitar asilo en el exterior, en Estados Unidos de Norteamérica, porque su vida está en riesgo por amenazas de muerte.

Y lo que es más grave es que, de acuerdo con la organización defensora de la libertad de prensa, Artículo 19, cerca del 60% de las amenazas y agresiones a periodistas en México provienen del sector público. Los periodistas que cubren la “fuente policiaca” – habrá que renombrarla y llamarla con otro nombre que podría ser “fuente seguridad y justicia”, quizá – han vivido y siguen viviendo  una vida muy difícil: siempre, en la mira de una ametralladora o una pistola de cualquier criminal que siente que sus intereses son afectados por la labor del reportero, o del medio periodístico. Los criminales han matado a más de sesenta informadores desde 2000. México está considerado actualmente el segundo país más peligroso del mundo para el gremio, tras Pakistán, y el primero en el continente americano. No obstante la existencia de una fiscalía especial para delitos cometidos contra periodistas, la percepción de los reporteros es de total desprotección. Los periodistas en México no son pocos.
 
La organización “Campaña para un Emblema de Prensa” (CEP), con sede en Ginebra,  ha puntualizado que América Latina fue en 2010 la región más peligrosa para los periodistas. En esta parte del mundo se registraron 35 de los 105 asesinatos de periodistas perpetrados este año, que será clausurado mañana a las cero horas, imagino que en muchos hogares con un fiestón de miedo y en muchos con lágrimas por la ausencia de la hija, del hijo, del padre, de la madre, que ya no están gracias a los guerreros de la guerra del narcotráfico. Y como siempre queremos ser los primeros en el concierto de las naciones. (jajajajaja), pues en lo que se refiere a la peligrosidad del ser reportero, del ser dueño de un medio informativo podemos lamentarnos de poseer el desgraciado primer lugar en agresiones a periodistas. El país catalogado como el más peligroso en América Latina: 14 asesinatos. La cantidad es similar a la de Paquistán. México y Paquistán, pues, son los dos países más peligrosos para ejercer el periodismo de denuncia e investigación. Le siguen en peligrosidad Honduras, con nueve periodistas que sucumbieron como consecuencia de ataques contra la prensa; e Irak, con el mismo número de víctimas. Y eso que Irak tiene un conflicto bélico que no ha amainado.

En el séptimo lugar de países que mayor riesgo suponen para la prensa está Colombia, donde este año se registraron cuatro asesinatos, dos menos que en Filipinas y uno menos que en Rusia, pero igual que en Brasil y Nigeria. El secretario general de la organización citada arriba, Blaise Lempen, ha lamentado: "Esta epidemia no parece tener cura. La comunidad internacional no ha encontrado los medios de poner fin a este mal, ni los mecanismos efectivos para enjuiciar rápidamente a los responsables de estos crímenes". En los últimos cinco años, que coinciden con el inicio del registro por parte de esta ONG, 529 periodistas pagaron con su vida el ejercicio de su profesión. En este periodo, Irak fue el país más peligroso, con 127 casos, seguido de Filipinas y México, con 59 y 47 asesinatos, respectivamente. La Campaña por un Emblema de Prensa promueve la adopción de una legislación internacional para reforzar la protección de los periodistas en el cumplimiento de su misión. ¡Si una legislación fuese la solución! En este espacio hemos propuesto soluciones de raíz. Ahora pensamos en voz alta: Quizá una consulta a la ciudadanía podría dar luces luminosas para encontrarle la cuadratura al círculo. Por qué no se hace una consulta popular. Nada se pierde. Podría ganarse mucho. Podríamos encontrar un camino, o varios, para desvanecer la viva pesadilla que estamos viviendo. La guía propuesta por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos no me convence nada: El compromiso del Gobierno de proteger a los profesionales, especialmente a aquellos que se dediquen a investigar el narcotráfico y la corrupción. El Gobierno debe prevenir los ataques violentos contra estos profesionales y debe velar porque las investigaciones de estos casos se haga a nivel federal. Bien. El gobierno debe… Pero… Cómo. En esta palabra está el quid del asunto.

http://analisisafondo.blogspot.com
http://lacomunidad.elpais.com/analisisafondo/2010/12/29/analisis-fondo-hacemos-con-libertad-prensa
analisisafondo@cablevision.net.mx

 

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