701 30 Diciembre 2010 |
ANÁLISIS A FONDO Difícil hacerla de reportero en México, en tiempo de la ira Para los trabajadores de prensa y muchas empresas periodísticas, el recuento de 2010 no es nada halagador. Es más bien, desalentador. Ha ocasionado que varios reporteros hayan tenido que solicitar asilo en el exterior, en Estados Unidos de Norteamérica, porque su vida está en riesgo por amenazas de muerte. Y lo que es más grave es que, de acuerdo con la organización defensora de la libertad de prensa, Artículo 19, cerca del 60% de las amenazas y agresiones a periodistas en México provienen del sector público. Los periodistas que cubren la “fuente policiaca” – habrá que renombrarla y llamarla con otro nombre que podría ser “fuente seguridad y justicia”, quizá – han vivido y siguen viviendo una vida muy difícil: siempre, en la mira de una ametralladora o una pistola de cualquier criminal que siente que sus intereses son afectados por la labor del reportero, o del medio periodístico. Los criminales han matado a más de sesenta informadores desde 2000. México está considerado actualmente el segundo país más peligroso del mundo para el gremio, tras Pakistán, y el primero en el continente americano. No obstante la existencia de una fiscalía especial para delitos cometidos contra periodistas, la percepción de los reporteros es de total desprotección. Los periodistas en México no son pocos. En el séptimo lugar de países que mayor riesgo suponen para la prensa está Colombia, donde este año se registraron cuatro asesinatos, dos menos que en Filipinas y uno menos que en Rusia, pero igual que en Brasil y Nigeria. El secretario general de la organización citada arriba, Blaise Lempen, ha lamentado: "Esta epidemia no parece tener cura. La comunidad internacional no ha encontrado los medios de poner fin a este mal, ni los mecanismos efectivos para enjuiciar rápidamente a los responsables de estos crímenes". En los últimos cinco años, que coinciden con el inicio del registro por parte de esta ONG, 529 periodistas pagaron con su vida el ejercicio de su profesión. En este periodo, Irak fue el país más peligroso, con 127 casos, seguido de Filipinas y México, con 59 y 47 asesinatos, respectivamente. La Campaña por un Emblema de Prensa promueve la adopción de una legislación internacional para reforzar la protección de los periodistas en el cumplimiento de su misión. ¡Si una legislación fuese la solución! En este espacio hemos propuesto soluciones de raíz. Ahora pensamos en voz alta: Quizá una consulta a la ciudadanía podría dar luces luminosas para encontrarle la cuadratura al círculo. Por qué no se hace una consulta popular. Nada se pierde. Podría ganarse mucho. Podríamos encontrar un camino, o varios, para desvanecer la viva pesadilla que estamos viviendo. La guía propuesta por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos no me convence nada: El compromiso del Gobierno de proteger a los profesionales, especialmente a aquellos que se dediquen a investigar el narcotráfico y la corrupción. El Gobierno debe prevenir los ataques violentos contra estos profesionales y debe velar porque las investigaciones de estos casos se haga a nivel federal. Bien. El gobierno debe… Pero… Cómo. En esta palabra está el quid del asunto. http://analisisafondo.blogspot.com
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