MUROS Y PUENTES
Ambigüedad de republicanos
Raúl Caballero García

Dallas, Texas.- Recién se difundió: legisladores republicanos, bajo la presión de grupos de agricultores, presentarán un programa para facilitar a extranjeros trabajar de manera legal en el sector agrícola, “como una estrategia para combatir la inmigración ilegal”.

Está claro que no hay republicanos que coman lumbre, adecuando el dicho popular a su realidad; sin embargo, el tal programa ya existe, sólo lo desempolvarían pero sin tomar en cuenta a los campesinos indocumentados que ya están aquí.

A lo que se deben acomedirse todos los legisladores es a impulsar de una buena vez la reforma migratoria, olvidarse de parches con cara de “estrategias”, dejar de lado ambigüedades o disimulos cuando lo claro y directo no tiene vuelta de hoja: respaldar la reforma migratoria integral.

La agencia de noticias Notimex difundió que The Wall Street Journal reveló que expertos laborales aseguran que más de un millón 400 mil personas son empleadas como trabajadores agrícolas cada año en el país y el Departamento de Trabajo calculó que más de la mitad de ellos son indocumentados. Sin embargo, los agricultores aseguran que el porcentaje de trabajadores indocumentados es superior a 75 por ciento.

Cada año, pues, el gobierno y todo el aparato que hace posible la agricultura del país se hacen de la vista gorda y aprovechan la excelente mano de obra de los trabajadores inmigrantes indocumentados.

Ya que estamos en esto hay que decir que lo mismo pasa en otras industrias claves para el avance ininterrumpido de la economía nacional, tales como la de turismo, restaurantes, servicios, jardinería y construcción, entre otros sectores más especializados; recordemos que son más de 10 millones los trabajadores indocumentados.

La nota del diario lo destaca al apuntar que “aumenta la inquietud para una cantidad cada vez más amplia de compañías estadounidenses sobre la necesidad de una política migratoria más afín a los negocios”.

Pero asimismo es preciso señalar que las medidas antiinmigrantes que viene impulsando el Congreso y el gobierno federal empujan la situación hasta el rincón de lo imposible, pues los trabajadores terminan por esconderse y subsistir en la clandestinidad, en el subempleo.

En ese contexto son los mismos agricultores los que han encendido los focos rojos: las medidas antiinmigrantes disminuyen la fuerza laboral y la consecuencia directa es “privar a los estadounidenses de alimentos producidos a nivel local”.

Ojo, la alarma no es menor, y en el fondo con su acción los agricultores son los whistleblowers denunciando a quienes bloquean el sano avance del país.

El despacho de la agencia noticiosa citando al diario neoyorquino, expone una radiografía de la problemática sobre la inmigración de trabajadores, evidencia ese pantano en que los republicanos han sumido el tema en el Congreso, cómo no aprovecharlo para comentarlo.

El afán republicano de darle la contra al gobierno de Obama ante el más mínimo intento de una reforma migratoria queda en jaque ante la propia realidad del país, a saber, los trabajadores indocumentados que hacen el trabajo que los nacionales no quieren hacer... hacen falta, son productivos, son benefactores, son ne-ce-sa-rios.

El más recalcitrante de los antiinmigrantes entre los representantes texanos, Lamar Smith, se ha debido atragantar para reconocer que los trabajadores inmigrantes, documentados o no, son requeridos por el bien de este país.

Smith, republicano de Texas y líder del Comité Judicial de la Cámara de Representantes, quien es uno de los principales partidarios de limitar la inmigración, ahora busca presentar una iniciativa para revisar un programa ya existente de “trabajadores invitados”, lo que permitiría hasta medio millón de campesinos extranjeros trabajar temporalmente (10 meses al año) en el país.

Smith debería revisar también los estudios y recomendaciones existentes respecto a la fuerza laboral que ya se encuentra en el país... lo que lo llevaría a considerar que seguir disimulando la necesidad de la reforma no tiene sentido.

Por otra parte, indica el despacho, el representante Dan Lungren, republicano de California “que proviene de un distrito agrícola” (en el condado de Sacramento), también busca la creación de una nueva categoría de visas para campesinos que prevé igualmente permisos por 10 meses, pero que mantiene alejada la opción de la reforma integral.

La nota subraya que ambos proyectos tratan de tranquilizar a los agricultores, presentes en Washington desde hace meses para rechazar otra propuesta de Smith: el programa E-Verify, medida con la que de plano nadie podría ya hacerse de la vista gorda y “llevaría a una severa escasez de mano de obra en un sector que depende de los trabajadores indocumentados”.

Entonces está más que claro que la agricultura depende de la fuerza de trabajo inmigrante, eso es lo que los agricultores les echan en cara a los republicanos, desde junio van al Capitolio en Washington a exponer que reconocen su dependencia de los trabajadores indocumentados, a decirles a los renuentes congresistas republicanos “que la mayoría de los trabajadores estadounidenses han evitado los empleos agrícolas porque muchos son de naturaleza estacional o migratoria, como también físicamente ardua”.

Director editorial de La Estrella en Casa y La Estrella Digital.
rcaballero@diariolaestrella.com

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