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943 6 Diciembre 2011

LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
Metas en educación para el 2024
Edilberto Cervantes Galván

M
onterrey.-
La asociación civil Mexicanos Primero acaba de dar a conocer un reporte en el que analiza la situación del sistema educativo y establece algunas metas hacia el año 2024. El estudio ilustra las debilidades que ya se conocen; la novedad es que se presentan algunas metas a mediano plazo.

Se trata de la continuación de otras dos obras, los reportes de 2010: “Contra la Pared”, y 2009: “Brechas”.

En Contra la Pared mostraron las consecuencias sociales que tiene la mala calidad de la educación. En Brechas se expuso la extrema desigualdad social: grandes segmentos de la población reciben una oferta educativa realmente muy pobre que no permite que las condiciones de origen sean trascendidas, “aunque precisamente ese es el sentido de toda educación y especialmente de la educación pública”.

En el reporte de 2011 el acento se pone en la brecha que separa a los niños y jóvenes mexicanos del resto del mundo.

“A pesar de que los niños y jóvenes mexicanos tienen el mismo derecho y la misma capacidad que los niños de otras partes del mundo, sus oportunidades de vida se están reduciendo, ya no pueden estar propiamente en la carrera del mundo”.

Primer elemento: “Somos pocos los mexicanos que vamos a la escuela”

De 100 que comienzan su primero de primaria menos de 50  están en las condiciones previstas para iniciar el bachillerato en tiempo y forma.

Segundo elemento: Año tras año, día tras día, se  está perdiendo tiempo para la escuela.

En Estados Unidos el ciclo escolar es de 180 días, igual en Francia y Finlandia. En México son 200 días. En Corea, 220.

Sin embargo, cuando se revisan las “horas efectivas anualizadas”
dedicadas a la formación, para sexto de primaria los niños mexicanos fueron tres años menos a la escuela que los niños finlandeses o coreanos.
 
Un factor presente son las suspensiones de labores: unas previstas, otras imprevistas, como las ocasionadas por los fenómenos meteorológicos, las sequías en el norte y las inundaciones en la costa del golfo o las emergencias de salud.

El tema de las movilizaciones es uno de los más delicados. Si los niños mexicanos que están en sexto de primaria llevan ya tres años menos con respecto de los niños finlandeses o coreanos, los niños oaxaqueños llevan un año más de menos que todos los demás niños mexicanos cuando llegan a su sexto de primaria.

Tercer elemento: Aún estando en la escuela no se aprende lo suficiente.

De acuerdo a los resultados de la evaluación del PISA, más de la mitad de los estudiantes mexicanos no cuentan con las habilidades mínimas en matemáticas.

Los alumnos que tienen los mejores resultados, por el desempeño que mostraron en la prueba,  no representan ni siquiera el uno por ciento; ni uno de cada cien estudiantes mexicanos que presentaron la prueba logran el nivel superior de desempeño; Chile tiene el doble, Uruguay tiene el triple, Canadá tiene 26 veces más estudiantes en proporción que México, Corea 36 veces más alumnos.

Cuarto elemento: la calidad en la escuela privada es semejante.
 
Si se comparan los resultados de los muchachos que a los 15 años están en un bachillerato privado en México, con los de aquellos países cuya población en promedio tiene condiciones socioeconómicas semejantes a las de las familias de los jóvenes mexicanos (que están en escuelas privadas) se observa que el rendimiento que tienen las escuelas mexicanas es realmente bajo.

Es “falsa la tranquilidad” de quien tiene a sus hijos en la escuela privada y piensa que el problema de la calidad es algo que se reduce al sistema oficial.

La segunda cosa que demuestra es que la holgura económica de la familia y las mejores condiciones de la escuela, incluso con horario ampliado, no hacen toda la diferencia; es lo propiamente educativo lo que hace la diferencia; ¿por qué estos niños que van más días a la escuela, en escuelas mejor equipadas, con papás de mayor nivel de ingreso que ganan más y tienen mayor escolaridad y en su casa hay libros y computadoras y probablemente viajes, no salen como correspondería a ese privilegio.

Quinto elemento: los maestros no reciben un trato digno.
(Es la condición de la mayoría de los maestros en México.)

El hecho de que ni siquiera haya un registro de maestros confiable demuestra que el sistema los ha tratado como masa, “como una masa informe de operarios a los que sencillamente hay que controlar”.

La forma en que se da su representación, su asignación, su pago. Las ofertas de formación de los maestros de México no reconocen el mérito individual, están negadas a reconocer el mérito individual.

Las reglas vigentes fueron creadas con un propósito de gobernabilidad y de acuerdo a un pacto político y no para que la educación estuviera al servicio del pueblo.

Una reciente investigación realizada por la Universidad Pedagógica Nacional,  indica que en la actualidad sólo el 16 por ciento de los maestros tiene su plaza por concurso: por el concurso nacional o por concursos previos.

Al lado de ellos está el 1 por ciento que reconoce que pagó por su plaza; el 5 por ciento que reconoce que heredó su plaza  y  el 20 por ciento que reconoce que la obtuvo por presión del sindicato.

Los maestros tienen que dedicar muchísimo de su energía a buscar oportunidades de formación por un mejor sueldo, actividad que los distrae de su labor cotidiana.

Se les reconocen y se les entregan buenas prestaciones en términos generales, mucho mejores que la mayoría de los trabajadores mexicanos, “pero hay un maltrato cotidiano en las estructuras paritarias”. Por ejemplo, los trámites para que se los considere en Carrera Magisterial. Se presta mucha atención a la organización de festejos baratos y populistas, pero poca atención se presta a sus inquietudes o propuestas. No hay colegios profesionales entre los maestros de educación básica en México. El esfuerzo personal no es ninguna garantía de que uno avanza en la carrera docente.

Sexto elemento: El gasto educativo es ineficiente; gastamos mucho sin provecho.

Este no es un país que gaste poco en educación, podría gastar más, claro que podría gastar más. Sin embargo, si se hace el comparativo internacional no es poco lo que se gasta. México, es uno de los países que más gasta en términos absolutos en la OCDE.

En los últimos 20 años no ha bajado del 20 por ciento del gasto programable total y ha tenido picos históricos de 29 por ciento.

Entonces, si se gasta muchísimo en educación, ¿por qué no lo vemos en las escuelas, por qué no lo vemos en los salarios de los maestros?

Para distribuir el gasto educativo se utiliza  una fórmula regresiva que le da ventaja a los estados grandes y populosos y castiga a los pequeños y que tienen baja recaudación: la fórmula abre la brecha en lugar de cerrarla. Exactamente lo contrario de lo que ocurre en los sistemas que en el mundo tienen grandes logros de aprendizaje.

“Es una pirámide invertida en donde se hacen grandes gastos ostentosos y la escuela sigue siendo de una precariedad ofensiva, no hay dinero previsto para gises en cada escuela mexicana. “Es una vergüenza, no tienen identidad jurídica propia, no pueden contratar, no pueden despedir, no pueden contratar servicios, todo se hace masivo, todo se hace con licitaciones, no se respeta el proceso de la propia escuela; en fin, ahí también la lista de agravios es larguísima”

La última parte del estudio se dedica a Carrera Magisterial. En este caso  primero se otorgaron estímulos, pero no se aseguró la lógica de una formación docente digna. No se aseguró que la formación continua correspondiese a las necesidades.

Fue un sistema para mejorar los salarios de los maestros, lo cual es muy positivo, pero con poco efecto educativo, poco efecto en el logro educativo.

Recientemente se firmó un acuerdo entre el Gobierno Federal y el SNTE, que hace sentido, para que el peso mayor esté en los resultados de los alumnos.

El punto es cómo se evalúa a los maestros y cómo se evita que esto sea una nueva forma de  sujeción y de control.

Las metas al 2024, son cinco:

En primer lugar más años y más horas, todos con bachillerato para el 2024. No con cualquier bachillerato, con un bachillerato que implique realmente horas efectivas de aprendizaje, cambiar un montón de reglas que impiden esto.

La segunda meta de logro es un cambio en las prácticas pedagógicas y en los resultados. Las prácticas pedagógicas están hechas un desastre en la escuela mexicana; las que están bien se deben a la intuición de los maestros mexicanos, no por lo que ofrece como tal la estructura del sistema.

La tercera meta es un gran cambio en los maestros para que sean auténticamente educadores profesionales. Muchos los son, el asunto es que las reglas no los favorecen y no se les facilita su desarrollo como educadores profesionales. Eso significa acabar con las comisiones educativas, y  transformar las normales.

La cuarta meta es el tema del gasto educativo. Se requiere un gasto suficiente, transparente y eficiente; cambiar las fórmulas con las que se distribuye el gasto, cambiar las responsabilidades entre Federación y Estado, darle su lugar a un presupuesto auténticamente por alumno, que signifique presupuesto gastado en el alumno y no en todos los demás adultos que están en la estructura.

La quinta meta es tener escuelas con autonomía y padres participando.

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