cabeza
Google
fechak

portada69

onglogo

iconkult

barraploata

indexind

barraploata

indindk

barraploata

sanind

barraploata

sanind

barraploata

cepind

barraploata

berind

barraploata

gomind

barraploata

salind

barraploata

cordoind

barraploata

LA TIENDA
UN ÚLTIMO DESEO
Aureo Salas

culturalogoMi vida es muy simple, me llamo Renard y soy vendedor, tengo un local en la Av. Universidad antes de llegar a una tienda de autoservicio. ¿Que qué tiene de especial todo esto? Pues la verdad el asunto no tiene mucha ciencia, te vendo lo que buscas, lo que deseas o lo que nunca has tenido, sea lo que sea, yo lo tengo. Y tengo muchos clientes porque algunas personas no aprenden que a veces es mejor no tener ciertas cosas… mi tienda se llama: Desde una aguja hasta un elefante.
Hoy les platicaré la historia de Gustavo, que vino a mi tienda buscando una lámpara y se llevo un instrumento que concedía deseos… vendo todo, ¿recuerdan? Ah, otra cosa, un vendedor debe conocer y entender al cliente, ese es mi negocio.
—Le voy a pagar veinte pesos por esa lámpara de baterías —me dijo Gustavo mientras sacaba un billete de cien pesos de la bolsa de su pantalón.
—Es una reliquia —dije—, pero aún funciona, todavía trae sus pilas... si quieres probarla...
Gustavo la levantó y la encendió.
—Ando buscando algo como esto —inquirió—, para ponerlo en algún lugar de la casa, como adorno, porque mi papá tenía una y siempre me gustó su brillo plateado ... no creo usarla... aunque se vaya la luz...
Sonreí ligeramente y me agaché buscando algo bajo el vidrio del mostrador, removí objetos y un segundo después saqué una pequeña cajita.
—Una persona nunca sabe lo que necesita —dije—, y tú pareces necesitar algo como esto...
Le di la caja a Gustavo.
—¿Y eso qué es? —me preguntó.
—Es una máquina que hace realidad los sueños —murmuré—, te concede cualquier cosa que hayas deseado durante mucho tiempo... déjame el billete y te la llevas...
Gustavo torció la boca, metió la lámpara en la bolsa trasera de su pantalón y tomó la caja... le gustó su apariencia y la imaginó como un adorno más.
—¿Hace algo? —preguntó.
—Pues déjame el billete y lo comprobarás —enfaticé.
—Está raro —dijo Gustavo—... agarre los cien.
Tomé el billete, lo guardé y dije:
—Dale tres vueltas a la cuerda y el sueño será tuyo.
Gustavo comenzó a girar la palanca, más por curiosidad de ver lo que hacía que por mis palabras, y una idea le saltó a la cabeza, era un sueño que tenía en la mente desde hace tiempo (se todo de mis clientes, recuerdan) y mientras la tapa se levantaba dejando escapar su musiquita, recordó al cabrón de Rodrigo Cazo, su sueño era verlo muerto ¿Acaso no era Rodrigo un cabrón? ¿Acaso no había sido corrido de aquella empresa por sus intrigas? ¿Acaso no le arruinó la vida y perdió la confianza de la gente por su culpa? Si... Rodrigo merecía estar criando gusanos...
La cuerda terminó de girar y todo se oscureció.
De pronto, Gustavo se sintió atrapado, una negrura asfixiante reinaba en aquel diminuto lugar donde se encontraba, se sentía como enrollado adentro de una alfombra y un olor penetrante y desagradable le provocó ardor en la nariz. Se movió como pudo, sacó la lámpara de baterías de su pantalón y la prendió.
A la luz entendió todo, la maldita caja si funcionaba.
Estaba dentro de un ataúd junto a un cadáver putrefacto ¡El cadáver de Rodrigo Cazo!, horrorizado, se quedó viéndolo durante un rato, su deseo se había cumplido, y gritó, gritó desaforadamente hasta desgarrarse los pulmones, pero cuando estás en un ataúd y enterrado tres metros bajo tierra... nadie te escucha ya...
¿Valdrá la pena obtener siempre lo que deseas? Tengo muchos clientes, como ya lo dije, y en otra ocasión, cuando nos veamos de nuevo, platicaremos otra vez… o puedes pasar a mi tienda si es que hay algo que deseas o andas buscando…

 

¿Desea dar su opinión?

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

 

 

 

uanlind

15h2

qh2

1
2