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Kultur |
ÍNDICE Lorena Sanmillán / Bencil Penicilina 1200000 U JRM Ávila / Tocando fondo Ileana Cepeda / Entre febrero loco y la pascua primaveral Guillermo Berrones / In memoriam Ricardo Díaz / La delicada ecuación cultural Gabriel Fuster / Los ardidos mueren quemados Alisma de León / Entre sueños Luis López / Amor medieval Ópera prima / Teresita de Jesús Muñoz Entrevista a Carlos Montemayor José Gorostiza / El alba
Entre sueños Alisma de León ¿Sabes? Anoche soñé contigo. Soñé que caminábamos tomados de la mano por un parque; no, no sé bien en dónde era. Estaba el perro ése, el de orejas cansadas, ¿lo recuerdas?, el que venía y jugaba a tu lado… bueno, con ése soñé, pero déjame continuar, estábamos los dos sentados debajo de un árbol muy grande, como el que está cerca de tu casa, sí, el que tapa tu ventana, ése; bueno, pues ahí estábamos, yo hablaba y no me callaba hasta que me daba cuenta que tú no habías abierto la boca, entonces volteé a verte y tú sólo me mirabas. Tenías los ojos medio cerrados, eran de un miel tan claro que hasta los brazos se me derretían, sí, se me derretían; pues el caso es que levantabas tu mano y rozabas mi mejilla, suave, muy suave. Después, y aquí no vayas a reírte, después, despacito, despacito, acercabas mi cara a la tuya y tus ojos besaban mi boca. ¿Y qué pasó?, pues nada, sólo que fue el beso más maravilloso que me han dado, ¿qué tenía de maravilloso?, pues cómo voy a saberlo, pero cuando me lo diste me puse chinita. Después del beso, te me quedabas viendo mucho rato, sin decirme nada, y yo pues no te decía nada tampoco. Eso fue todo, ¿Que qué hacíamos después? Nada, sólo me abrazabas y así nos quedábamos toda la tarde, sí, toda la tarde. Oye, ¿vas a venir a verme? Te extraño y me gusta verte. Bueno, creo que ya me voy a ir, la enfermera no me quita la vista de encima. Sí, ya me dio mi pastilla. Sí, ésa que hace que sienta la cabeza como ladrillo y me despierte hasta que el sol me da en la cara… pues dicen que ya estoy mejor y que ya no volverán a visitarme mis amigos, sí, los que te conté y que dicen que sólo yo veo. ¿Sabes?, ellos también me hablan como tú, aunque ellos no me abrazan… Ana, ya dame la bocina… No, déjame otro ratito, él no ha colgado y sólo quiero decirle otra cosa más… Ana, suelta la bocina, por favor… No… Dámela, Ana. Así, gracias, ¿ves? No hay nadie en la línea, Ana. Este teléfono tiene mucho tiempo sin funcionar. alisma@rocketmail.com Para compartir, enviar o imprimir este texto,pulse alguno de los siguientes iconos: ¿Desea dar su opinión?
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