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966 6 Enero 2012

La necesidad de la inteligencia
Ernesto Hernández Norzagaray

M
azatlán.-
A Octavio Paz, si tuviéramos que encasillarlo en una definición, habría que decir que fue un pensador de y para la libertad. De, porque optó por ella en un tiempo marcado por la bipolaridad ideológica de la Guerra Fría y para, porque su obra intelectual estuvo destinada a cultivarla con la paciencia de un buen artesano. Paz, sólo por eso, es patrimonio intelectual de la humanidad. Su pensamiento es el resultado del conocimiento y el compromiso en una generación que se atrevió a escribir a contra corriente, aun con los riesgos que reveló George Orwell en su gran obra 1984 y que el mismo Paz vivió en su paso por la Valencia republicana; como en las antípodas geográficas y consecuencias, lo vivieron también los esposos Julius y Ethel Rosenberg o los anarquistas italianos Bartolomeo Vanzetti y Nicola Sacco en los Estados Unidos de Norteamérica.

La obra de Paz es fuente de inspiración para todos aquellos que aprovechando el privilegio de la reflexión, exploran y buscan ayudar a comprender el mundo que les toca vivir. Un mundo difícil, complejo  y terriblemente violento. Es duro decirlo, pero nuestro país es, en algún sentido, la muestra de lo que no debiera ser una sociedad que apostó, y quiero pensar que sigue apostando, por la democracia y sus instituciones. Una apuesta de inteligencia colectiva que nos llevó sin grandes cuotas de violencia desde el sistema autoritario priista a un sistema abierto, competitivo y pluralista. Lamentablemente ese fruto no pareciera estar a la altura de las circunstancias que nos evitara un paulatino pero incesante deterioro de la vida pública.

Instituciones amenazadas
Veamos, los órganos electorales, los sistemas de partidos o la representación política, no sólo no están seguros sino, frecuentemente, son objeto de ataques y cada vez que sucede ponen a prueba su capacidad de asimilación y persistencia. Son tiempos nada fáciles. El derecho de voto hoy en algunas regiones del país, ha pasado de ser un suceso rutinario para transformarse en un acto arriesgado y peligroso. Lo hemos visto recientemente en los comicios de Michoacán, donde su sombra siniestra amenaza la organización de las elecciones concurrentes que tendremos el primer domingo de julio próximo. Una sombra de la que alerta el mismo presidente de la república, cuando informa que en ese estado emblemático de la transición mexicana, 50 candidatos de todos los partidos, fueron bajados de las postulaciones a cargos de elección popular.

Pero, ese pronunciamiento no sólo vale porque lo diga el titular del ejecutivo federal, sino porque estas prácticas ocurrieron antes en otros estados de la federación y cada día más ciudadanos saben lo que representa votar con miedo y en la incertidumbre por lo inesperado.

Me pregunto, al recordar el antecedente de los comicios locales que tuvimos en 2010 y 2011, en medio de una violencia sin precedente, ¿han sido suficientes los recursos del estado mexicano para garantizar la ruta trazada por las instituciones de la democracia? No, el derecho de voto si bien lo establece nuestra constitución, como principio sustantivo de la representación política, es evidente que los poderes fácticos están dando muestra de capacidad para conculcarlo cuando juzga que atenta contra sus intereses; el derecho de militar en un  partido político igualmente reconocido por la ley, se ha vuelto peligroso y más cuando ese militante aspira a un cargo de representación política; dirigir un partido en muchas localidades o estados es signo de incertidumbre, objetivo de los nuevos enemigos de la democracia; hacer campañas electorales ofreciendo una oferta política, puede ser una empresa fatal para el mensajero del partido o coalición; incluso en algunas regiones ser electo a un cargo elección sin previo permiso de los poderes facticos puede ser en extremo riesgoso o en otro sentido, instituciones esenciales de la democracia, como son los organismos electorales, realizan sus actividades acotados y capacitar un funcionario de casilla puede ser una tarea de alto riesgo, como también la instalación de una mesa de votación el día de la jornada electoral. Más, todavía, la prensa responsable y sus periodistas viven en constante riesgo al dar seguimiento a cada una de las fases del proceso electoral.

En definitiva, este escenario crítico quizá no se lo imaginaron ni siquiera las mentes más lúcidas cuando iniciamos el tránsito hacia la democracia hace 34 años. La mayoría de los analistas de aquella época fundacional de la democracia seguramente imaginaron un México, que a vuelta de los años, nos llevaría a un sistema de reglas que propiciaría un nuevo tipo de arreglo que atendería de otra forma los problemas estructurales que agobian la sociedad mexicana. Nunca un escenario de desencuentros marcado frecuentemente por el doble discurso que resulta intolerable en estos momentos tan sorprendentes.

Dilemas
Sin embargo, soy de los que confían que con todo lo frágil que son nuestras instituciones, en ellas todavía se encuentra la semilla que puede evitarnos ese deterioro de la vida pública. No tenemos además otra alternativa racional. O somos capaces como sociedad de darnos formas de expresión y articulación de intereses, o estamos llamados a caer en una mayor descomposición social. Aun con todo lo confuso la salida sigue siendo la política, no hay atajos, ni seres providenciales que puedan evitar esa dinámica en democracia.

Los ciudadanos en esa lógica tienen su propia trinchera y agenda. Que es la de poner sus demandas sobre la mesa y empujar a la clase política para que en las instancias naturales del poder político se tomen las decisiones en este momento de alerta nacional. En caso de no hacerlo, unos y otros, seguramente lo lamentaríamos viendo cómo se desvanece la república en las manos de nuestra generación.

Desafíos
¿Cuáles son las zonas que hoy reclaman atención en perspectiva de los comicios de 2012? Señalo cuatro puntualmente y son viables si hay voluntad política:

Primera, evitar el sometimiento del voto ciudadano bajo cualquier forma que se intente, ya que una democracia donde los ciudadanos no ejercen su voto libre y secreto está mutilada de su parte más esencial;

Segunda, garantizar que los procesos de selección de candidatos se sujeten a control constitucional y en esta forma evitar que sean postulados personajes que pudieran tener vínculos con el crimen organizados;

Tercera, control estricto del financiamiento de las campañas electorales para evitar que candidatos reciban apoyos extralegales que distorsionan el principio de equidad en la competencia y desnaturaliza el espíritu de la representación política; y,

Por último, es necesario evitar una tendencia que hemos visto recientemente en Michoacán, cuando a candidatos de todos partidos se les amenazo en las campañas cuando trataban alcanzar un cargo de elección popular.

Necesitamos como sociedad recuperar el espíritu que animó las reformas de finales de los años setenta y que suponíamos habrían de ensanchar las libertades  en las décadas siguientes, lamentablemente la agenda y los poderes fácticos, ha provocado que en un momento avancemos pero en otro retrocedamos, la federación tiene un ritmo y los estados alguna veces otro; incluso, en los mismos estados hay legislaciones de avanzada como también estacionadas y éstas son las más inútiles para atender los nuevos desafíos que plantea la complejidad de la circunstancia política en que estamos viviendo.

Tiempo nublado
Volviendo a Paz y su obra visionaria que plasmó en Tiempo nublado donde su esencia adquiere una actualidad insólita, y no tanto por el tino del autor sobre los grandes acontecimientos que cerraron el siglo XX, sino por lo que algunos de sus exégetasidentifican en su obra esa “tensión moral inclaudicable”, donde el estilo es inseparable de la dramática moral de la Historia. El de hoy, también es un tiempo nublado y necesita de esos hombres visionarios. Su ausencia sólo nos deja la chabacanería de los sucesos mediáticos del día a día, de manera que aun cuando vivimos como nunca la era de la información, no sabemos con certeza qué puede ocurrir mañana. Y es que necesitamos de esa clarividencia para saber por dónde transitamos y cuál es el destino deseable y posible.

* Intervención del autor en la premiación del CEE del Ensayo Político Octavio Paz 2011. Culiacán, 15 de diciembre de 2011.

 

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La Quincena Nº92

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