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985 2 Febrero 2012

Entre el STUANL y el te lo dije
Lylia Palacios

M
onterrey.-
Este 3 de febrero son las elecciones para renovar el comité ejecutivo del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Autónoma de Nuevo León (STUANL). El primer dato es que los sindicalizados no tendremos problemas para elegir, pues sólo se registró una planilla, la “Azul y Oro”, con un médico a la cabeza, el doctor Óscar de la Garza.

En las últimas décadas se fueron asentando, casi como virtud, las candidaturas únicas o de “unidad”. Esta ausencia de contendientes a la burocracia sindical le da por repetir, que es sinónimo de nuestra fortaleza y cohesión como organización gremial. ¿En verdad creen que los trabajadores pensamos lo mismo? No, las planillas de “unidad” son un trillado eufemismo que en otras palabras son el más puro reflejo de la pobre vida sindical del STUANL: asambleas seccionales desiertas, presidentes seccionales ausentes, sindicalizados desinformados. ¿O qué, no es el debate y la
pluralidad de opciones lo que más enriquece la vida democrática?

Ahora, ¿será que los universitarios ya no necesitamos de una organización sindical? Me encantaría decir que sí, que las relaciones laborales al interior de la UANL son tan equitativas y respetuosas que los trabajadores ya no necesitamos negociar colectivamente nuestras condiciones de trabajo. Nuevamente, la realidad es lo contrario. En la UANL, como en la gran mayoría de instituciones educativas y empresariales, se ha instalado el patón (debo decir patrón)  de vulnerabilidad laboral: empleos con contratos temporales, condiciones precarias de trabajo y disminución o estancamiento de prestaciones sociales. Igualmente, somos un sindicato que como muchos ha perdiendo membrecía y no sólo por desinterés de los trabajadores, también por la exclusión que el mismo sindicato hace de los trabajadores por contrato. ¡Qué cosas!, cuando en toda relación laboral debiera protegerse al más débil, en este caso el trabajador temporal, el STUANL no lo integra, dejándolo desprotegido.   

¿Y qué hace el STUANL para frenar este deterioro de las condiciones de trabajo? Poco, casi nada. Pero puede hacer mucho si se reúnen dos elementos: por un lado, voluntad política e inteligencia social de sus dirigentes; y por el otro, participación activa de los sindicalizados. Pues, aunque suena a voluntarismo, la burocratización del STUANL y el deterioro de la relación laboral seguirá creciendo si la base, docentes y administrativos, seguimos en la inercia de “no hacer nada porque no se hace nada”.

Repito lo que le mencionaba el doctor De la Garza, cuando visitó la facultad donde laboro (quien ganará así voten unos cuantos): si se quiere ser un sindicato “competitivo”, hay que potenciar todos nuestros recursos institucionales (el Contrato Colectivo de Trabajo y la Ley Federal del Trabajo), y los gremiales (Secciones informadas y movilizadas). Es decir, un sindicato de “vanguardia” no puede ser aquel que permite que sus agremiados ganen 4 mil o 5 mil pesos mensuales, mientras se reparten discrecionalmente compensaciones millonarias (El Norte, 28 de noviembre al 1 de diciembre del 2011).

Tampoco se gana en fortaleza negociadora cuando una dirigencia sindical acepta el despojo de años de antigüedad a trabajadores temporales a cambio de la planta, como le ha pasado a muchos trabajadores de la UANL. Asimismo, se está muy lejos de una pretendida modernidad, cuando lo que más escasea al interior del sindicato es la información, las formas de comunicación: el STUANL carece de página electrónica (tenía pero la cancelaron), no cuenta con una publicación regular, no ha negociado un espacio en Radio y TV UANL. No contamos con la entrega regular y a tiempo de una copia del contrato colectivo ni de los Estatutos.    

Ahora bien, nadie les pide a los dirigentes que se vuelvan superhéroes, que “luchen” solitos, no. Hay que regresar a la vida gremial, a la asamblea seccional donde circulen las ideas y abunden las opiniones y propuestas. Para eso se necesitan presidentes seccionales que promuevan e incentiven el interés por asistir y participar y eso se hace trabajando diario, enterándose de los problemas de los agremiados. El nuevo comité ejecutivo, si quiere, puede hacer algo más que seguirnos repitiendo que lo más importante es la “unidad”. Palabra vacía y engañosa si no va acompañada de una vida sindical informada, transparente y democrática. A muchos nos consta: discutir, debatir, no sólo no hace daño, ayuda a crecer y no creernos nuestras propias mentiras.

Recuperar la voz y la acción de nuestro sindicato no sólo redundará en mejorar las condiciones de sus trabajadores, que ya sería mucho; también debemos verlo como parte de la urgente recuperación de la UANL, y de todas las universidades públicas como espacios de reflexión, análisis y propuesta social; ¿o qué no es eso lo que quieren decir al promover la UANL la “responsabilidad social”, “el voluntariado”, la “participación social”. Urgen menos discursos pomposos, menos autoelogios y más compromiso social.

No nos vaya a pasar, como dice el promocional del IFE: “te-lo-dije”.

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La Quincena Nº92

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