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985 2 Febrero 2012

EN LAS NUBES
La  infamia
Carlos Ravelo Galindo

C
iudad de México.-
Díganme si no es en verdad ignominioso lo que el gobierno federal pretende hacernos creer con la persecución de tres ex gobernadores de Tamaulipas, luego de que el primero dejó el cargo hace nada más y nada menos que doce años, el segundo ocho y el tercero, apenas tres.

Se trata de Manuel Cavazos Lerma, que quiere ser senador; Tomás Yarrington que ni se acuerda del PAN; y Eugenio Hernández, encarrilado con la próxima elección presidencial. Todo hace suponer que un movimiento de esta naturaleza tiene, sin duda, connotaciones electorales. Vaya, tratar de infamar al partido tricolor que ahora encabeza  la voluntad mayoritaria.

El tema es muy delicado. Se trata de querer “enjuiciar” entre comillas a tres connotados políticos para lograr descalabros eminentemente políticos. Es, al no existir elementos suficientes para un proceso, una infamia. Las autoridades federales  incurren en un error, a lo que ya tienen  acostumbrado a los ciudadanos, porque  solo mantienen un mero ámbito informativo y de escándalo.

Al momento, nadie, ni la señora Procuradora General de la República ha dado la cara. Son funcionarios  menores los que han hecho correr la versión, que no tiene hasta hoy sustento alguno. Por supuesto que cuando los casos se dirimen primero en lo político y en  lo mediático, lo jurídico corre el riesgo de perder la atención de la opinión pública.

No podemos pasar por alto lo que aconteció en el Estado de Michoacán donde casi treinta funcionarios de primer orden, presidentes municipales entre ellos, fueron acusados de diversos delitos. Detenidos, y sujetos a proceso para, luego de las elecciones en que perdió la gubernatura la hermana de don Felipe Calderón, el Poder Judicial de la Federación decretara la absoluta inocencia de todos y  cada uno, que han recuperado sus cargos, pero se les estigmatizo públicamente, sin recibir al menos un “usted dispense…”

Coincido en que acusar para luego tener que libertad por falta de pruebas es un mal endémico de nuestro sistema  de procuración de justicia del que se presume hemos comenzado a salir. Por supuesto que en esta ocasión se entrecruzan los tiempos políticos y la inevitable suspicacia de que un movimiento de esta naturaleza tiene connotaciones de guerra electoral.

La sola investigación de los tres ex mandatarios tamaulipecos tiene que estar sustentada en bases sólidas, no solamente en declaraciones de gente desconocida o testigos protegidos como ahora se les conoce a las marionetas del gobierno. Supone el gobierno que los tres políticos mencionados tuvieron o tienen relación con el crimen organizado de la entidad, pero hasta el momento, luego de doce años no hay ningún elemento positivo del cargo, pero sí la mancha que representa acusarlos de un mal, sin decir cuál.

No se trata de defender a nadie, pero si de dar a conocer que acusaciones sin sustento, como la que dicen que la Procuraduría General de la República abrió contra Vicente Fox Quesada por riqueza inexplicable, caen dentro del adjetivo calificativo utilizado al principio.

No nos cansamos ni nos molestaremos de repetir que la infamia crece cuando la utiliza el poder contra el indefenso, como hoy acontece.

carlosravelogalindo@yahoo.com.mx

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La Quincena Nº92

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