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1115 2 Agosto 2012

 

Robo de Bancomer
Hugo L. del Río

Monterrey.- Thomas Jefferson no era ni remotamente un hombre de izquierdas, pero era una persona de extraordinario talento, sentido común y patriotismo. Por ello, los bancos sólo le inspiraban desconfianza.

La presencia y sobre todo las operaciones de estas empresas son, escribió, más peligrosas que la invasión de un ejército extranjero.

¿Qué podemos decir en México, después del Fobaproa y del numerito que nos receta BBV-Bancomer?

En México la ley es, en el mejor de los casos, una composición literaria que refleja buenas intenciones.

En 2010 –esto en el defe--, doña Ofelia Bautista Magos demandó a Bancomer porque cargó 10,353 pesos más intereses, impuestos y todo eso, en la cuenta de la tarjeta de crédito que la dama reportó como perdida desde 2007.

El juez de Materia Civil Rodolfo Sánchez Zepeda ordenó al director general y presidente del Consejo, Ignacio Deschamps González, que cancelara esos cobros. Nacho no le hizo caso. Derogó el cargo principal, pero mantuvo los recargos secundarios.

Hablamos de una miseria: ni a caja chica llega.

Pero para el banco esa no es la cuestión: lo que está es juego es su poder: ellos no tienen por qué cumplir los mandatos de uno de los pocos magistrados honestos que tiene este país.

A Deschamps se le impuso una multa por desacato: no la pagó. El juzgador giró orden de arresto: nadie le hizo caso. Obsequió un segundo auto de prisión y la policía del defe le contestó que no puede cumplir… porque ignora dónde vive el banquero.

Qué poca madre.

Nacho el gacho finalmente se amparó y está muerto de risa. Ah, pero faltaba la cereza del pastel: Alí Babá y sus cuarenta banqueros ascendieron a Deschamps: ahora es director general de banca minorista –sea eso lo que fuere— urbi et orbi.

Desde luego que, al probar su capacidad para burlar la ley y agandallar para la banca una docena de pesos malhabidos se hizo merecedor de la promoción. Es el modus operandi de los ratas.

Cómo quieren que creamos en el Estado mexicano si todos los días vemos que un muerto de hambre que se roba medio kilo de tortillas es sentenciado a años de prisión, que no cumple porque en el penal lo asesinan a los dos días de ingresar, en tanto que ya ni siquiera los millonetas, sino sus menestrales, roban con todo descaro sin que la autoridad se atreva a molestarlos.

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Nuestras más sentidas condolencias al QH.:. y amigo Pedro Malo por el fallecimiento de su hijo. La resignación sólo vendrá con el tiempo, aunque la herida nunca cerrará.

 

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