Apreciable Luis Lauro:

No entiendo, ni apruebo, la forma en que se ha venido desarrollando en el 15Diario esta polémica sobre “regios y chilangos”.
 
Hice una crítica, sobre un evento realizado el fin de año junto a uno de los monumentos más importantes de país, y expliqué las razones que me llevaron a compartir mis observaciones. Incluso te recuerdo que lo publicado en nuestro espacio siguió a tu sugerencia de poner por escrito lo que en principio sólo formó parte de una charla informal entre nosotros.

No minimizo mi responsabilidad. Y menos lo hago con el grave error que cometí al afirmar de manera equívoca que “la provincia subsidia a la capital”, o algo por el estilo. Ya ofrecí mis disculpas. He aprendido que en números redondos el DF aporta poco más o menos el veinte por ciento del PIB nacional y como entidad federativa recibe poco más del doce (por ciento). Esto significaría –entre otras cosas-, que el Distrito Federal, al igual que Nuevo León, Jalisco, y un puñado de otros estados, son los que aportan a la federación más de lo que reciben. Pero este aspecto no era el tema central del artículo en cuestión. Lo era la visible contradicción de cantar masivamente las glorias del narco en tiempos aciagos como los que estamos viviendo. De esto, nadie ha dicho nada. Absolutamente nada. Ni una sola palabra.

Pero ahora resulta que ya está lista hasta la leña verde. Las autoridades capitalinas son intocables. “Es la izquierda que tenemos” me dicen, después de explicarme paternalmente que mucha gente vive en el Edomex y trabaja en San Jerónimo, o en Narvarte. Y en medio de una revoltura pseudo lírica, ubicua y pobremente escrita en cuanto a sintaxis y ortografía, ahora anuncias en el Buzón del 15D que tenemos “más de regios y chilangos”, y aparecen asuntos como el aborto, el racismo, Barcelona, Keynes, el modelo económico en China, los volcanes -nevados y sin nieve-, y hasta la calidad de la reacción tlaxcalteca frente a la hegemonía del altiplano (léase dominación azteca).

Si en la explicación que ofrecí la primera vez propuse un juego (ver Buzón del lunes 5 de enero), con dos postulados de apariencia contradictoria, cada uno con su dosis de verdad, tal propuesta llevaba la simple intención de mostrar la necesidad de ver las cosas desde un plano superior, más incluyente. Evidentemente, fracasé en mi intento. Para las mentes científicas ortodoxas la fórmula A+B, siempre será igual a C. Tesis inamovible y punto. Así de fuertes son los dogmas y nuestro apego a ellos. Yo estoy hablando de otra cosa.

Las tres capitales
La ciudad de México puede verse como tres ciudades distintas: la de los ricos al poniente, la histórica al centro, y al oriente la ciudad de los pobres. Es por eso que las obras, la infraestructura y el desarrollo se concentran en la zona que sigue acaparando la mayor plusvalía inmobiliaria, y que ahora nuestro izquierdista gobierno capitalino sigue reforzando con obras que seguramente rebasarán los 20 mil millones de pesos. La idea es favorecer la integración del sector financiero capitalino integrando Reforma con Santa Fe. Conozco bien la zona, ahí viví casi veinte años, pagando renta, aclaro.
 
Pero llevo casi sesenta viviendo en el mundo, y cuando veo que tanto la izquierda que tenemos, como los yunquistas en el poder, como los herederos de la dictadura perfecta tricolor, se someten irremediablemente al mandato del gran capital (en perfecta connivencia) me queda clarísimo que nuestro destino clasemediero es el empobrecimiento o la extinción, y ni digamos cómo se están poniendo las cosas más abajo, con y sin festivalitos.

No me extiendo mucho más. Me tendré que conformar con frasecitas en ese mismo tono paternalista como “Te conseguí publicidad del gobierno promoviendo los eventos. Yo no fui, estaba en Monterrey con mis viejos. Pero asumo que hubo un compromiso público de realizarlos. ¡Y para ti fue Foxilandia!”

Creo que me equivoqué otra vez. No es Foxilandia, es un rincón cerca del cielo. Y de fondo escucho los vítores en la arena: ¡Qué chingón!... Como si estuviéramos tratando de joder al vecino, de cumplir y repetir el ritual supremacista del único “triunfador”, que sólo puede haber un chingón (el que friega a los demás).

Lo repetiré una vez más: No entiendo, ni apruebo, la forma en que se ha venido desarrollando en el 15Diario esta supuesta polémica sobre “regios y chilangos”.

Por lo tanto, no voy a insistir en datos como las enormes diferencias existentes entre el costo del agua o del transporte para los habitantes del DF y del resto del país. No voy a profundizar en puntos sutiles (que luego pasan inadvertidos) como el hecho de que además de la partida presupuestaria que lógicamente ejerce la autoridad del DF, allá también se concentra una importantísima derrama económica consecuencia del centralismo que ubica a la Secretaría de Marina cerca del lago de Chapultepec, y así prácticamente toda la operación de las dependencias del Ejecutivo (las demás secretarías) y buena parte del sector paraestatal, lo que ha permitido durante décadas la expansión de una burocracia polichambista, llena de privilegios; todos tan prestos al sí señor presidente, si señor secretario, si señor director, si señor rector, sí señor jefe, y todos tan hábiles para privilegiar lo políticamente correcto por encima de todo, la verdad incluida.

Por último, un poco sobre vectores. No jalo a la derecha, mucho menos para abajo, y en gran medida tampoco hacia el centro. Mi izquierda, que no es hija de la política ortodoxa, sino de otro tipo de ideales y vivencias, ni siquiera se aferra al intocable y sempiterno valor de la propiedad privada. Tal vez alguien pueda percibir alguna arrogancia en mis palabras. En tu caso, estimado Luis Lauro, conoces más a fondo mis motivaciones y sabes que yo hablo de otra cosa.

Y me dirijo a ti, no sólo debido a la infructuosidad de este diálogo de sordos, sino básicamente para anunciarte formalmente mi separación de tu equipo de colaboradores. Ya desde antes de esta coyuntura, por los motivos personales que conoces, habíamos planteado esta posibilidad que ahora se cumple. Son muchos los motivos y razones para expresarte mi agradecimiento sincero y profundo. He aquí una gran oportunidad para revalidar el principio: “Podré estar en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé con la vida tu derecho a decirlo”.

Y como me la pasé diciendo que yo hablo de otra cosa, pero no he dicho cuál cosa, quiero compartir con todos ustedes la traducción libre de un poema de Peter Sinfield, para la canción Epitafio del grupo inglés King Crimson, hace ya cuarenta años.

EPITAFIO
El muro donde escribieron los profetas
está reventando en sus junturas.
Sobre los instrumentos de la muerte
el sol resplandece brillante.
Cuando cada hombre es llevado aparte
con pesadillas y con sueños,
¿Quién colocará la guirnalda de laurel
mientras el silencio ahoga los gritos?

Entre las puertas de hierro del destino,
fueron sembradas las semillas de tiempo,
y regadas por las hazañas de aquellos
que conocen y que son conocidos;
El conocimiento es un amigo mortal
cuando nadie establece las reglas.
El destino de toda la humanidad, yo veo
está en las manos de tontos.

Confusión será mi epitafio,
mientras me arrastro por un camino roto y desquebrajado
Si lo hacemos, todos podremos sentarnos y reír.
Pero temo que mañana lloraré.
Sí, temo que mañana lloraré.

Con esto, querido Luis Lauro, pongo punto final, y desaparezco.

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