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herntitEl ciudadano Francisco Hernández Juárez, líder del Sindicato de Telefonistas, leyó este texto en el marco de "México ante la crisis", realizado el 29 de enero en San Lázaro, ante diputados, senadores, académicos, empresarios y líderes sindicales:

mxcrisisBuenas tardes. Agradezco a los ciudadanos diputados, a los ciudadanos senadores la gentil invitación que me hicieron para participar en este foro.
Tengo unas cuartillas que elaboré con el propósito de leer en este evento, pero como se han dado los acontecimientos no puedo evitar tener que referirme a lo que aquí ha ocurrido.
Primero, he estado participando desde el momento en que se inició este foro en el alcázar del Castillo de Chapultepec, y cada vez queda más claro que no tenemos claro qué va a pasar.
Desde el momento en que me invitaron gentilmente los senadores y los diputados a este foro acudo con un ánimo muy esperanzador de que este foro se constituya en el espacio, en el escenario que genere los consensos para establecer las políticas, las acciones que nos permitan obviamente entrar a resolver los problemas de la crisis y eventualmente también encontrar los consensos y las propuestas que nos permitan resolver los grandes problemas que tiene este país.
Tengo ese ánimo de este foro porque me parece que de manera muy acertada el propósito del foro para responder a los problemas que tenemos ha sido realizado con un ánimo plural, incluyente, con el ánimo de escuchar todas las voces que hoy pueden opinar sobre los problemas que tenemos, y estar dispuestos a escuchar y estar dispuestos a tener consensos y a generar las condiciones para resolver estos problemas.
Me hacían notar, cuando se me explicaban los propósitos del foro, que no era con el ánimo de hacer un ejercicio académico, que no era con el ánimo de escuchar diagnósticos muy elaborados, pero que pudieran surgir de este evento compromisos, consensos, acuerdos para impulsar las soluciones que el país necesita.
Probablemente es que yo sea escéptico, pero me llama la atención que a estas alturas tengamos una propuesta del gobierno federal, tengamos una propuesta del Gobierno del Distrito Federal, tengamos una propuesta del PRD, tengamos una propuesta que va a salir de aquí de la Cámara de Diputados, y la verdad es que en ese sentido uno tendría que decir que qué bueno que hay crisis, porque hoy nos están haciendo el ánimo de hacer propuestas para resolver los problemas.
Pero no deja de llamarme la atención que parece que cada grupo quiere tener su propia propuesta y sus propias soluciones. Yo siento que es de tal magnitud el problema que enfrentamos que ninguna fuerza por sí sola va a ser capaz de resolver los problemas que tiene este país si no hay voluntad de ponernos de acuerdo.
Creo que más que varios planes debería ser un solo plan que pudiéramos promover entre todos y creo que este foro puede generar los espacios, los consensos para trabajar en ese sentido.
Si no, con todo respeto, a mí me da la impresión que hay más ánimo protagónico, más ánimo electoral que realmente ánimo por resolver los problemas del país, y si no se logra, en mi opinión, en este momento, en este espacio, pienso que conforme nos acerquemos a julio las posibilidades de generar los consensos van a ser cada vez más complicados, sin ánimo de colaboración de los partidos, más bien con el ánimo de confrontación y de generar beneficios para sus propios propósitos, las posibilidades de los acuerdos y de las soluciones que este país necesita se van a ir diluyendo.
No me alegra que se dé la crisis para nada, pero me doy cuenta que la crisis está generando estas condiciones, porque hace aproximadamente dos años, una oficina de la ONU que opera aquí en México, esta oficina del programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo me convocó, porque me dijo: oiga, señor Hernández Juárez, queremos conversar con usted, estamos elaborando encuestas con quienes creemos son los dirigentes más importantes de este país y ya llevamos como 200 encuestas.
Ellos me decían que han logrado encuestar a los dirigentes más importantes de este país y me decían: nos llama mucho la atención que encontramos muchas coincidencias de todos de quienes encuestamos, señalando que los problemas del país son graves, señalando la necesidad de que hay que tomar medidas para resolver los problemas del país.
Pero es curioso que de esos 200 dirigentes, de esos 200 líderes de opinión, la mayoría no sabe qué piensa uno al otro, no se comunican, realmente no hay esfuerzos por tratar de encontrar maneras conjuntas para resolver este problema.
Ellos intentaron, inclusive, promover una reunión, viendo que había esa voluntad, hasta se lo expresaron específicamente para que ellos, que habían trabajado en esto, trataran de convocar a una reunión para hacer coincidir todas esas voluntades y jamás pudieron ni siquiera lograr hacer la primera reunión.
Por diferentes razones todos se excusaban y todo mundo tenía muy buenas intenciones, pero a la hora de expresarlas en acciones concretas no había manera de llevarlas a cabo, y de pronto se presenta la crisis y yo veo por todos lados gente trabajando y haciendo propuestas para resolver el problema.
Qué bueno, yo insisto que qué bueno. Pero me desconcierta que hoy todo es la crisis y se están proponiendo cosas para resolver el problema de la crisis, me parece bien.
Ahora en la reunión que se inició el martes alguno de los ponentes decían: es que en este momento lo que hay que hacer es, se está quemando la casa, hay que apagar el fuego. No podemos elegir, hay que apagar el fuego y luego empezar a reconstruir la casa que se nos dañó. Me parece lógico.
Pero eventualmente, si me permiten, cuando estábamos trabajando en la Secretaría del Trabajo con Carlos Abascal, nos decía como dicen muchos empresarios, que hay que entrar a una reforma laboral y uno dice sí, una reforma laboral es indispensable, pero cuando hablan de una reforma estructural ya empieza a tener un tufillo de otra índole, porque nosotros creemos que es indispensable modernizar y democratizar el mundo de trabajo, no nos queda duda; pensar en que un país que quiere acceder a mayores niveles de democracia manteniendo al mundo de trabajo en el autoritarismo, en la antidemocracia, me parece una hipocresía.
Sin el mundo del trabajo, viviendo plenamente como el resto de los ciudadanos mexicanos en un mundo moderno y democrático, me parece absolutamente inaceptable.
Cuando se habla de una reforma laboral uno dice sí, pero entonces uno tiene que ver qué nos está proponiendo o para qué lo está proponiendo, porque no estamos hablando de lo mismo; una reforma laboral para modernizar y democratizar el mundo del trabajo, para que en este país pueda operar a plenitud la libertad y la democracia, me parece la única vía que México tiene para transitar en este sentido.
Pretender una reforma laboral para flexibilizar más el marco laboral, para explotar todavía más a los trabajadores, ¿qué más quieren de los trabajadores? Y por eso cuando se habla de encontrar soluciones a los problemas de la crisis, uno dice: bueno, está bien, pero las soluciones son para sacarnos de la crisis y seguir adelante con el mismo modelo, o para resolver los problemas de la crisis y darle curso a un nuevo modelo, que atenúe los problemas de la desigualdad. Si no es simplemente revolcar el gato y decirnos que hubo algún cambio.
No creo que pueda uno engañarse si no hay ese propósito de impulsar los cambios que se necesitan y dónde yo desarrolle mi actividad en el mundo del trabajo. La Secretaría de Economía dice que hay tres millones de unidades económicas en el país. Es decir, entre tienditas de dos o tres gentes hasta en grandes empresas como Teléfonos de México o como Pemex, de miles de trabajadores.
De esos tres millones de unidades económicas, dos no tienen ni contrato ni sindicato. Las dos terceras partes de los trabajadores no saben qué es un contrato, qué son prestaciones, qué son derechos laborales.
El otro millón, la tercera parte, que tiene contrato y sindicato, de ese millón sólo se revisan 50 mil al año, 950 mil jamás entran a un proceso de mejoramiento para que se mejoren las condiciones de los trabajadores, y se conservan como un secreto de Estado.
Todos los estados ocultan esa información como algo que va a garantizar la seguridad laboral de este país, la paz social. El único estado que tiene registrado en el Internet, en una página, cuántos contratos hay, es el Distrito Federal con 50 mil. Y de esos 50 mil sólo se revisan 5 mil al año. O sea que 45 mil están exactamente igual que hace 20 o 30 años, sin una sola modificación a sus condiciones laborales.
En efecto, yo estoy de acuerdo que este país necesita mejorar. Nos decía el gobierno: si mantenemos el paso con este modelo económico, en 50 años nos vamos a convertir en la quinta potencia económica del mundo. Si alguno de ustedes queda vivo y sucede, nos platica. Yo francamente tengo mis dudas que eso sea cierto. Si no se acaba antes el mundo, bueno probablemente ocurra.
Los chinos, con toda y esa dualidad perversa, que se refleja en el desarrollo de la economía china, el año pasado rebasaron a Alemania, ya son la tercera potencia económica del mundo. Y en cinco años, todos los pronósticos indican que, se va a convertir en la primera potencia económica del mundo, arrastrando 100 millones a los otros 900. Pero están en la vía de convertirse en la primera potencia económica del mundo.
Algo estamos haciendo mal nosotros, que estamos al último. El último país en crecimiento en América Latina. De 180 países, el 170 lugar en el mundo en crecimiento. Cómo podemos decir que vamos bien, si estamos compitiendo con el mundo y vamos al último.
Por eso, nuestros atletas pierden y se sienten satisfechos como la selección mexicana, porque llega al último, pero dice: competí bien, corrí en la misma dirección. Ya nada más faltaba que corrieran para otro lado.
No parece lógico asumir que estamos bien, y que está poniéndonos al último de los competidores. No creo que eso esté funcionando y pienso que el principal problema es la desigualdad. Eso está por delante de cualquier otra cosa.
Tenemos dos países. Cómo pueden estar bien los trabajadores, cuando en 1982 con un salario mínimo compraban 54 kilos de tortilla. Hoy va un trabajador con su salario mínimo y sólo le entregan 5 kilos de tortilla.
Cómo pueden estar bien los campesinos, que 400 mil cada año tienen que buscar mejor vida pasando a Estados Unidos, arriesgando su vida, para encontrar una manera de vivir mejor.
Cómo pueden estar bien los mexicanos con esta política económica, con 60 millones de pobres que la ONU considera que están en condiciones inaceptables. Están bien si se habla de que esta política es buena, pues 12 de los mexicanos que están en la lista de los 500 hombres más ricos del mundo, ellos sí están bien.
Y hasta me agacho cuando se trata de eso, cuando dicen de "los dirigentes de los sindicatos de comunicaciones rapaces...", yo por si las dudas, me agaché. El segundo hombre más rico del mundo, que con sus 50 mil millones de dólares de fortuna gana 26 millones de dólares diarios, él sí están bien; pero no la mayoría de los mexicanos.
Si en la crisis o en el desarrollo del modelo económico o las medidas que se asumen no son para resolver los problemas de la desigualdad, en mi opinión lo demás es hipocresía y demagogia; querer que las cosas sigan iguales, y yo la verdad, si pudiéramos trabajar con los diputados y los senadores en el ámbito de las reformas laborales para modernizar y democratizar el mundo del trabajo, dejar que la Secretaría del Trabajo deje de ser una institución de control político para favorecer a sus amigos, a sus aliados, porque quiere resolver el problema de la corrupción y se ha puesto en la mira del Sindicato Minero.
No lo van a soltar hasta destruir ese sindicato y destituir a ese dirigente, que porque se robó el dinero de los trabajadores; está bien, si se robó el dinero que lo metan a la cárcel, que lo refundan; pero primero que le hagan un juicio y que se lo demuestren. Todavía no lo tienen y ya lo destituyeron, ya lo exiliaron. No le han entregado la toma de nota y quieren destruir al sindicato.
A los de Cananea los van a doblegar porque se resisten a rendirse frente a la agresión del gobierno, pero nuestros amigos y nuestros aliados, ¿en esos no se nota la corrupción? A los dirigentes sindicales que nos dan votos y que nos apoyan para nuestras políticas, ¿en ésos no importa que haya corrupción? Eso es hipocresía.
Creo que la Unión Nacional de Trabajadores está en la mejor disposición de respaldar en su trabajo a las Cámaras de Senadores y de Diputados.
Nuestra propuesta es: vamos por la modernización y democratización del mundo del trabajo y tenemEl ciudadano Francisco Hernández Juárez: Buenas tardes. Agradezco a los ciudadanos diputados, a los ciudadanos senadores la gentil invitación que me hicieron para participar en este foro.
Tengo unas cuartillas que elaboré con el propósito de leer en este evento, pero como se han dado los acontecimientos no puedo evitar tener que referirme a lo que aquí ha ocurrido.
Primero, he estado participando desde el momento en que se inició este foro en el alcázar del Castillo de Chapultepec, y cada vez queda más claro que no tenemos claro qué va a pasar.
Desde el momento en que me invitaron gentilmente los senadores y los diputados a este foro acudo con un ánimo muy esperanzador de que este foro se constituya en el espacio, en el escenario que genere los consensos para establecer las políticas, las acciones que nos permitan obviamente entrar a resolver los problemas de la crisis y eventualmente también encontrar los consensos y las propuestas que nos permitan resolver los grandes problemas que tiene este país.
Tengo ese ánimo de este foro porque me parece que de manera muy acertada el propósito del foro para responder a los problemas que tenemos ha sido realizado con un ánimo plural, incluyente, con el ánimo de escuchar todas las voces que hoy pueden opinar sobre los problemas que tenemos, y estar dispuestos a escuchar y estar dispuestos a tener consensos y a generar las condiciones para resolver estos problemas.
Me hacían notar, cuando se me explicaban los propósitos del foro, que no era con el ánimo de hacer un ejercicio académico, que no era con el ánimo de escuchar diagnósticos muy elaborados, pero que pudieran surgir de este evento compromisos, consensos, acuerdos para impulsar las soluciones que el país necesita.
Probablemente es que yo sea escéptico, pero me llama la atención que a estas alturas tengamos una propuesta del gobierno federal, tengamos una propuesta del Gobierno del Distrito Federal, tengamos una propuesta del PRD, tengamos una propuesta que va a salir de aquí de la Cámara de Diputados, y la verdad es que en ese sentido uno tendría que decir que qué bueno que hay crisis, porque hoy nos están haciendo el ánimo de hacer propuestas para resolver los problemas.
Pero no deja de llamarme la atención que parece que cada grupo quiere tener su propia propuesta y sus propias soluciones. Yo siento que es de tal magnitud el problema que enfrentamos que ninguna fuerza por sí sola va a ser capaz de resolver los problemas que tiene este país si no hay voluntad de ponernos de acuerdo.
Creo que más que varios planes debería ser un solo plan que pudiéramos promover entre todos y creo que este foro puede generar los espacios, los consensos para trabajar en ese sentido.
Si no, con todo respeto, a mí me da la impresión que hay más ánimo protagónico, más ánimo electoral que realmente ánimo por resolver los problemas del país, y si no se logra, en mi opinión, en este momento, en este espacio, pienso que conforme nos acerquemos a julio las posibilidades de generar los consensos van a ser cada vez más complicados, sin ánimo de colaboración de los partidos, más bien con el ánimo de confrontación y de generar beneficios para sus propios propósitos, las posibilidades de los acuerdos y de las soluciones que este país necesita se van a ir diluyendo.
No me alegra que se dé la crisis para nada, pero me doy cuenta que la crisis está generando estas condiciones, porque hace aproximadamente dos años, una oficina de la ONU que opera aquí en México, esta oficina del programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo me convocó, porque me dijo: oiga, señor Hernández Juárez, queremos conversar con usted, estamos elaborando encuestas con quienes creemos son los dirigentes más importantes de este país y ya llevamos como 200 encuestas.
Ellos me decían que han logrado encuestar a los dirigentes más importantes de este país y me decían: nos llama mucho la atención que encontramos muchas coincidencias de todos de quienes encuestamos, señalando que los problemas del país son graves, señalando la necesidad de que hay que tomar medidas para resolver los problemas del país.
Pero es curioso que de esos 200 dirigentes, de esos 200 líderes de opinión, la mayoría no sabe qué piensa uno al otro, no se comunican, realmente no hay esfuerzos por tratar de encontrar maneras conjuntas para resolver este problema.
Ellos intentaron, inclusive, promover una reunión, viendo que había esa voluntad, hasta se lo expresaron específicamente para que ellos, que habían trabajado en esto, trataran de convocar a una reunión para hacer coincidir todas esas voluntades y jamás pudieron ni siquiera lograr hacer la primera reunión.
Por diferentes razones todos se excusaban y todo mundo tenía muy buenas intenciones, pero a la hora de expresarlas en acciones concretas no había manera de llevarlas a cabo, y de pronto se presenta la crisis y yo veo por todos lados gente trabajando y haciendo propuestas para resolver el problema.
Qué bueno, yo insisto que qué bueno. Pero me desconcierta que hoy todo es la crisis y se están proponiendo cosas para resolver el problema de la crisis, me parece bien.
Ahora en la reunión que se inició el martes alguno de los ponentes decían: es que en este momento lo que hay que hacer es, se está quemando la casa, hay que apagar el fuego. No podemos elegir, hay que apagar el fuego y luego empezar a reconstruir la casa que se nos dañó. Me parece lógico.
Pero eventualmente, si me permiten, cuando estábamos trabajando en la Secretaría del Trabajo con Carlos Abascal, nos decía como dicen muchos empresarios, que hay que entrar a una reforma laboral y uno dice sí, una reforma laboral es indispensable, pero cuando hablan de una reforma estructural ya empieza a tener un tufillo de otra índole, porque nosotros creemos que es indispensable modernizar y democratizar el mundo de trabajo, no nos queda duda; pensar en que un país que quiere acceder a mayores niveles de democracia manteniendo al mundo de trabajo en el autoritarismo, en la antidemocracia, me parece una hipocresía.
Sin el mundo del trabajo, viviendo plenamente como el resto de los ciudadanos mexicanos en un mundo moderno y democrático, me parece absolutamente inaceptable.
Cuando se habla de una reforma laboral uno dice sí, pero entonces uno tiene que ver qué nos está proponiendo o para qué lo está proponiendo, porque no estamos hablando de lo mismo; una reforma laboral para modernizar y democratizar el mundo del trabajo, para que en este país pueda operar a plenitud la libertad y la democracia, me parece la única vía que México tiene para transitar en este sentido.
Pretender una reforma laboral para flexibilizar más el marco laboral, para explotar todavía más a los trabajadores, ¿qué más quieren de los trabajadores? Y por eso cuando se habla de encontrar soluciones a los problemas de la crisis, uno dice: bueno, está bien, pero las soluciones son para sacarnos de la crisis y seguir adelante con el mismo modelo, o para resolver los problemas de la crisis y darle curso a un nuevo modelo, que atenúe los problemas de la desigualdad. Si no es simplemente revolcar el gato y decirnos que hubo algún cambio.
No creo que pueda uno engañarse si no hay ese propósito de impulsar los cambios que se necesitan y dónde yo desarrolle mi actividad en el mundo del trabajo. La Secretaría de Economía dice que hay tres millones de unidades económicas en el país. Es decir, entre tienditas de dos o tres gentes hasta en grandes empresas como Teléfonos de México o como Pemex, de miles de trabajadores.
De esos tres millones de unidades económicas, dos no tienen ni contrato ni sindicato. Las dos terceras partes de los trabajadores no saben qué es un contrato, qué son prestaciones, qué son derechos laborales.
El otro millón, la tercera parte, que tiene contrato y sindicato, de ese millón sólo se revisan 50 mil al año, 950 mil jamás entran a un proceso de mejoramiento para que se mejoren las condiciones de los trabajadores, y se conservan como un secreto de Estado.
Todos los estados ocultan esa información como algo que va a garantizar la seguridad laboral de este país, la paz social. El único estado que tiene registrado en el Internet, en una página, cuántos contratos hay, es el Distrito Federal con 50 mil. Y de esos 50 mil sólo se revisan 5 mil al año. O sea que 45 mil están exactamente igual que hace 20 o 30 años, sin una sola modificación a sus condiciones laborales.
En efecto, yo estoy de acuerdo que este país necesita mejorar. Nos decía el gobierno: si mantenemos el paso con este modelo económico, en 50 años nos vamos a convertir en la quinta potencia económica del mundo. Si alguno de ustedes queda vivo y sucede, nos platica. Yo francamente tengo mis dudas que eso sea cierto. Si no se acaba antes el mundo, bueno probablemente ocurra.
Los chinos, con toda y esa dualidad perversa, que se refleja en el desarrollo de la economía china, el año pasado rebasaron a Alemania, ya son la tercera potencia económica del mundo. Y en cinco años, todos los pronósticos indican que, se va a convertir en la primera potencia económica del mundo, arrastrando 100 millones a los otros 900. Pero están en la vía de convertirse en la primera potencia económica del mundo.
Algo estamos haciendo mal nosotros, que estamos al último. El último país en crecimiento en América Latina. De 180 países, el 170 lugar en el mundo en crecimiento. Cómo podemos decir que vamos bien, si estamos compitiendo con el mundo y vamos al último.
Por eso, nuestros atletas pierden y se sienten satisfechos como la selección mexicana, porque llega al último, pero dice: competí bien, corrí en la misma dirección. Ya nada más faltaba que corrieran para otro lado.
No parece lógico asumir que estamos bien, y que está poniéndonos al último de los competidores. No creo que eso esté funcionando y pienso que el principal problema es la desigualdad. Eso está por delante de cualquier otra cosa.
Tenemos dos países. Cómo pueden estar bien los trabajadores, cuando en 1982 con un salario mínimo compraban 54 kilos de tortilla. Hoy va un trabajador con su salario mínimo y sólo le entregan 5 kilos de tortilla.
Cómo pueden estar bien los campesinos, que 400 mil cada año tienen que buscar mejor vida pasando a Estados Unidos, arriesgando su vida, para encontrar una manera de vivir mejor.
Cómo pueden estar bien los mexicanos con esta política económica, con 60 millones de pobres que la ONU considera que están en condiciones inaceptables. Están bien si se habla de que esta política es buena, pues 12 de los mexicanos que están en la lista de los 500 hombres más ricos del mundo, ellos sí están bien.
Y hasta me agacho cuando se trata de eso, cuando dicen de "los dirigentes de los sindicatos de comunicaciones rapaces...", yo por si las dudas, me agaché. El segundo hombre más rico del mundo, que con sus 50 mil millones de dólares de fortuna gana 26 millones de dólares diarios, él sí están bien; pero no la mayoría de los mexicanos.
Si en la crisis o en el desarrollo del modelo económico o las medidas que se asumen no son para resolver los problemas de la desigualdad, en mi opinión lo demás es hipocresía y demagogia; querer que las cosas sigan iguales, y yo la verdad, si pudiéramos trabajar con los diputados y los senadores en el ámbito de las reformas laborales para modernizar y democratizar el mundo del trabajo, dejar que la Secretaría del Trabajo deje de ser una institución de control político para favorecer a sus amigos, a sus aliados, porque quiere resolver el problema de la corrupción y se ha puesto en la mira del Sindicato Minero.
No lo van a soltar hasta destruir ese sindicato y destituir a ese dirigente, que porque se robó el dinero de los trabajadores; está bien, si se robó el dinero que lo metan a la cárcel, que lo refundan; pero primero que le hagan un juicio y que se lo demuestren. Todavía no lo tienen y ya lo destituyeron, ya lo exiliaron. No le han entregado la toma de nota y quieren destruir al sindicato.
A los de Cananea los van a doblegar porque se resisten a rendirse frente a la agresión del gobierno, pero nuestros amigos y nuestros aliados, ¿en esos no se nota la corrupción? A los dirigentes sindicales que nos dan votos y que nos apoyan para nuestras políticas, ¿en ésos no importa que haya corrupción? Eso es hipocresía.
Creo que la Unión Nacional de Trabajadores está en la mejor disposición de respaldar en su trabajo a las Cámaras de Senadores y de Diputados.
Nuestra propuesta es: vamos por la modernización y democratización del mundo del trabajo y tenemos una propuesta como iniciativa, que esperamos que sea tomada en cuenta para sus conclusiones. Gracias, muy amables.os una propuesta como iniciativa, que esperamos que sea tomada en cuenta para sus conclusiones. Gracias, muy amables.

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