• Los incrementos de impuestos y precios harán polvo a los consumidores

• La “cuesta de enero”, desagradable regalo de los “reyes magos” de Hacienda

Para los espíritus delicados y sensibles, tengo que comenzar advirtiendo que el verbo chingar no es una palabra mala, tanto que los barones de la lengua castellana que estudian los conceptos, las ideas y la palabra, expresión de las primeras, hombres doctos que no pueden ser acusados de chocarreros ni vulgares lo aprobaron desde hace muchos años en su infinidad de acepciones y lo incluyeron en el Diccionario de la Real Academia. Así que es correcto – la palabra más precisa para indicar que a los mexicanos de la clase media (creo, en realidad, que la clase media ya no existe más) se los va a llevar la chingada este año con la decisión totalmente antieconómica de las autoridades hacendarias de elevar los impuestos y los precios de los bienes y servicios básicos, y no decir nada de un incremento justo a los salarios, que sea compensador y que ayude a los llamados consumidores a hacer frente a la escalada de la inflación. El futuro inmediato podría llegar al grado de que la economía entre en lo que los economistas llaman “estanflación”, nulo crecimiento de las actividades productivas y una escalada incontrolable de los precios, sobre todo de la canasta básica, de lo que los ciudadanos necesitan para sobrevivir en este mundo matraca, como dice Francisco Gómez de Quevedo y Santibáñez Villegas, “noble”, político y escritor español del Siglo de Oro.

Todos los especialistas conscientes, profesionales, serios están seguros de que los incrementos de los impuestos acogotarán a los ciudadanos de ingresos medios. Hace unos días, Carlos Coto, de la consultora LatinPanel, se atrevió a pronosticar que el mayor impacto del tsunami de aumentos en precios será, para población clase mediera, durante el primer semestre de 2010. Aumentaron el gas LP, la gasolina y la electricidad y por consiguiente hubo aumentos, de esos que llaman “inerciales”, por el ajuste en el Impuesto al Valor Agregado (IVA). Con Coto está totalmente de acuerdo Raúl Feliz, del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE). "Primero, tendrán que pagar un Impuesto Sobre la Renta al alza y además es un segmento que adquiere productos y servicios en supermercados y en el sector formal, con lo cual se verá afectado por el Impuesto al Valor Agregado. A la vez, la clase media tiene automóvil y pagará más por tenencia y gasolina", explicó. Al enfrentarse a un mayor gasto, las familias se verán obligadas a ajustar su presupuesto, lo que obligará, a fortiori, a menores tasas de crecimiento del consumo, y seguirá el círculo vicioso, dia–bólico de una economía enferma, no por su propia dinámica, sino por incorrectas decisiones de los economistas gubernamentales. No hay oferta. La oferta que hay se dispara en sus precios. La gente no puede pagar lo que ayer valía la mitad de lo que vale hoy. Todo tergiversado. Las leyes de la oferta y la demanda fueron enviadas también a la chingada por los tales economistas, que no tienen ni idea de que pueden recaudar más dinero para el erario ampliando la base de contribuyentes, subiendo los precios de los productos suntuarios, de las bebidas alcohólicas, de los cigarrillos, de los autos de lujo, de infinidad de productos que no sirven para nada más que para satisfacer el ego.

Excluyendo alimentos y medicinas (por cuánto tiempo, porque si fuera por los economistas de Hacienda ya se estaría pagando IVA por estos productos. Ayer escuchaba que un prominente diputado priísta habría afirmado: “No tendríamos madre si impusiéramos impuestos a alimentos y medicamentos), todos los bienes y servicios que paga una familia periódicamente, tienen un impacto inmediato en el precio por la nueva tasa de IVA de 16 por ciento generalizada y 11 por ciento en frontera. Esto incluye productos tan diversos de la canasta de consumo como artículos de limpieza, productos de cuidado personal como jabones, pasta de dientes, cremas, consumibles de su hogar como focos, alimentos para mascotas, cristalería y una larga lista. Se encarece asimismo el costo de los servicios bancarios como tarjetas cuyos intereses ordinarios y moratorios causan IVA, de los boletos de avión y del arrendamiento de bienes inmuebles.

Hay que tomar en cuenta también el aumento de la televisión por cable, la telefonía celular, la telefonía fija y los servicios satelitales, que además del IVA tendrán un nuevo gravamen de 3 por ciento. Cada hogar pagaría 14.32 pesos más al mes en servicios de telecomunicaciones, bajo el nuevo régimen de contribuciones. De acuerdo con estimaciones de la Asociación Nacional de Telecomunicaciones, 40 por ciento de los usuarios de telefonía móvil pertenecen a los sectores populares, por lo que el aumento en la tasa impositiva podría ocasionar una reducción del servicio de entre 2 y 5 millones de suscriptores. El alza de impuestos también afecta a las empresas, debido a que las compañías sólo podrán aplazar su pago de impuestos del ISR durante cinco años a partir de 2010, y no durante 10, como hacían antes. Los grandes grupos empresariales están obligados a pagar en 2010 un 25% de sus impuestos adeudados y el resto de manera paulatina en los siguientes cuatro años.

Estas subidas tributarias de 2010 buscan cubrir una parte de un agujero fiscal de 300,000 millones de pesos (unos 23.076 millones de dólares) debido a la caída de la recaudación por la menor actividad económica y el desplome de los precios del petróleo, del que México obtiene el 30 por ciento de sus ingresos públicos. Con todo y las medidas draconianas implantadas, los evasores y elusores continuarán sobreviviendo. Y los platos rotos los pagará la gente de abajo.

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