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ATAQUE ENTRETEJIDO A LA IGLESIA EN ESCOBEDO
Ricardo A. Martínez Espinosa

marimgLa agresión contra una iglesia en Escobedo con pintas satánicas nos debe alarmar sobremanera. No se trata únicamente de un acto vandálico, sino que puede encerrar algunas reflexiones dignas de atención por parte de nuestra ciudad.

Si pensamos en la sociedad como un tejido entre individuos y grupos, el problema de estos ataques contra instituciones-pegamento como puede ser una parroquia en una colonia (desde las marginadas hasta las más opulentas), es que no sólo afectan a los religiosos, sino a todo el grupo que ahí se congregue. Podríamos medir qué tanta fuerza centrípeta (fuerza que viene de los alrededores hacia el centro) hay en cada uno de estos lugares: familias, parroquias, juntas vecinales, clubes deportivos, etcétera ¿Por qué un ataque contra esta iglesia? ¿Quién puede estar interesado en hacerlo?

En Monterrey y su área metropolitana funcionan esencialmente dos tipos de instituciones-pegamento: los clubes de futbol y las iglesias. Podrá haber otros que sin duda ejercen una fuerte amalgama, pero éstos no se reproducen sistemáticamente en toda la ciudad. Futbolistas jugando los sábados y domingos, y fieles creyentes los hay por toda la geografía regiomontana.

Atacar uno de estos símbolos tiene por lo tanto una doble connotación. Por un lado está el asunto evidente de un ataque no sólo a un edificio, sino a una religión. Las pintas muestran un desprecio casi caricaturesco hacia la religión católica. Símbolos satánicos pintados en las paredes parecen más una burla que un verdadero intento de ataque contra las creencias de muchos de los regiomontanos (o al menos quienes asisten regularmente a esa capilla). Sin embargo, por el otro lado está también presente una agresión mucho más peligrosa. Se trata de un síntoma grave de desesperación. El mensaje explícito en uno de los rayones indica: “¿dónde ha estado Jesús cuando lo necesitas?” ¿Qué significa una anotación de este tipo para un regiomontano promedio? ¿Cuánto de reflexión hay en esa expresión? La desesperanza de una situación tan crítica como la que estamos viviendo en esta ciudad genera actitudes de frustración que tienden a ser acumulativas y cada vez más explosivas.

Repito, no se trata de un ataque a una iglesia en particular, sino a un estado pasivo de la sociedad. La iglesia por lo tanto no viene a representar más que a un pegamento que tal vez ya no está teniendo tanta fuerza como lo solía tener. Una sociedad sin pegamento tenderá fácilmente a perder su tejido que le permite soportar precisamente los embates económicos y sociales asociados a una crisis económica como la que hoy vivimos, y sobre todo a los intentos del crimen organizado por desarticularnos como sociedad y apoderarse de nosotros completamente.

Puede tratarse de un juego y un simple robo. Pero revisando con detalle la psicología detrás de quien apuntó ese aerosol contra las paredes de la iglesia en Escobedo, podríamos preguntarnos: ¿estamos haciendo lo suficiente para mantenernos entretejidos como sociedad?

http://lasillaquevuela.blogspot.com

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